La afición sueca en la sala de prensa, jugadores buscando a sus familias...: así fueron las horas más tensas en el Bélgica-Suecia

El Bélgica-Suecia fue suspendido en el descanso tras el atentado terrorista que ocurrió en la previa del partido. El asesino acabó con la vida de dos hinchas suecos, que portaban la camiseta de su país. Posteriormente, reivindicó el tiroteo en su cuenta de Facebook, en la que se proclamó como un miembro del Estado Islámico y no fue hasta la mañana de este martes que fue encontrado y abatido por la policía. Ante lo ocurrido, el país declaró el estado máximo de alerta antiterrorista, lo que afectó a lo que seguía ocurriendo en el interior del estadio Rey Balduino. La evacuación se produjo cerca de las doce de la noche y de forma segura. Los hinchas suecos se tuvieron que quedar más tiempo y no podían regresar a sus hoteles ni al centro de la ciudad en primera instancia. Finalmente, fueron escoltados por la policía a sus propios alojamientos, una vez se cercioraron de que era "un lugar seguro".

Tras la suspensión del encuentro, la megafonía instó a todos los seguidores allí presentes a permanecer en el interior de las instalaciones. Minutos más tarde, se abrió la sala de prensa para acoger a hinchas de Bélgica y Suecia. Entre medias, todo el estadio cantó al unísono "Tous ensemble", encendieron las linternas del móvil y comenzaron a gritar "Suecia, Suecia".

El presidente de la Federación Sueca, Frederik Reinfeldt, explicó qué había sucedido en el estadio: "Hemos oído que los suecos han sido asesinados. Realmente no sabemos qué ha pasado. No sabemos si han sido capturados. Los jugadores han decidido no jugar más. Hay 700 suecos aquí y deben estar a salvo. La policía ha dicho que estar en el estadio es lo más seguro. Nadie sabe cuánto puede durar esto".

De momento, la alerta antiterrorista en Bélgica ha llevado al cierre de varias estaciones de metro. HLN apunta a que los camiones de la retransmisión televisiva han sido instados a abandonar las inmediaciones del estadio por la policía. A la 1:10 de este miércoles, las autoridades aún no han detenido al autor del atentado. Los aficionados, no obstante, ya están en un lugar seguro. La policía, de hecho, desalojó la zona para que el camino entre estadio y párking estuviera despejado y todos se pudieran desplazar con total seguridad.

El sistema de alertas de Bélgica informó: "Estamos buscando escoltar a los aficionados fuera del estadio de manera segura. Recibirán más información in situ. Sigan las instrucciones de los servicios de emergencia". Más de 35.000 espectadores aguardaron el momento de poder volver a sus casas sin peligro. También los futbolistas, que se encontraban en los vestuarios. Cerca de las 23:50 se procedió a la evacuación. Los suecos no podían volver a sus hoteles en primera instancia, pero después fueron escoltados por la policía a sus alojamientos, una vez comprobado que era "un lugar seguro". Mientras, los futbolistas están a salvo y regresarán lo antes posible a sus respectivos hogares. Los suecos cogen un vuelo a las dos de la mañana rumbo a su país.

Mientras todos permanecían en el interior del estadio, Suecia improvisó una rueda de prensa para informar de lo que había sucedido. Janne Andersson, seleccionador nacional, explicó el proceso: "Es difícil pensar en el fútbol ahora. Jugamos la primera mitad y cuando llegamos al vestuario recibimos el mensaje. Esto es increíble. ¿A dónde vamos en el mundo? ¿Si deberíamos terminar la segunda mitad rápidamente? Es un tema que no encuentro interesante en este momento".

El capitán Lindelof, en la misma línea: "Cuando me enteré de la noticia, hablé primero con mis compañeros y luego con los jugadores belgas. Inmediatamente hubo una gran solidaridad en el vestuario belga. Emocionalmente era imposible seguir jugando. Esto es terrible. La idea de que te maten por la calle con una camiseta sueca... Desafortunadamente, en todas partes de la sociedad se ven personas con armas. Me gustaría expresar mi más sentido pésame a las víctimas en nombre de los jugadores".

UEFA marca la prioridad de reanudar un partido suspendido lo antes posible, preferiblemente al día siguiente. No obstante, esta es una situación drástica que podría forzar su aplazamiento de forma indefinida. En caso de que así sucediese, se necesita buscar un hueco en el calendario internacional para poder disputar el segundo tiempo. En noviembre, hay un nuevo parón, pero Suecia disputa dos encuentros oficiales, los dos que le restan del grupo.

Suecia está eliminada y Bélgica matemáticamente clasificada, pero el resultado resulta trascendental para los belgas para garantizar su primera posición, que condicionará los bombos del sorteo de la próxima Eurocopa. El reglamento marca que el partido debe disputarse en el mismo estadio, pero la excepcionalidad de la situación permitiría a UEFA cambiar de feudo o decretar el duelo a puerta cerrada. De momento, la prioridad es la seguridad de todos los presentes y la disputa de los 45 minutos restantes no es algo que se encuentre en discusión. 

Así lo explicó Manu Leroy, presidente interino de la federación belga: "Los jugadores se han ido a casa. Cómo proceder con el partido es la menor de nuestras preocupaciones. Quince minutos antes del arranque, no había elementos suficientes para cancelar el partido y, además, el estadio era el lugar más seguro para todos los aficionados. Los suecos se dirigieron al aeropuerto con escolta policial. A nuestros jugadores se les permitió salir según lo previsto antes del partido. Algunos regresaron a Tubize, otros a casa o al extranjero". Con todos los jugadores de vuelta en sus casas se imposibilita una reanudación inmediata. Lo más importante: todos se encuentran en perfecto estado.