Una asistencia y media para la zurda de Turquía, Arda Güler: "Corrió como nunca, estoy orgulloso"

"Cómo las pone Arda Güler". Era el minuto uno del partido entre Turquía y Austria y la reacción ya era unánime: en su primer córner a favor, gol. Esa zurda, inconfundible. No fue directo de milagro, la sacó un defensa, pero del errático despeje llegó el remate de Demiral. En segundos la tendencia ya era clara: a Güler se le espera desde el primer momento y, visto lo visto, Güler aparece cuando más hace falta. "Ha hecho una actuación magnífica. Corrió como nunca lo ha hecho en su carrera y también estoy orgulloso de eso. Jugó para el equipo. Todavía le falta un poco físicamente por su corta edad. Pero le tengo que felicitar. Estoy orgulloso de él", describió Montella.

Turquía estaba celebrando su pase a los cuartos de final a la vez que confirmaba, por si quedaban dudas, que los 19 años de su estrella significan, con suerte, muchos más años liderando a la selección. El runrún de la grada cuando Güler toca el balón es inconfundible. La toca, pide calma y se hace grande.

El reto ante Austria era jugar de delantero sin ser delantero. No había un nueve en el esquema de Montella, así que Güler se movió para beneficio de su equipo: atrasaba su posición, jugaba entre líneas, giraba cuando recibía. Todo ello con unos gestos técnicos y una precisión de alguien con un talento especial. Para redondear su inicio de partido, vio la oportunidad y trató de marcar desde el centro del campo, como ya lo intentara ante Osasuna en La Liga, pero su golpeo no fue perfecto.

A la hora de partido, otro córner. Otra vez su zurda. Y otra vez gol de Demiral, rematando un balón que pedía ser cabeceado con violencia.

Mientras tanto, alguna bronca de sus compañeros. Pero bronca de las buenas, de las que enseñan: lo quiere sacar todo, tirar todo, sea su pierna o no, y sus compañeros se lo dicen. Güler acepta esperando tirar la siguiente. ¿Que la pide al pie y no se la dan? Se enfada, protesta, pero le mandan a paseo. Y está bien que sea así. Y es muy sano. Y le va a ayudar mucho.

Con el 2-0 en el marcador, Gregoritsch recortó distancias. Austria apretó. Se acercó al empate. Y Güler fue sustituido por jugar con fuego: estuvieron a punto de sacarle amarilla por protestar dos veces. Y eso le hubiera dejado fuera de los cuartos. Montella, con buen criterio, le sacó en el 77. Ovación, aplausos y a esperar: porque fue en el 94 cuando Mert Gunok, guardameta del Besiktas, regaló a todos la parada de la Eurocopa para evitar el empate y darle la clasificación a Turquía.