La ayuda invisible de Topuria a la generación ganadora de Georgia: "Representa todo lo que deben ser"

Dortmund (Alemania).- No ha viajado a Alemania, la tierra que le vio nacer y crecer hasta los siete años, cuando se trasladó a Georgia, de donde es su familia. Allí vivió hasta los 15 y empezó a descubrir en el colegio la lucha grecorromana, deporte olímpico que le ha dado 19 medallas a su país (incluyendo la lucha libre) y cultura que le ayudó a seguir aprendiendo las artes marciales mixtas en Alicante: embrión en la creación de un campeón del mundo de UFC. Tres patrias, por lo tanto, para Ilia Topuria, aunque él siempre reconoció dos: España y Georgia. Su espíritu, cómo no podía ser de otra forma, sobrevoló el Signal Iduna Park de Dortmund en el Turquía-Georgia (3-1).

El campeón del mundo no acudió a Alemania. Es un talismán para la selección aunque sea a miles de kilómetros. Después de conseguir su éxito en la UFC y con el cinturón que le acreditó como campeón mundial, acudió al Dinamo Arena y presenció el 2-0 ante Luxemburgo en las semifinales del playoff a la Eurocopa el pasado marzo. El luchador posó con la otra estrella georgiana, Kvrava, el jugador del Nápoles, y después acudió al vestuario a celebrarlo con sus compatriotas. Ese momento no lo olvidan los aficionados que acudieron a Dortmund. "Fue una sorpresa y un orgullo para todos cuando acudió. Le hicimos un homenaje, estuvo en el vestuario. Nos dio suerte", rememora Giorgi, un espectador que peina canas y considera a Topuria "uno de los referentes del país".

Por conexión generacional, Helena, una joven hincha con los colores de la bandera de Georgia pintados en la cara y acompañada de su padre y de su tío, define a la perfección lo que es Topuria: "Es muy popular, representa todo lo que debe ser un hombre y en lo que se deben fijar los jóvenes. Es un pop star. Su dignidad, su talento y su manera de pelear son increíbles". La aficionada va más allá mientras admira el papel de su selección ("¡es nuestra primera Eurocopa!", apunta). "Es un ejemplo para la generación que viene. Él y Kvrava son los número uno, el ejemplo del trabajo duro y del éxito de un país que necesita referentes así", argumentó.

El pasado 17 de marzo el luchador llegó a Tibilisi a ofrecer el cinturón de campeón mundial y la expectación fue desbordante. Al menos 5.000 personas acudieron al aeropuerto de la capital a recibirlo, y las imágenes dieron la vuelta al mundo. Un país carente de iconos internacionales, por eso figuras como las de Kvrava o Topuria son las que sirven de inspiración a la actual selección y a las nuevas generaciones: "Toda su familia es de allí, y estamos orgullosos de él porque enseña al mundo lo que es Georgia".

Situado entre Turquía y Rusia, en una zona que pasa desapercibida en el mundo. Según los datos internacionales, en los últimos diez años Georgia ha adelantado 43 puestos en el ránking mundial de la felicidad, el riesgo de pobreza se ha reducido un 11% aunque en los dos últimos años ha perdido 27 posiciones en el índice de brecha de género, una de las asignaturas pendientes como país. "Estamos muy orgullosos de poder jugar una Eurocopa y de que nos reconozcan", repiten los tres aficionados con los que habló Relevo sobre Topuria y Georgia. "Nosotros somos valientes, no hemos venido aquí a hacer turismo", explicó Lasha Dvali en la zona mixta, quien se lamentó de "las oportunidades falladas en el tramo final" y se mostró firme "con las opciones que tenemos aún de pasar de ronda".

La exaltación del patriotismo georgiano se evidenció en zona de prensa, con algún periodista (o infiltrado) con una bandera al cuello, con guiños a España, unidos por Topuria: "Él tiene una parte del corazón español y otro georgiano. Nosotros estamos orgullosos de él y nos ayuda a que los jóvenes sigan su ejemplo. La mayoría quieren ser cómo él aunque el fútbol sea aquí el deporte rey". Georgia será el rival de Chequia el sábado a las 15:00. Y el espíritu de Topuria, inspiración para el país, seguirá sobrevolando el verde.