Cómo ser campeón de una Eurocopa desde el banquillo y ayudar siendo suplente: "El vestuario estaba callado y me puse a gritarles por Villa"
El rol que cumplieron algunos futbolistas que ganaron en 2008 fue imprescindible para lograrlo. Lo cuentan en Relevo jugadores como Sergio García, Palop o De La Red: "Se ve que hacen una piña, nos recuerdan a nuestra Selección".
Casillas, Sergio Ramos, Puyol, Xavi, Iniesta, Fernando Torres, David Villa, … son los nombres que recitamos de carrerilla cuando recordamos la Eurocopa ganada en 2008. Pero los Palop, Reina, Rubén de la Red, Fernando Navarro, Juanito o Sergio García fueron clave para que aquel engranaje funcionara a la perfección. Entender el rol de suplente fue el gran reto de esos jugadores, mentalizarse de su relevancia y captar rápidamente qué debían aportar al grupo fue su gran victoria.
Que Luis Aragonés les hiciera sentir partícipes como los demás, uno de los dones de cualquier entrenador. Y el 'Sabio' supo darles el lugar que correspondía a cada uno y que ninguno se desconectara, incluso sin jugar ni un minuto, como le va a suceder a Remiro si esta noche triunfa España. Ver al portero de la Real Sociedad, o cualquiera de los del plan B de De La Fuente, animar y emocionarse desde el banquillo nos sigue emocionando y en la concentración, entrenamientos y partidos son indispensables para todo el equipo. De eso se trata, aunque no todos lo consiguen. Lograrlo puede ser uno de los motivos principales para levantar la cuarta Eurocopa en Berlín.
En Relevo queremos saber y entender mejor cómo se encajaron todas las piezas del 2008 con sus protagonistas, los que apenas jugaron, pero también lo fueron. Sin duda.
Sergio García, actual entrenador de la Damm, venía de realizar una de sus mejores temporadas goleando en el Zaragoza. Sin embargo, la competencia que tenía en la Selección le mantuvo, sin sorpresas, en un segundo plano. En el primero tenía a tipos como Torres o David Villa. Aquello no le impidió disfrutar de la Eurocopa como el que más: "Cuando me llamaron no me lo creía, además tuve una pequeña lesión justo antes de la convocatoria, así que, si no podía ser uno más en el campo, sabía que era un privilegiado pudiendo ayudar a mis compañeros. Yo no podía estar allí con mala cara", cuenta a este medio.
"Era suplente, sí, pero ¿cuántos jugadores españoles podían ir con la Selección? Tienes que agradecerlo, y ahora que no está Luis, se lo sigo agradeciendo. Siempre quise poner mi granito de arena", sigue Sergio. De Aragonés destaca que "trataba a todo el mundo por igual, era espectacular. A los que no jugábamos nos trataba muy bien, a todo el mundo nos tenía metido, y no es fácil. Por eso pasó lo que pasó, ahora me da esa sensación. Y en la España actual se ve a todo el mundo contento. El seleccionador y el cuerpo técnico hacen una piña, así cuando veo las imágenes, percibo lo mismo que en 2008".
A pesar de dar por hecho que no serían titulares en los partidos, Aragonés no se lo comunicaba hasta el día de antes, "y todos entrenábamos pensando que teníamos opciones. Santi Cazorla y yo fuimos los dos últimos en entrar en la lista e intentábamos impregnar al grupo de nuestra alegría". Por ello, en la celebración del título, gozaron como cualquier otro, sin sentirse de menos: "Disfruté al máximo, éramos un grupo. Somos 23 personas en el mismo camino", sentencia Sergio.
En la misma sintonía se encuentra Andrés Palop, tercer portero en aquel 2008. Su veteranía no pasó desapercibida para Aragonés para incluirlo en su España: "Era de los mas motivados porque yo tenía una carrera difícil donde me había costado mucho, con 34 años conseguir la Eurocopa era un premio a ese trabajo"
"Sabía el rol que tenía, ni había debutado. Recuerdo que con Ochotorena, el entrenador de porteros, nos sentábamos a charlar ratitos y le decía estando en octavos que no quería que aquello se terminara. Era mi última oportunidad de disfrutar. Sumaba por todos lados en los entrenamientos, querían que vieran que un tío de 34 iba a por todas, aun sabiendo que no iba a jugar. Hace poco, Capdevila en una charla, me dijo cosas tan bonitas como 'te veíamos y entre nosotros hablábamos que sabiendo que no ibas a jugar, mirad cómo entrena el tío'. Me dio la enhorabuena después de muchos años, y yo buscaba ese recuerdo. Sabía también que era importante dar algún mensaje en el vestuario en según qué situaciones".
Palop recuerda un momento crucial en el que sintió que debía intervenir, aunque no fuera bajo palos: "Fue un momento clave en la semifinal ante Rusia, que se lesiona Villa en la primera parte y en el descanso, me encontré que el vestuario estaba muy silencioso. Aquella no era la España alegre que yo conocía. Así que lo que hice fue romper ese silencio, me puse a hablar, a gritarles que debíamos brindarle la victoria a Villa, que ya no podría jugar. El vestuario estaba callado y me surgió así, empezaron a reactivarse, a dar palmas. El partido se acabó ganando y pasamos a la final, tal vez lo del vestuario tuvo algo que ver".
Palop también compara lo vivido en 2008 con lo que percibe en la actual selección española: "Lo estoy viendo, las imágenes del banquillo son de un equipo muy unido, enchufado, salen todos a protestar, a celebrar. Es muy parecido a lo que vivimos nosotros. Me fijo en Raya o Remiro, están los dos muy conectados. Hacen una gran piña. Eso en estos años quizás no se ha visto tanto, el fútbol ha cambiado el ego existe demasiado, pero la selección es otra perspectiva. No me imagino a Kepa haciendo lo contrario a sumar cuando iba con España, al revés. Entendemos que para ganar el grupo debe ser fuerte. Quizás antes se miraba más egoístamente, o no estaban tan unidos y costaba pasar de cuartos". Comprender y aceptar la suplencia es más fácil en la selección que en el propio club: "Cuesta más encajarlo en el club, porque la temporada es muy larga y aunque se suceden situaciones en las que el primer portero no está al 100%, cuesta mucho hacer un cambio".
Palop compara la mentalidad de los guardametas son los de su generación: "Ha cambiado, ahora se conforman más con tener un gran contrato, aunque no jueguen. En la Selección son momentos cortos y el ambiente es otro", explica en Relevo, donde nos cuenta cómo fue la llamada de Luis Aragonés en el verano de 2008: "Cuando me llamó me lo dijo muy claro, que sabían de mis cualidades, me había entrenado en el Valencia, conocía cómo eran mis comportamientos. Me dijo que, si podía debutar, lo haría, pero no lo tuve en cuenta, prima el equipo. No todos consiguen estar enchufados, pero cuando da valor a todos y trata a todos por igual, aunque tengas más charlas con uno que con otros. Cuando ves que va de cara, es contundente, con su mensaje se te ponen los pelos de punta. Vas a muerte, aunque no juegues", afirma Palop, que vivió aquella Eurocopa ya con la veteranía de los 34 años.
Rubén De la Red venía de ser esa temporada pieza indispensable del mejor Getafe, que se medía con los mejores en competición europea. A pesar de ello, sabía que a la Eurocopa del 2008 su rol iba a ser bien distinto: "Todos queremos jugar, claro, pero en esa selección una de las claves para ganar fue que Aragonés hizo un equipo muy completo, no solo en lo deportivo, sino en lo humano".
De La Red destaca "la importancia de los roles, y Luis lo tenía muy claro. Había 13 compañeros que iban a jugar todo, y unos 7-8 que no íbamos de gratis. Para algunos era la primera vez o de que nos habíamos metido en el último momento, así que todo lo que viniera iba a ser bienvenido. Jugásemos lo que fuera, íbamos a estar contentos. Nuestra labor era sobre todo que no hubiera ningún conflicto, el grupo era fantástico y fue clave tener esa paz", reflexiona a este medio.
Al ex del Real Madrid le costó asumir que sería suplente, pero coincide con sus compañeros en que asumir el rol y saber que también podía sumar desde su posición, era clave: "Era un joven con mucha ambición, venía de hacer una temporada muy buena con el Getafe, nos habíamos enfrentado al Tottenham, etc. Venía de la cantera del Madrid, podía aportarle al equipo en momentos determinados para tener el balón por mi tipo de juego, contaba con pegada a la portería, tenía buen disparo desde fuera del área, venía con hambre, así que me iba a esforzar por todo lo que se me pusiera por delante".
A Rubén también le recuerda esta selección a la campeona suya: "Contra Albania jugaron todos y han seguido ganando, se ve un ambiente muy sano, no hay conflicto, no se ve a nadie que pueda estar enfadado. Creo que esta Eurocopa es más difícil porque tienen un partido más, así que el suplente tiene más relevancia y el aspecto físico tiene más relevancia".
Le preguntamos si realmente pudo vivir la celebración como los que tuvieron más protagonismo y así se sincera: "Por mi forma de ser, al no sentirme tan importante, no te queda no tan buen sabor, el jugador es así. El que mete el gol, para o da la asistencia tiene otro sentimiento, yo no podía tener el mismo que Fernando Torres".
Le pedimos que, por su rol, se compare a alguno de los jugadores españoles que están en Alemania: "Podría ser un poco Mikel Merino, que tiene por delante a Fabián y Rodri. Yo podría haber sido más importante, pero jugó Senna y lo hizo de escándalo, no fue injusto".
¿Qué es lo que más podía aportar De la Red a esa España? "Soy una persona que me gusta hablar en el vestuario, estar presente, y con Torres hablaba mucho, también con Senna, Ramos… Torres y yo estábamos casi siempre juntos, y aunque Villa era el pichichi, lo le decía continuamente 'tú vas a marcar, tú vas a marcar'", concluye. Y Torres marcó.
No es fácil asumir el papel de 'segundón', no todos valen para ello. Pero defender los colores de España siempre estuvo por encima de cualquier protagonismo individual. Y a veces, ahí está el triunfo. Cómo ser suplente y triunfar en el intento. Si no, que se lo pregunten a Pepe Reina y su presencia crucial en la mejor era de nuestro fútbol. O a esos entrenadores asistentes que deciden emanciparse del primer técnico y sus carreras caen en picado. A los futbolistas teóricamente suplentes que abandonan su club y pasan demasiado frío ahí fuera. O a esos cantantes que se separan de su banda en busca del éxito en solitario, y no vuelve a haber escenario que llenen.
Formar parte de un todo y hacer mejor al de al lado puede ser el mejor lugar posible.