El ciclón Nico pasa por Stuttgart y apunta a Kimmich
Nadie para al extremo: contra Georgia se convirtió en el primer jugador de la historia de las Eurocopas en marcar, asistir y no fallar ni un pase. Alemania le teme.

Donaueschingen (Alemania).- Nico Williams (21 años) es el hombre de moda. En España y en el planeta fútbol, con permiso de su hermano Lamine. Ayer destrozó a Georgia (gol, asistencia y miles de quiebros) y después se puso a jugar a piedra, papel y tijera, vaciló a Yamal ante los medios, se llevó las collejas cariñosas de Rodri y Unai y bromeó con el personal de comunicación de la RFEF por la sobrecarga de entrevistas: "¡Me habíais dicho que eran dos, no tres! Ahora no os escondáis…". Es su manera de ver el deporte y la vida: tomarse las cosas como si nada importase y como si las gestas fuesen rutina. Pensar menos y disfrutar más. Mal no le va.
Nico Williams y Lamine Yamal jugaron al piedra, papel o tijera para ver quién bebía primero agua al final del partido. 😂💧 pic.twitter.com/vTkjMLe3XH
— Athletic Xtra (@AthleticXtra) June 30, 2024
Ante los caucásicos, en su primer partido de eliminatorias en un gran torneo, se salió. Bailó cuando saltó a reconocer el campo y mantuvo el ritmo cuando pitó Letexier: a Kakabadze, carrilero derecho, lo volvió loco con giros, arrancadas, salidas hacia fuera (para centrar con la izquierda) y conducciones hacia dentro (para terminar jugada). Ese catálogo tan amplio de recursos es lo que le hace diferente. Eso y su temple: sólo él y Rodrigo mantuvieron la calma cuando Le Normand adelantó al rival y la Selección se veía fuera. Del mediocentro del City, 28 años y 13 títulos a sus espaldas, se podía esperar; de Nico, que vive la temporada de su eclosión, no tanto.
De la Fuente confió en Williams desde el principio y entre él y Valverde han modelado a uno de los mejores atacantes del Viejo Continente. La sensación que transmite es de superioridad absoluta (ante Italia también se exhibió) y le respaldan los números: en Colonia se convirtió en el primer jugador de la historia de las Eurocopas en marcar, asistir y no fallar ni un pase (46/46) tras partir en el once. Si a eso se le suma que La Roja jamás había empezado una Eurocopa o un Mundial con cuatro victorias, la simbiosis entre lo colectivo y lo individual parece completa.
La alegría se completó cuando el delantero, ya de chándal, miró a la grada y vio a su cuadrilla. En el RheinEnergieStadion le acompañaron 12, entre ellos sus padres, su agente (Félix Tainta), amigos inseparables como Edwin y su hermano Iñaki, que no pudo esperarse al final para poner un tuit que despertó las lágrimas de alguno: "¡Qué pasada que seas mi hermano!". Nico, siempre agradecido, le contestó pasada la medianoche: "Te amo". En sus confidencias se ha forjado la madurez de un delantero que ya mira a la cara a los cracks mundiales.

Próxima parada: Kimmich
Hasta ahora a Williams le ha dado igual medirse a una defensa de cuatro y a un par correoso (Di Lorenzo, ante la Azzurra) que a una zaga de cinco y con ayudas constantes a su marcador. Arrasa con todo y no mira ni atrás ni lo que hay por delante. Sólo flaqueó ante Croacia, en el debut y con Lamine acaparando los focos. El reto que se le viene el viernes es el mayor al que se ha enfrentado jamás a nivel de selecciones: Alemania en cuartos, con los germanos en casa (Stuttgart)… y ante Kimmich.
Nagelsmann ha vuelto a utilizar al jugador del Bayern como lateral diestro, su posición habitual en el Bayern durante este curso y en la que ha demostrado ciertas carencias. Aporta como nadie en la salida de balón, en la que se convierte en un mediocentro más y libera pasillos; y sufre hacia atrás, especialmente cuando el rival busca a su marca al espacio. Vinicius le destrozó en las semifinales de la Champions y Nico tratará de jugar un papel similar al del brasileño. Ancelotti le dibujó el camino a De la Fuente en aquel cruce: después de detectar lagunas en Joshua en la ida decidió que Vini, delantero en el Allianz, partiese mucho más abierto en el Bernabéu. Por el sector débil de los de Tuchel dañó una y otra vez el 7 hasta golpear a Neuer. Y por ahí tratará de hurgar Nico.
En Alemania le temen, como demuestra que una imagen suya coronase la portada digital de Bild y acaparase los elogios del cronista: "Es impresionante, un torbellino, un supervelocista". Contra Georgia alcanzó una velocidad punta de 35,6 km/h. Fue un rayo, pero en Kicker también destacaron su capacidad de pararse, "levantar la cabeza" y tomar la mejor decisión. Pablo Amo puso de relieve en Relevo la importancia de manejar "los dos ritmos", el tiqui-taca y el rock and roll, y tiene en Nico y en Yamal a dos exponentes inmaculados de la nueva filosofía que han imprimido los técnicos.
Estos días servirán también al pamplonica para apagar los rumores del mercado, con su salida del Athletic en el horno y la firme intención del Barça de lanzarse a por él en cuanto normalice su situación económica. Cada encuentro que pasa queda más claro que los 58 millones de su cláusula son un regalo. Horas después de que las cámaras de El Desmarque le cazasen hablando con Lamine y Pedri sobre quién llevaría el dorsal 10 (¿se referían al Barça o a la Play?), Nico tuvo un gesto precioso con un athleticzale al que vislumbró entre la maraña de la grada: Unai le indicó que había en el fondo un aficionado con la camiseta del Athletic y Williams acudió corriendo a regalarle la suya.
Te amo hermano❤️❤️❤️❤️
— Nicolas Williams (@willliamsssnico) June 30, 2024
Sus gestos redondean con carisma el potencial de un jugador llamado a marcar una época. Cuando anotó el 3-1 danzó con Lamine el Tchu Tcha Tcha que le copiaron a Neymar, ídolo de ambos, y al acabar habló de Alemania: "Podemos ganarles". Es su siguiente desafío y el que le catapultará, si aprueba el examen, al estrellato definitivo.