EUROCOPA | ALEMANIA - HUNGRÍA

Una cinta kinesiológica comenzó a gestar la euforia de Kroos y Alemania: "No soy fan"

El centrocampista ha desvelado en su podcast que estuvo a punto de perderse el brillante arranque de los suyos por dolor de cuello.

Kroos y Muller celebran la victoria./AFP
Kroos y Muller celebran la victoria. AFP
Jonás Pérez

Jonás Pérez

El fútbol, en ocasiones, es cuestión de detalles. De pequeños detalles. Alemania es ya concebida por todos como la gran favorita para la Eurocopa, después de su esperanzador arranque ante Escocia, a la que goleó 5-1, y el traspiés de los demás. Francia sufrió para vencer a Austria; Inglaterra tampoco ofreció su mejor versión contra Serbia; ni Países Bajos, ni Italia, algo mejor España, Bélgica perdió, Portugal no encontró sensaciones... Todos por debajo de lo esperado salvo la Selección y la anfitriona.

Parte de responsabilidad de aquel gran éxito lo tuvo, sin duda, Toni Kroos. El centrocampista del Real Madrid acumuló una vez más un brillante registro estadístico, con un solo pase fallado. Pero su fútbol no se explica desde el dato, sino desde la sensación. Mariscal del centro del campo, brillante en la asociación con sus compañeros... Una actitud casi inmejorable. Tanto, que ni el mayor de los curioso pudo apreciar que su presencia en el partido estuvo cerca de ser historia.

Unos días antes del encuentro, el talentoso centrocampista comenzó a sufrir fuertes dolores de cuello. En su podcast, Felix, su hermano, reconoció cómo Toni se autodescartaba para el duelo a tan solo 48 horas de su disputa. Aún había tiempo y soluciones, eso sí. Y una pasaba por la colocación de una cinta kinesiológica en su cuello, algo que realmente no le hacía gracia alguna. "No soy fan de eso", reconoce el madridista en la charla.

Y bromea: "El 98% fue por los analgésicos". Kroos reconoce que no sintió dolor durante el partido, que lo acabó en plenitud y que ya no le hace falta medicación alguna en la previa del segundo partido. Un buen susto, ya que, a buen seguro, sin su clínic en el centro del campo hubiera resultado impensable cosechar lo que es hasta el momento la mayor goleada en lo que va de Eurocopa.

Frenar la euforia

Alemania no tiene tiempo para el respiro. La presión está sobre sus hombros por su condición de local y por el hecho de haber caído antes de tiempo en los últimos grandes torneos disputados. Por ello, tratarán de ganar su partido frente a Hungría y así asegurar antes de tiempo la clasificación para los octavos de final. Con un triunfo lo tendrán; con un empate, casi que también. Incluso con una derrota por la mínima lo podrían garantizar virtualmente.

Pese a la juventud de Nagelsmann, ya es un perro viejo. Es consciente de que ahora les ven casi como invencibles y, por ello, recordó la dificultad del torneo y que no hay que dejarse guiar por un resultado concreto: "No podemos pretender barrer del campo a todos los rivales, hay que salir conscientes de los riesgos que cada contrario implica. También de las ventajas que nos puede ofrecer y pensar en aprovecharlas y ganar el partido".

Esa cautela es la que necesita Alemania para no dejarse llevar por la euforia. La base del equipo nacional, a diferencia de esos fracasos anteriores, es que ahora cuenta con una pandilla de jóvenes capaces de reventar un partido desde su talento. Los dos más destacados son, por supuesto, Florian Wirtz y Jamal Musiala. Dos que, en realidad, no serían tal sin la ayuda de los veteranos del vestuario.

"Es bueno tener una mezcla de jugadores experimentados con jugadores jóvenes y es bueno que los jugadores jóvenes estén dispuestos a aprender en todo momento de los veteranos", reconoce un Nagelsmann algo temeroso de que Hungría haya aprendido la lección con Kroos: "Creo que van a intentar marcarlo hombre a hombre". El seleccionador ha optado por una especie de pesimismo que no haga a los suyos crecerse. Algo de razón tiene: tras una jornada, Alemania parece la reencarnación de los Bulls de Jordan y el resto, adversarios por el número 1 del Draft...