🏆 ESPAÑA, CAMPEONA DE EUROPA

Las claves para recuperar los títulos, a una Selección ejemplar y la ilusión de toda España

El cambio en la dirección deportiva, el nuevo estilo, tono y las formas, la pacificación en torno al grupo y la confianza ciega en una base han sido determinantes para lograr esta Eurocopa.

Morata, en el momento de levantar la cuarta Eurocopa en el césped del Olympiastadion. /GETTY
Morata, en el momento de levantar la cuarta Eurocopa en el césped del Olympiastadion. GETTY
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Berlín (Alemania).- Las cosas no suceden por arte de magia. La Selección se arrastró hace sólo un año y medio en Catar y hoy vuela por los aires de Berlín antes de regresar a España y celebrar esta Eurocopa debidamente con el pueblo. Una decepción, la del último Mundial, y las decisiones que llegaron después, como consecuencia, en cascada, han desembocado en un éxito mayúsculo que tiene muchos padres con De la Fuente a la cabeza.

Entre los factores más importantes para explicar esta resurrección, las hay de gestión, instituciones, deportivas mayormente, técnicas y personales, pero sobre todo valientes, por puro convencimiento e inteligentes, con una plan de autor pero estratégicamente trazado en equipo. Culpables también hay muchos. Para bien y para mal. Desde Luis Rubiales, en paradero desconocido, y otros arquitectos más que han caído en el olvido a integrantes de esta familia que se ha entregado por el grupo en la sombra. Desde Morata con su brazalete al último de los suplentes por su paciencia y continuo empuje desde la segunda línea.

Estas son las claves que explican lo sucedido:

Cambio de líderes

El 7 de Diciembre de 2022 fue determinante en el cambio de rumbo en España. Rubiales, en pleno vuelo de regreso del Mundial de Catar, se cargó fulminantemente a Luis Enrique y a José Francisco Molina (director deportivo) para nombrar esa misma tarde como sus sustitutos a Luis de la Fuente y Albert Luque. Desde la presentación de ambos pocos días más tarde ya se vieron esos cambios radicales que se pretendían aplicar. El primero, el trato con los demás profesionales que acabaría contagiando al resto. El más importante, la nueva forma de pensar y de la que debe originarse otra fórmula más sana y productiva. La Selección venía de estrellarse ante Marruecos en una eliminatoria a base de pases y más pases en corto sin ninguna dirección ni destino. Y eso, los ejecutores de ese estilo plano y frustrante de jugar y la filosofía colectiva defendida, fue lo primero que saltó por los aires.

Nuevo estilo y otras formas

De la Fuente volvió a verse repetidos con sus hombres de máxima confianza los últimos encuentros de España que ya había presenciado en directo. Y llegó a la conclusión de que había que cambiar drásticamente el dibujo (del 1-4-3-3 al 1-4-2-3-1), meterle más nervio y velocidad al juego con extremos y recuperar la figura olvidada del mediapunta. A España le sobran genios en esa demarcación tan incisiva y con el anterior sistema tenían que jugar pegados a la banda. Olmo es el mejor ejemplo. Así, en los primeros partidos oficiales en esta nueva, se vieron los primeros brotes verdes con la salvedad del partido de Escocia, cuya derrota animó a los críticos a vaciarse. Pero en el nuevo librillo venía la fe en una hoja de ruta pese a los baches. Una reunión de los pesos pesados tras aquel traspié marcó el camino. Había que pulir matices con humildad, pero se habían acabado los fundamentalismos.

Renovación de la plantilla

Catar también marcó un antes y un después en el vestuario. Hubo futbolistas que, por iniciativa propia, decidieron echarse a un lado y dar paso a la savia nueva. A otros hubo que hacérselo ver. De la Fuente no se casa con nadie. Ha vuelto a traer a 14 jugadores que hace un año ganaron con él la Nations League, a 10 del pasado Mundial y a 9 de la última Eurocopa. Se gane o se pierda, la búsqueda constante por mejorar es una seña de identidad en este vestuario. Y sin miedo a rectificar o reconocer ciertos errores. Isco, por rescatar un solo nombre, ha estado a punto de llegar a Alemania pese a llevar media vida fuera, y si no ha acudido fue por una lesión inesperada. La consigna es que este equipo iba a desequilibrar por su ataque pero iba a resucitar a lomos de su defensa. Ni el portero (Kepa) ni uno sólo de los miembros de aquella línea defensiva de la derrota en Escocia (Porro, Eric García, Íñigo Martínez y Gayá) han estado en esta última convocatoria, y de aquella lista (hace 16 meses) hasta 11 internacionales se han caído. El estilo, con sus detalles más o menos importantes, necesitaba ser impulsado por un norma: tomarse cada partido como el último y presionar sin balón como primero de los mandamientos.

Las nacionalizaciones

Aymeric Laporte, Robin Le Normand y Lamime Yamal han sido determinantes en esta Eurocopa. Y hace bien poco jugaban con otras selecciones o tenían dudas de qué colores vestir en el futuro. Convencerles para ponerse la Roja ha terminado siendo clave en el éxito de la Selección. El central del Al-Nassr se ha convertido en el líder indiscutible del equipo con su jerarquía, dominio aéreo y personalidad en la salida del balón. El mariscal de la Real Sociedad se ha confirmado como su pareja perfecta. Y el extremo del Barça ha explotado entre los 16 y 17 años (los cumplió el pasado sábado) como la estrella que ya es. Por algo UEFA le ha nombrado mejor jugador joven del torneo. En estas negociaciones ha sido vital el concurso de De la Fuente (Le Normand), pero también el de Rubiales y Molina (Laporte) y Albert Luque y Francis Hernández (Lamine Yamal). Persuadir a Nico Williams para que no siguiera los pasos de su hermano Iñaki también tiene un peso decisivo. Brahim es lo de menos.

Confianza ciega pese a las críticas

Las listas de De la Fuente, como siempre ha ocurrido con todos los seleccionadores, han sido bastante controvertidas y criticas. Por los futbolistas que llamaba y por los profesionales que dejaba fuera. Y, más que nada, por la insistencia en jugadores que le habían dado la gloria pero que, sin embargo, en la Absoluta todavía no habían marcado las diferencias como se esperaba. El caso de Ceballos era uno de los más habituales. Empezó contando con él hasta que de repente, con sus continuas suplencias en el Real Madrid, se fue bajando del carro él solo. Y quizás sea Oyarzabal el caso más sonado. Siempre en duda. La insistencia en su prestaciones le han permitido protagonizar este lunes todos los titulares. El capitán de la Real, que no estuvo en Catar por lesión, recuperó su sitio de honor en la plantilla en cuanto reapareció. Dani Olmo y Mikel Merino, con un rendimiento mayúsculo en Alemania, completan esa Guardia de Corps que ha catapultado al equipo. Y por encima de todos planean Fabián, sorpresa del torneo, y Morata, capitán de los de verdad. Ellos han tirado de esta Selección pese a haber estado siempre cuestionados.

Nico Williams y Morata celebran el gol del extremo que abrió el marcado en la final ante Inglaterra.  GETTY
Nico Williams y Morata celebran el gol del extremo que abrió el marcado en la final ante Inglaterra. GETTY

Fuera experimentos tras Escocia

Ese 28 de marzo de 2023, pese a la desgracia de caer 2-0 en la fase de clasificación para la Eurocopa, se rescató la lectura más positiva en torno a este equipo. En aquel partido, el segundo de los 22 que lleva De la Fuente al frente del equipo, el seleccionador quiso demostrar su confianza ciega en toda una plantilla y no sólo en 11 jugadores. Tras haber ganado con contundencia en el estreno a Noruega (3-0), el técnico riojano cambio a prácticamente todo el equipo titular de una noche para otra. Y España se la pegó. Aquella comparecencia posterior ante los medios, junto a la del día de la lesión de Gavi o las que sucedieron a los aplausos de septiembre en la Asamblea de la vergüenza, fue uno de los peores tragos del entrenador. En ese duelo quedó clara que la fe en el vestuario se tenía que demostrar de otra manera y, más que nada, que lo que funcionaba no se podía tocar. De la Fuente recibió un toque y, desde entonces, ha primado la continuidad a cambio de reforzarle. En esta Euro ha repetido once a diario, y siempre que ha podido, sin disimulo. Y luego ya, con el partido avanzado, es cuando ha podido demostrar la convicción que tiene de que las victorias llegan por la aportación de todos y no sólo de unos pocos. Escocia fue un punto de inflexión.

26 titulares y no sólo 11

El banquillo y la explotación de todos los recursos ha quedado patente desde el primer día del nuevo proyecto. El ejemplo claro y contundente es que en esta última fase final, salvo Álex Remiro, todos los demás convocados han tenido su cuota de protagonismo. Frente a Albania, en el tercer encuentro de la fase de grupos ya con la clasificación a octavos en el bolsillo, la renovación del once fue total para rodar al personal. Pero ha sido en las eliminatorias donde a De la Fuente no le ha importado echar mano de la reserva para conservar la renta, revolucionar el partido o buscar la sentencia. Ante Georgia, en el primero de los duelos del KO, España comenzó perdiendo. El primero y sonado cambio llegó en el minuto 52' (Olmo por Pedri) y lo demás es historia: remontada y 4-1. Contra Alemania, en cuartos, la primera sustitución (la misma) llegó por accidente nada más empezar y hubo otra clave en el descanso (Nacho por Le Normand). El jugador del Leipzig fue determinante ese día y lo ha sido en todo el campeonato siendo el máximo goleador y acumulando varios MVP. El central del Madrid, por su parte, ha salido en la foto de todas las victorias. Ante Alemania la Selección acabó con Ferran, Oyarzabal y Merino en el frente de ataque. Y precisamente el realista fue quien metió al equipo en semifinales. Lo que ocurrió ante Francia en el siguiente fue un paso más allá. Vivian, sustituto de un ejemplar Jesús Navas en su último servicio a la causa, fue el que acabó secando a Mbappé para remontar. La figura de Oyarzabal, siempre discutido, quedará en la memoria de la gran final.

Aislarse del ruido

La asertividad es otro punto que ha relanzado a este equipo. Pese a no querer nunca decir una palabra más alta que otra, De la Fuente ha tenido claro desde el principio que había que separar lo institucional de lo deportivo. La inestabilidad de la RFEF no podía contagiar a la Selección. Y para eso ha ido tomando decisiones sin disimulo, con tacto y contundencia. En Alemania, por ejemplo, la expedición ha estado aislada y a prueba de bombas. Más allá de la figura de Alejandro Morales Mansito (presidente de la federación canaria), como responsable de la expedición, el resto de directivos han permanecido lejos y en la sombra. Pedro Rocha, presidente de la RFEF, ha ido y venido a los partidos sin estar demasiado tiempo entre los jugadores. De la Fuente sabía que la amenaza del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) podía saltar en cualquier momento, así que preparó al grupo para cualquier noticia de alcance. El 21 de junio, en plena competición, se conoció que la instructora del caso proponía al TAD una inhabilitación de seis años para Rocha. Y ningún jugador se echó a temblar por eso.

Pacificación del ambiente

Las tensiones del pasado, con Luis Enrique como agitador desde el campo y Luis Rubiales desde los despachos, se acabaron. De la Fuente se ha convertido en el único portavoz oficial de toda la casa y eso ha beneficiado a la Federación. Por no hacer ruido no quiso ni sustituir a Albert Luque en su cargo de director de la Selección con el objetivo de no crear debates ni introducir en la concentración la figura de un agente nuevo que incomodase a los capitanes. Él ha hecho esas funciones a la espera de que ahora, después de la Eurocopa, se tomen una serie de decisiones. Su estrategia la ha trasladado a la sala de prensa, donde la relación con todos los periodistas -pese a las duras críticas iniciales- ha sido de cine. Ha concedido innumerables entrevistas y en sus comparecencias siempre ha apostado por la cercanía. Llamar por su nombre de pila a cada unos de los periodistas en torno al equipo no es una pose. Esa cordialidad la ha trasladado a la afición. Hace un año, al ganar la Nations League, le llamaron calvo con cierta falta de respeto, y ahora lo llevaban en volandas. El hecho de haber abierto algunos entrenamientos, de tener siempre a la afición presente -valorando más el apoyo que los palos- y de no salirse del redil con declaraciones gruesas o acciones estridentes (el Twitch...) le han valido para meterse a la gente en el bolsillo, que los futbolistas sean los verdaderos protagonistas y que los aficionados estuvieran empujando.

Familia y equipo Vs egos e individualismos

Todas estas decisiones han desembocado en que este grupo se ha comportado como una verdadera familia. Aunque las victorias pueden con todo y siempre tapan algunas cosas, la presión que ha rodeado a esta Selección hubiera podido hecho estallar la concentración en algún momento si hubieran llegado los tropiezos o si no hubiera existido unión. Sobre todo en lo relacionado al mercado de fichajes. Si Nacho salió del hotel el mismo día en que se jugaba ante Albania para firmar un nuevo contrato, Joselu pasó pruebas médicas para cerrar el suyo, o Nico Williams y Morata han cumplido con nota hasta el último partido pese a las polémicas generadas a su alrededor por el roce Athletic-RFEF y unas declaraciones incendiarias del delantero, ha sido porque el grupo estaba por encima de cualquier individualidad. A De la Fuente siempre le ha preocupado, como ya hacía en la Sub-19 y en la Sub-21, que el grupo está por encima de todo y que, por encima de todo, que el funcionamiento se asemeje más al de un club que se ve todos los días que a una Selección que se junta sólo de vez en cuando. No ha hecho más que replicar el modelo que ya implantaba en las categorías inferiores. Quien se sale de ese pacto, está fuera y no cuenta.

Carisma y conexión

Pese a que pueda parecer que la Selección es el ejército, es justo todo lo contrario. A estas decisiones y normas de convivencia se llega por consenso entre el staff técnico y los jugadores. A partir de ahí, cada futbolista puede desarrollar su personalidad dentro del grupo con total libertad. Es más, está obligado a hacerlo porque en la variedad y en el hecho de que los distintos perfiles puedan complementarse radica el éxito del equipo. Aquí caben los veteranos (Navas) con los más noveles (Lamal), los personajes más introvertidos (Unai) con los más extrovertidos (Cucurella), y los que se desenvuelven mejor en la sombra (Le Normand) con los que van todo el día pidiendo foco para motivarse y crecerse (Nico Williams). Si algo ha demostrado esta Selección es personalidad, carisma y una conexión brutal entre los jugadores y con la gente. Donde antes había siempre seriedad, tensión y un exceso de responsabilidad, en Alemania se ha jugado al piedra, papel y tijera en mitad de una eliminatoria a vida o muerte. Sin que la concentración se viera disminuida y sin que el rendimiento o los resultados se vieran afectados. La discoteca que la Roja montó en su campamento base, con Morata siempre como DJ a la cabeza, se trasladó a la final. El delantero cargó con un altavoz bien grande en la celebración por las entrañas del estadio y en bus. Y lo mejor, se trasladará hoy a la fiesta de Madrid. No es para menos. Se han recuperado de golpe los títulos, a una Selección campeona y la ilusión de toda España.