Terremoto en Alemania: Olmo y Merino ponen a una heroica España en semifinales
La Selección ya espera a Francia tras un golazo del realista en el 119'. El catalán había adelantado antes a los de De la Fuente, pero Wirtz empató y trajo la prórroga.

Stuttgart (Alemania).- Esta España mía, esta España nuestra, no entiende de estadísticas, temores ni complejos. Ya se encuentra en semifinales de la Eurocopa (qué bien suena) con épica y un golazo en el minuto 119. Pero, sobre todo, tras ganar a una dura anfitriona como nunca había hecho en la historia, ante un estadio teñido de blanco y olvidando las dudas que había en torno a sus posibilidades hace sólo un rato. Un gol de Olmo, héroe por accidente tras un atropello a Pedri, y el decisivo de Mikel Merino en los postres elevan a esta Selección a los altares, le permite esperar a Francia en Múnich y le recuerda al mundo que de tiqui-taca no sólo vive el hombre. Sufrir, luchar y golpear también es nuestro ADN. La Roja pasó entre la agonía cuando le caían palos a De la Fuente sin Nico ni Yamal. Dos suplentes solventaron.
El primer tiempo fue una dura y cruel batalla a la que le sobraron las porterías y el colegiado. Tras una salida con personalidad de España y con Alemania con el cuchillo entre los dientes, Kroos se llevó por delante a Pedri y el ingenio entre líneas. El centrocampista, retirado oficialmente desde hoy, lesionó sin querer al canario con una dura entrada por la que debió ver tarjeta naranja y que, sin embargo, le mantuvo airoso y sin castigo. Cuando más tarde sí fue castigado, más de uno pensó que pudo haberse despedido expulsado. La pena fue, como tantas veces, para la víctima. La rodilla de Pedri tendrá que pasar pruebas mientras que Olmo regresaba al once de la única manera que no hubiera deseado.
El cambio de cromos no modificó ni un centímetro el planteamiento de ningún equipo. Con la paciencia por montera, Alemania llegó a imponerse a base de intimidación. El viaje de Kroos no fue el último. Pero España, con mucha personalidad pese a su juventud, se sacudió esa constante amenaza, no concedió apenas atrás y más, tarde, cuando las marcas se suavizaron, pudo compartir sus virtudes: entre ellas, que no hay nadie como Rodrigo, y por si alguno pensaba que sólo era humo, que a Nico y Lamine les sobra descaro.
De la Fuente dijo al empezar esta Eurocopa que tiene a 26 titulares, pero lo cierto es que 11 de ellos lo son más que los otros 15. Después de ocho años y 97 partidos, la Selección repitió once dos partidos seguidos. Había motivos de sobra para no hacerlo. Por mucho que Nacho hubiera cumplido con nota o que Olmo estuviera para mucho más que para esperar. Sin embargo, algunos detalles no le estaban convenciendo, por lo que mandó a medio banquillo pronto a calentar e hizo su segunda sustitución, en esta ocasión convencido, nada más comenzar el segundo tiempo. Nacho sentó al amonestado e inseguro Le Normand.
A la Selección le faltaba circulación, pero sobre todo descaro entre líneas para apropiarse del balón y dormirlo sin perderlo, y más que nada que Morata se quedase alguna, tirase de vez en cuando una pared limpia o que no regalara faltas inútiles en las bandas. Su imprecisión era aprovechada por el rival para iniciar contras con España mirando hacia arriba. Alemania, sin agobiarse por no llegar a las barbas de Unai, se aferraba al talento de Havertz -que tuvo una buena ocasión de cabeza (20')- para encontrar a Kimmich y Sané a la espalda. Pero Carvajal y Cucurella sólo se comieron una. A listos, no les gana nadie.
Aficiones ejemplares
El ambiente era tremendo, con 46.000 almas alemanas imponiendo de blanco, pero con una marea roja de 8.000 españoles que también dieron su aliento. Sin embargo, faltaban ocasiones que apuntar y goles que celebrar. Si algo dejaron claro España y Alemania al descanso es que estos cuartos de final se iban a decidir por detalles. Y así fue. El regreso de la caseta no fue más que una segunda entrega de lo visto en la merienda. Si Pedri la tuvo en el minuto uno del primer tiempo, Morata le imitó en la segunda mitad. Nagelsmann hizo dos cambios en el intermedio porque la cosa no le gustaba demasiado.
Y el seleccionador alemán sabe de esto. España parecía más fresca y más alegre. Una jugada en el 51', la del 1-0, resumió su actual estado de forma. Laporte salió de la cueva como el mariscal que es, encontró a Morata para que por fin girara y conectara con los extremos. Lamine recibió, encaró desafiante con los 16 años que tiene, alzó la cabeza como si tuviera 38 y vio venir a Olmo desde atrás, como un tren de mercancías, para meter un sutil derechazo que envió el balón de dentro a fuera para reventar el marcador. Olmo dijo en la previa a Relevo, donde no hizo más que bendecirse, que estaba preparado y no mentía. El Stuttgart Arena enmudeció en tres cuartas partes de su aforo. Pero en aquel trozo rojo de la grada que faltaba se celebró el jugadón por todo lo alto, como sabiendo que es de esos que harán historia.
Nagelsmann se vio con la soga al cuello, así que en el minuto 57 introdujo otros dos cambios. Todo o nada. La retirada de Kroos estaba en juego. Pero Laporte, con una exhibición defensiva como no se recuerda, no estaba por la labor de flaquear. Mientras, el estadio rugía y era lo único que estaba manteniendo a Alemania con aliento. La sustitución de Lamine, tras varias pérdidas que anunciaban agotamiento, les dio alas. Andrich, en el 69', puso a Unai en un aprieto. Y Füllkrug, en el 76', estrelló la ilusión germana en el palo. Con Müller incorporado a la guerra, España (el país, no el equipo) se mordió las uñas. Cuando Unai hizo otra de las suyas con los pies, ya había muñones sin mangas. El empate estaba cerca y no hizo más que hacerse esperar. En el 89' Wirtz, tras un centro al segundo palo y una dejada perfecta, fusiló a Unai e hizo presagiar lo peor a toda España.
Hasta que Rodrigo volvió a levantar la mano en la prórroga y dirigir el tráfico con maestría. Joselu, el más alemán de todos los españoles, pues nació en Stuttgart y jugó en tres equipos de la Bundesliga, se unió al combate para intentar fijar al menos a los centrales. Y España se rehizo pese a la pegada de Wirtz, a base de posesión, paredes y llegadas con muy malas intenciones. La sensación general era la de penaltis o muerte. Y si algo dio vida al equipo fue una pena máxima. En concreto la no señalada a Cucurella por mano a disparo de Musiala tras un posible fuera de juego de Fullkrug. España, que se había visto perjudicada y que se deja a Le Normand y a Carvajal para la siguiente ronda por sanción, puede dar gracias. Como Merino con Olmo. Su centro medido buscando su cabeza catapultó a la favorita en el minuto 119. Pedro Sánchez, en el palco, pudo comprobar cuál es verdadero manual de resistencia.
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FICHA TÉCNICA
España (2): Unai Simón; Carvajal, Le Normand (Nacho, 46'), Laporte, Cucurella; Rodrigo, Fabián (Joselu, 101'); Lamine (Ferran, 62'), Pedri (Olmo, 7'), Nico Williams (Merino, 79'); y Morata (Oyarzabal, 79').
Alemania (1): Neuer; Kimmich, Rüdiger, Tah (Müller, 80'), Raum (Füllkrug, 56'); Emre Can (Wirtz, 46'), Kroos; Sané (Andrich, 46'), Gündogan (Mittelstädt, 56'), Musiala; y Havertz.
Árbitro: Anthony Taylor (Inglaterra). Expulsó a Carvajal en el último minuto por doble tarjeta. Amarillas a Rüdiger (13'), Raumm (28'), Le Normand (30'), Andrich (55'), Kroos (67'), Mittelstädt (73'), Ferran (73'), Unai (82'), Wirtz (93'), Rodrigo (109') y Fabián (120', en el banquillo).
Goles: 1-0 Olmo (51'). 1-1 Wirtz (89'). 2-1 Merino (119')
Estadio: Mercedes-Benz Arena (Stuttgart). Lleno. 54.000 espectadores.