Un España - Alemania con Hansi Flick y sus orígenes como mercader en el foco
Relevo visita Bammental, el pueblo de residencia del flamante técnico del Barça y donde regentó una tienda de deportes durante 22 años.
Bammental (Alemania).- A un España-Alemania nunca le faltan alicientes. Son las únicas tricampeonas de Europa y esta vez hay más 'picante' en el ambiente: la posible retirada de Kroos y la amenaza que se le puede volver en contra a Joselu, las palabras de Lehmann, el reto de La Roja de ganar por primera vez a un anfitrión… El partido, a buen seguro, también será especial para un hombre que lo verá desde casa: Hansi Flick, último seleccionador de la 'Mannschaft' antes de Nagelsmann y flamante entrenador del Barça. Él tendrá sobre el campo a seis de los suyos (Ter Stegen, Gündogan, Fermín, Pedri, Lamine y Ferran) y vigilará con lupa lo que ocurra en Stuttgart, a apenas 100 kilómetros de su pueblo de adopción, Bammental.
Relevo visita la villa para indagar en los orígenes de Flick. El nuevo técnico culé, campeón antes de un sextete con el Bayern y del mundo con Alemania, fue hace no tanto mercader. Como lo lees. Google Maps no miente: escribir "Hansi Flick Sport und Freizeit" te transporta directamente al número 35 de la calle Hauptstraß. El aviso de 'cerrado permanente' no engaña. Aquí, donde ahora se levanta una tienda de souvenirs que vende cromos de la Euro, hubo durante más de dos décadas un establecimiento de material deportivo. Y si entrabas, te atendía Hansi.
"Da cierta nostalgia pasar por aquí", admite Max, veterano del pueblo. Bammental tiene poco más de 6.000 habitantes, es pintoresco y se llega a través de una carretera de cuento. Está encuadrado en un valle, rodeado de montañas y entre Heidelberg (160.000) y Sinsheim, de unos 35.000 y hogar del Hoffenheim, el club que catapultó al preparador. Aunque nació a un cuarto de hora de aquí (en Neckargemünd-Mückenloche), el capataz azulgrana se trasladó a Bammental cuando colgó las botas.
El discurso de quienes le conocen se repite: "Es un currante". "Ha llegado desde abajo y no se ha olvidado de nosotros; por eso le queremos tanto", cuenta Max. Desde luego, si algo se puede valorar de Flick es que nadie le ha regalado nada. Ni como jugador ni en los banquillos. Como futbolista se inició en equipos muy humildes (Mückenloch y Neckargemünd) antes de llamar la atención del vecino Sandhausen, de mayor talla y que ahora milita en la Tercera alemana. El Bayern le fichó de ahí en 1985 en calidad de promesa y le permitió conocer la gloria: ganó cuatro Ligas y una Copa en cinco temporadas y se marchó en 1990 al Colonia, subcampeón de la Bundesliga el curso anterior y por entonces poderoso. Después de sólo tres años, en el 93 y teniendo él 28, Hansi se vio obligado a retirarse por varias lesiones de gravedad.
Entonces, y sin una carrera larga (148 partidos en Primera), Flick se enfrentó al debate que asola a prácticamente todos los deportistas de élite cuando cuelgan las botas: '¿Y ahora qué?'. Su primera decisión pasó por instalarse en Bammental, lugar de origen de su mujer Silke, y matar el gusanillo jugando en el modestísimo Victoria Bammental, equipo de la localidad que competía en categorías autonómicas. La segunda fue abrir una tienda de deportes.
La gestión del comercio, de unos 110 metros cuadrados incluyendo el almacén, supuso una manera de seguir ligado al deporte desde otra rama. "Lo hacían todo Silke y él: llevaban los números, gestionaban los pedidos, atendían a los clientes…", desgrana otro residente en Bammental que manifiesta tener amistad con el técnico y prefiere preservar su identidad. Kathrin, hija de Flick, dio más detalles en una entrevista en Goal: "Mis padres pusieron todos sus ahorros en la tienda. Todos. Cuando salía de la escuela siempre me pasaba por allí. Cerraban y nos volvíamos a casa a cenar".
El lugar, más allá de la venta de camisetas, botas y todo tipo de artilugios deportivos, se constituyó en una especie de punto de reunión social. Flick ejercía como intermediario en la vestimenta de los equipos de la zona: solicitaba ropa a las marcas en grandes cantidades, personalizaba las equipaciones y se las vendía a los clubes. Algunos reducían la cuantía de los pagos a cambio de llevar publicidad de la tienda en sus zamarras. Allí a nadie se le escapaba quién era Hansi, el jugador más exitoso que había salido de la comarca. Y, por eso, amigos, familiares y vecinos en general solían pasarse simplemente a tomar un café y hablar de fútbol y la vida. "Había una máquina de bebidas. Nos tirábamos horas allí sin comprar nada (risas)", dice Max.
Los años fueron pasando y Flick, retirado de forma definitiva, cambió el césped por dirigir al Victoria Bammental. Durante un tiempo incluso ejerció como jugador-entrenador. En el restaurante que pega al estadio (un campo de Regional, sin gradas y pasto bien cuidado) todavía quedan recuerdos de su legado. "¡Aquí está Hansi!", grita un camarero. Señala un mural escondido en el lateral del bar y presidido por una foto del Victoria del ejercicio 94-95, uno de los últimos del técnico del Barça en activo. El alemán comandó el proyecto entre 1996 y el 2000, moviéndose entre la Oberliga del estado de Baden-Württemberg (quinta división) y la Verbandsliga Baden (sexta), a la que descendió en 1999.
Sus métodos innovadores, sumados a su pasado como futbolista de renombre, llamaron la atención del Hoffenheim, que le fichó en el verano del 2000. Cabe poner en contexto qué era y qué es el Hoffenheim: por entonces, aunque a los jóvenes les suene extraño, competía también en la Oberliga de Baden (quinta) y jamás había alcanzado categorías superiores. La firma de Flick coincidió con la compra del club por parte del millonario Dietmar Hopp, uno de los hombres más ricos del mundo según Forbes y cuya fortuna alcanza los 5.300 millones de euros. Él y su apuesta económica han transformado al club. Y Flick sentó las bases del crecimiento: subió a Regionalliga a las primeras de cambio. Luego, y después de cuatro intentos fallidos por ascender a tercera, Hopp le despidió.
Desde entonces su crecimiento fue meteórico: pasó a ser asistente de Trapattoni y Lothar Matthäus en el RB Salzburgo, ascendió a mano derecha de Löw en la Mannschaft en 2006 (duró ocho años) y saltó en 2014 a la dirección deportiva de la Federación Alemana (DFB), un cargo que desempeñó hasta 2017. Entonces volvió al Hoffenheim como responsable de fichajes (duró ocho meses) y en julio de 2019 se incorporó al Bayern para formar parte del cuerpo técnico de Niko Kovac. La destitución del croata en noviembre le dio las llaves de la primera plantilla. El resto de su historia resulta de sobra conocida: se quedó, ganó Champions, Bundesliga, Copa, Supercopa alemana y de Europa y Mundial de Clubes y abandonó el Allianz en verano de 2021 por entender que había cumplido un ciclo. Alemania fue su siguiente parada y, después de un Mundial decepcionante, se convirtió en el primer seleccionador de la historia en ser cesado. El Barça es su siguiente parada.
La desaparición del negocio
La progresión de Flick como entrenador le obligó a dejar la tienda en un segundo plano, que no olvidada. "Hasta cuando estaba en la selección y cenábamos o tomábamos una copa juntos me hablaba del negocio", reveló su hija Kathrin. Ella, su hermana Hannah, su madre Silke y Uwe Ulzenheimer, amigo del matrimonio, asumieron las riendas cuando Hansi puso rumbo al Salzburgo. Kathrin asumió el puesto de directora general en 2014, siempre bajo la tutela de su padre. "Se fue alejando de las operaciones, pero siguió involucrado en la estrategia hasta el último día", recordó en Goal. En 2017, con Kathrin deseando tomar un camino diferente en lo profesional, Hannah a punto de ser madre por segunda vez y Silke anhelando más tiempo para ella y sus nietos, el establecimiento echó el cierre después de 22 años: "Las cosas se estaban poniendo cada vez más difíciles para los minoristas, además, y ese verano teníamos que renovar por cinco años el contrato de alquiler. No lo veíamos claro".
Bammental se quedó entonces huérfana de unos de sus símbolos. Ya no queda ni rastro. Sólo los testimonios de los que lo vivieron y pueden presumir de haberle comprado ropa al nuevo entrenador del Barcelona. Flick acaba de adquirir una casa en la localidad, cerca de la estación de tren, y tiene pensado volver cuando se jubile. Sus hijas residen allí. "Esto le encanta", cuentan. La heladería Eiscafé Pouli, situada justo enfrente de donde se ubicaba su tienda, sigue siendo su parada favorita para tomar café en los veranos y Navidades.
En el campo de Bammental, que el miércoles por la tarde está ocupado por veteranos y noveles que disputan una pachanga al atardecer, se ve alguna camiseta del Real Madrid. "A este lo vamos a echar; ahora sólo queremos Barça", comentan algunos niños entre risas. Flick, que colabora con el ayuntamiento de la localidad en programas de inclusión y de ayuda a los desfavorecidos y fue nombrado ciudadano de honor, es un ídolo y un referente al que imitar. De mercader y perseguidor de ladrones (cuenta la leyenda que un día atrapó a un joven que entró a robar en su tienda y le entregó él mismo a la policía) a entrenar al más alto nivel. Cosas que pasan en Bammental.