CRISIS EN LA FEDERACIÓN

La Federación quiere negociar con Albert Luque y no descarta dejar su puesto vacante en la Eurocopa

Aunque aún no hay presidente y habrá debate, Pedro Rocha ya debatió cómo solucionar el problema. De la Fuente prefiere que nadie le sustituya si no vuelve. Plan B: un 'Víctor' de la casa.

Albert Luque, directo de la Selección que ahora mismo está suspendido en sus funciones. /GETTY
Albert Luque, directo de la Selección que ahora mismo está suspendido en sus funciones. GETTY
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

El nuevo presidente de la Real Federación Española de Fútbol que salga de las urnas el próximo 6 de mayo —si es que hay comicios—, este mismo abril —si sólo se presenta un candidato en el proceso electoral— o en algún momento posterior sin concretar —si el TAD da la sorpresa—, tiene muchísima tarea. Y alguna de ella es urgente y a corto plazo. La institución anda ahora mismo descabezada sin un líder y con cinco directivos de máximo rango fuera de sus despachos, así que urge tomar soluciones de peso para que la RFEF no vea afectado su día a día más tiempo. Si sigue funcionando todo rutinariamente es gracias a la profesionalidad y al esfuerzo extra de 250 perfiles anónimos. Pero la opinión general en la Ciudad del Fútbol es que conviene reponer ya a lo jefes y no alargar el milagro.

Tras el despido de Tomás González Cueto, asesor jurídico externo e ideólogo del Rubialismo, llegaron las suspensiones en una primera oleada, por la entrada de la UCO dentro del marco de la Operación Brody, de Pedro González Segura —director de los Servicios Jurídicos—, José Javier Jiménez —responsable del departamento de Operaciones y Personas— y Miguel Ángel García Silvero —técnico de la Federación y el encargado de informar sobre las obras y preparar las ofertas de las constructoras. Y a ellas se unieron, más tarde, las de Rubén Rivera —director de marketing— y Albert Luque —director de la Selección— por la petición de cárcel de la Fiscalía dentro del Caso Rubiales. Y es justo ahí, alrededor de esta última investigación, donde la Selección en general, y Luis de la Fuente en particular, palpan más tensión deportiva a dos meses de que comience la Eurocopa de Alemania.

Luque, como Rivera, fue imputado el pasado 27 de septiembre por un presunto delito de coacciones a Jenni Hermoso, pero no ha sido hasta el 27 de marzo, seis meses después, cuando la RFEF decidió apartarle de su cargo, apoyada en la petición de año y medio de cárcel que la Fiscal incluyó en su escrito de acusación. Eso sí, manteniendo su salario íntegro como en el resto de casos de personal en la nevera. Por eso, su situación, y dada la tarea que se le viene encima ahora a la Selección, el próximo presidente abordará este asunto de inmediato. De hecho, Pedro Rocha mantuvo alguna conversación al respecto antes de dimitir protocolariamente como presidente de la Comisión Gestora y ha estado madurando estos días como pre-candidato cómo enderezar la situación en este apartado.

La negociación es una de las primeras vías que se quieren poner encima de la mesa dentro de este debate que mantiene Rocha con sus asesores de máxima confianza. La Federación está decidida a no dar marcha atrás con su decisión de apartar en sus funciones a Luque mientras no haya una resolución judicial. No tendría sentido dar un paso de tal calado y ahora desandarlo. El problema es que esta causa podría dilatarse en el juzgado de Majadahonda incluso durante varios años. Por eso, en Las Rozas entienden que esta crisis no puede prolongarse tanto tiempo y lo mejor es que, cuando haya sustituto oficial de Luis Rubiales, se llegue a un acuerdo económico para la rescisión del contrato.

La duda es a cuánto se elevaría la cuantía de su salida. Hay profesionales en la RFEF que señalan, sin dudarlo ni un segundo, que la indemnización de Luque sería de un millon de euros, pero otros aseguran no tener conocimiento de esa cláusula. Es más, sólo el seleccionador posee contrato de alta dirección y los blindajes están prohibidos por el Órgano de Buen Gobierno, así que si esto fuese así podría haber lío.

Hay y habrá debate

Hay quien aboga incluso, en voz baja al ser impopular, por reconsiderar la postura inicial de echarle a un lado, readmitirle y dejarle que siga al frente de la Selección como director. Esta corriente se apoya en que, más allá de que la presunción de inocencia debe prevalecer siempre, los resultados del catalán con la Absoluta están siendo buenos desde que llegó en enero de 2023 y, sobre todo, porque el cuerpo técnico y los internacionales están muy satisfechos con su trabajo y funciones, que van desde las contrataciones, la portavocía, el acompañamiento a la expedición, cuidar de los lesionados, negociar con los posibles nacionalizados, dar cobertura al staff técnico en todo lo que solicitan, supervisar las concentraciones y los viajes hasta la elección de los rivales para los amistosos.

Sin embargo, es una opción remota su regreso porque ni el propio afectado, según los que le conocen bien, está totalmente convencido de que pueda ejercer su trabajo como hasta ahora al tener el foco encima de él constantemente, acentuando un ruido que podría afectar la actividad del equipo nacional. De hecho, para el propio Luque, como ya demostró en su reciente carta desvelada por Relevo y enviada a la RFEF para posicionarse sobre su situación actual, ésta es una de las cosas más importantes: "(…) No obstante lo anterior, considerando la necesidad de garantizar la estabilidad de la Selección masculina absoluta de fútbol que en los próximos meses afronta una competición de tal importancia como una Eurocopa, he decidido no impugnar tal medida a pesar de mi disconformidad. Desde mi puesto de director de la Selección he tratado siempre de transmitir mi compromiso y máxima colaboración para ayudar a alcanzar las más altas cotas deportivas y, desde luego, no es mi intención interferir en ningún modo en el desempeño deportivo de cara a los próximos retos ni generar más inestabilidad para la Federación".

A partir de ahí, hay quienes en la Federación valoraron poder sustituir a Luque con algún perfil de la casa. Pero más que soluciones, encuentran problemas. Francis es técnicamente el coordinador de las categorías inferiores y era el segundo de a bordo del director suspendido, hasta el punto de que siempre viajaba con el primer equipo y se llevó prima por ganar la Nations League, pero su peso y popularidad también han decaído desde que la crisis federativa se disparó en septiembre. Sus formas tampoco gustan nada. Y Tito, que forma parte de este equipo de dirección deportiva, también está más fuera que dentro por su vinculación y estrecha relación con Rubiales.

La nueva presidencia, en cuanto entre en la RFEF, tiene como prioridad seguir distanciándose más y más de ese pasado al que perteneció y del que ahora no quiere saber absolutamente nada debido a la presión social, política e institucional. La única solución posible, que no probable, sería tirar de un perfil como el de Víctor Sánchez del Amo, al que Rubiales le ofreció ayuda después de atravesar una fea crisis personal y la Federación le reclutó en enero para echar una mano en las categorías inferiores así como en diferentes actos alrededor de las Leyendas de España.

Peso a De la Fuente

La opinión de De la Fuente es importante, pero tampoco es vinculante. Pese a que comenzó con un perfil bajo después del Mundial de Catar y que muchas decisiones casi ni se consultaban, sólo se le comunicaban, el seleccionador ha ido ganando fuerza. La Nations y la clasificación para la Eurocopa le han puesto en otra dimensión. Y el técnico riojano, según varias fuentes consultadas, lo tiene claro con el caso Luque, y así lo compartió en cuanto conoció la noticia de que era apartado de sus funciones: o se desbloquea la situación y Albert regresa a su puesto o es mejor que nadie le sustituya, ni de dentro de la casa ni de fuera, como algún peso pesado ha propuesto últimamente. Otra cosa es que le hagan caso al entrenador.

Para De la Fuente es clave no distorsionar el magnífico ambiente que hay dentro del vestuario y le gustaría que la dirección lo tuviera en cuenta. Entiende que introducir ahora a un agente nuevo entre el staff y los futbolistas no es lo más adecuado. Aunque sea un perfil cualificado y que pueda sumar. Las probaturas, mejor para después de una cita tan importante como la Eurocopa. Los internacionales ya han sido sometidos a demasiados cambios en los últimos años, y si el seleccionador cuida y aboga por algo de puertas hacia adentro es por la estabilidad y la paz del grupo. Los pesos pesados de la caseta apoyan esta línea: o Luque o, ahora mismo, nadie.

La Selección ya tuvo en los últimos años a Fernando Hierro entre la última etapa de Villar y la llegada de Rubiales. Después vio cómo tras la sorprendente destitución de Julen Lopetegui antes de comenzar el Mundial de Rusia el excentral madridista se vio obligado a bajar al banquillo y, a su vez, tiró de Carlos Marchena como enlace del vestuario. El equipo aceptó más tarde que José Francisco Molina heredara el cargo de director deportivo en la era Luis Enrique. Y luego asimiló su marcha y la llegada de Luque. Demasiados movimientos para una Selección que, curiosamente, lo que más le gusta es conservar el bloque y lo que más valora es el equilibrio.