Los flecos entre Mateu Alemany y la Federación no son por los tiempos ni el dinero: la clave, su rol y el barón de Andalucía
Las negociaciones continúan y, pese a la sintonía, hay diferencias que parece que no se solucionarán hasta que finalice la Eurocopa.
Que la Real Federación Española de Fútbol y Mateu Alemany están en permanente contacto desde hace tiempo, calibrando sus opciones de unir sus caminos, es una realidad. Que todavía no hay un acuerdo ni parece algo cercano es un hecho.
La sintonía entre los pilares actuales de la institución y el directivo balear es excelente, pero en estos momentos sigue habiendo diferencias entre ellos y centran sus conversaciones en un punto vital para el expresidente del Mallorca y el que fuera director del fútbol en el Barcelona: las competencias. Más allá de los tiempos y el dinero, Alemany quiere dejar claro su rol y el de todos aquellos que ahora lo ejercen dentro de la Ciudad del Fútbol.
Como desveló Relevo el pasado 2 de junio, el presidente de la RFEF, Pedro Rocha, quiere diseñar un puesto a la medida de Alemany para que no dude ni un segundo con otras propuestas y recale en Las Rozas cuanto antes. En un principio, y tras consensuar que la figura de secretario general se le quedaba corta (fue para Álvaro de Miguel), idearon en un boceto un puesto de más responsabilidad y trascendencia como el de director general técnico. Un nivel por encima de lo que era Albert Luque, despedido mediante un burofax en mayo. Y ahí, para otorgarle unos galones y un estatus por encima de todos los demás puestos, está la madre del cordero, ya que querían unificar sus funciones en un dos por uno con el nombramiento como vicepresidente deportivo. De su puesto partiría el resto del organigrama.
Sin embargo, en esas conversaciones han surgido ciertas tensiones. Ahora mismo, en la RFEF ya hay quien ejerce esa vicepresidencia deportiva. Pablo Lozano (Pozoblanco, Córdoba, 1978), presidente de la federación de Andalucía, tiene esa competencia. Aunque en su caso es más una cargo representativo que ejecutivo por la omnipresencia de Luis Rubiales. El barón andaluz, apoyado por su mano derecha José Manuel Molina Maza, tenía y tiene en su hoja de ruta reforzar más aún su papel a nivel nacional como responsable del fútbol masculino. Y más tras ser el tercer directivo con mayor peso en la nueva y recientemente nombrada Junta Directiva.
Pablo Lozano llevaba un año, más o menos, algo desconectado de la Federación, donde fue responsable Femenino del Comité Nacional Fútbol Sala RFEF, vicepresidente del Comité Nacional de Fútbol Sala y Vocal en la Junta. En primer lugar se distanció obligado, porque cayó en desgracia para el anterior presidente tras haber sido uno de sus dirigentes autonómicos favoritos. Al igual que le sucedió a José Ángel Peláez (Cantabria), el hecho de dar su opinión siempre, con determinación, empezó a costarle caro y fue desplazado de varias comisiones en las que tenía peso.
Y, además, estaba más centrado en su territorio porque le tocaban este año elecciones y no quería despistarse ante la candidatura opositora a la que ha acabado barriendo en las urnas. Pero ahora, con su puesto asegurado hasta 2028, ha comenzado a mirar de nuevo a Las Rozas. Hasta el punto de postularse como posible candidato de consenso interno en caso de que Rocha -que llegó anoche a Alemania y ejerce con plenos poderes pero con máxima discreción- fuera inhabilitado. Sus llamadas a varios profesionales para acercarse a ellos ("para trabajar en Andalucía y luego ya veremos...") le delatan.
Las fricciones más latentes
Por eso ahora no parece tan fácil que Lozano vaya a ceder, a las primeras de cambio, su cuota de ese poder recuperado. Una postura que ha llegado a Alemany y que no está dispuesto a tolerar. Si Mateu entra en la RFEF lo hará con plenos poderes (el 100% y no le vale el 95%) para contratar, destituir (hay ya varios nombres en la rampa de salida) y modificar a su antojo lo necesario dentro del nuevo organigrama.
No quiere injerencias, legados con los que no comulgue, parches ni dejar sin atar debates que luego, por las prisas de firmar ya, se puedan atragantar. Bastante ha sido tener que olvidarse -por ahora- de su candidatura a la presidencia de la RFEF (lo que de verdad le motivaba) para adaptarse a este posible nombramiento como CEO con funciones deportivas. Un sillón desde el que se encargaría de todo el fútbol femenino y masculino. Una novedad importante respecto a cómo se gestionaba todo hasta el momento con Albert Luque y Markel Zubizarreta al frente de las secciones, con esa supervisión de Pablo Lozano en el fútbol masculino y Rafael del Amo en el femenino.
Alemany, según diversas fuentes consultadas, quiere tener todos los datos encima de la mesa de la propuesta final de la RFEF antes de decidir. Hay más interés por su parte en hacer las cosas bien que obrar rápido. Aunque todo puede virar velozmente, porque lo grueso ya está hablado, todos también prefieren ganar algo de tiempo para ver qué escenario hay de cara a las próximas elecciones de septiembre. No es lo mismo que Rocha sea el favorito a que pueda haber otras corrientes que vayan a hacerle frente y dar otro vuelco a la RFEF. Y en este impás, los responsables de la institución ya han asimilado que el dinero no será lo más importante para Mateu pese a ofrecerle un buen contrato. Si entra, como todo el mundo quiere y como nadie puede asegurar que se vaya a producir, será aceptando las mínimas cosas posibles que no haya decidido él. De hecho, la más importante, la renovación de Luis de la Fuente, no le ha convencido demasiado según fuentes internas de máxima responsabilidad.
Y no porque no crea en la valía ni el exitoso currículum del técnico riojano. Considera que lo mejor hubiera sido esperar y ver cómo se desarrollaba la Eurocopa antes de tomar una decisión de tal calado. Como, por ejemplo, se ha hecho con las condiciones económicas del seleccionador (cobra 600.00 euros desde enero de 2023 y no le han tocado el salario pese a la renovación automática) y con la negociación de las primas más allá de la cita de Alemania, con unas cantidades desveladas por Relevo: 30% de los ingresos si llegan a cuartos y 40% si son campeones de la Eurocopa. Un melón, para la próxima Nations League y el Mundial 2026, que ya habrá tiempo de abrir. Hay quien apunta desde dentro de la RFEF que esta forma de pensar de Mateu se debe a que su seleccionador preferido era, es y será Marcelino.