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El 'portavoz' De la Fuente tira de psicología entre el nuevo caos de la RFEF y el paredón de la prensa

Maldice estar siempre más estresado por lo extradeportivo que por lo futbolístico, pero se apoya en sus logros y López Vallejo.

Luis de la Fuente y Pedro Rocha, juntos en una concentración de la Selección. /
Luis de la Fuente y Pedro Rocha, juntos en una concentración de la Selección.
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Luis de la Fuente tendrá hoy un dos por uno de todo aquello que más le repele. Por un lado, liderará una expedición rumbo a Reino Unido sin presidente oficial de la Real Federación Español de Fútbol al frente y en medio de un nuevo caos institucional que FIFA mira preocupada y con lupa. Él, como todo el mundo del fútbol sigue a la espera de que las próximas elecciones eleven algún día al sustituto definitivo de su máximo valedor Luis Rubiales. La crisis desatada este miércoles ha vuelto a zarandear todo. Y por otro lado, se enfrentará de nuevo a la ráfaga de preguntas extradeportivas que tanto le incomodan en las dos ruedas de prensa que están programadas en este parón, la de este jueves en el London Stadium y la del próximo lunes en el Santiago Bernabéu.

Aunque no lo airea, al seleccionador le molesta bastante tener que ocuparse y preocuparse más por explicar y justificar mil asuntos que nada tienen que ver con lo futbolístico, que de poder centrarse en su obsesiva manera de pulir y mejorar a su plantilla de cara a la Eurocopa. Un grupo del que presume a ojos del mundo entero, ya que estos jugadores que maneja, aunque para algunos pesen menos que Brahim, son los que vienen de ganar una Nations League ―remontando el vuelo después de un Mundial en Catar para olvidar― y de clasificarse para la cita de Alemania. De la Fuente es en estos momentos, por unas y otras cosas, el único portavoz de la institución, para lo bueno, lo regular y lo malo. Para todo lo que tiene que ver con el juego, pero también para lo que está relacionado con lo institucional. Y le desgasta. Rocha ha recibido la recomendación de que permanezca en Madrid hasta que la UCO siga en su casa. Y que si al final viaja, se tape. Javier Gómez Matallanas, que hacía más esas funciones al principio de su llegada hace dos años con Rubiales, ahora tiene otros cometidos y ni siquiera estará en Londres. Y los directores de comunicación, deportivos o institucionales, siempre lejos de los focos, bastante tienen con bajar al barro y remar.

Buena parte de culpa de este sentir del seleccionador la tiene el lío histórico en el que está inmerso la Federación. Ayer la UCO volvió a recorrer sus pasillos y no se pudieron convocar las elecciones a la presidencia puesto que se suspendió hasta abril la Gestora. Y todo esto, aunque no lo parezca, tiene sus consecuencias en la Selección. Los jugadores se enteraron de los registros porque hasta hoy se entrenaban en Las Rozas y hasta prácticamente llegar a Barajas no sabrán si Rocha podría estar cerca de De la Fuente unos días más, hasta que dimita protocolariamente para presentarse a las elecciones a la presidencia, para darle ese calor, cercanía y tranquilidad que le ha ofrecido desde el pasado mes de septiembre ―con renovación incluida―. El míster sabe que cuando Rocha, un gran apoyo, dé ese paso obligado por los estatutos y deje el testigo a otro barón territorial, la paz volverá a convertirse en incertidumbre durante el proceso electoral. ¿Y si gana otro candidato las elecciones, prescinde del actual seleccionador y pone a otro de su confianza? Improbable, pero no imposible.

Aunque De la Fuente quiere aislarse del ruido, todo cala. Lo bueno, según reconoce su entorno más cercano, es que ya se ha acostumbrado a trabajar en una mina de bombas. Y si lo sobrelleva más o menos bien es porque los resultados le sonríen, por su experiencia y temple, y también por el gran apoyo que le da su cuerpo técnico y las recomendaciones que le aporta Javier López Vallejo, exportero profesional y ahora psicólogo deportivo de la Selección. Allí donde está el técnico, permanece su consejero. Por amistad, cercanía y estrategia. Si Joaquín Valdés en su día estaba pegado a Luis Enrique, no es casualidad ahora que De la Fuente y Vallejo vayan de la mano y tengan conexión permanente más allá del campo. En la sala de prensa e incluso en los continuos viajes del seleccionador para seguir a sus internacionales.

Un papel fundamental

Javier López Vallejo (Pamplona, 1975) suma muchísimo al grupo. Tanto en su praxis individual con los miembros de la Selección que lo solicitan, como a nivel grupal para preparar los entrenamientos, distribuir la carga mental de los mismos y potenciar las dinámicas que se puedan hacer dentro o fuera del campo. Pero la tarea del psicólogo, como hacía en las categorías inferiores, va mucho más allá y, en el caso del seleccionador y de todo aquel que se lo pide, aporta una buena ración de estratégicas y habilidades comunicativas que, dada la situación de permanente crisis, se antojan necesaria: cómo gestionar el estrés, de qué forma encajar la crítica o verbalizarla, de qué manera dirigirse a los periodistas (el míster se sabe el nombre de todos) y ser persuasivo, cuál es la forma idónea de encarar y regatear un conflicto ―previamente ensayado― sin ser osco y esquivo pero siendo asertivo...

Javier López Vallejo, psicólogo de la Selección, justo detrás de De la Fuente en la Nations League.
Javier López Vallejo, psicólogo de la Selección, justo detrás de De la Fuente en la Nations League.

Justo esto es lo que más preocupa en Las Rozas. Que un seleccionador tenga que emplear tanto tiempo en prepararse como apagafuegos que en estudiar a Colombia y Brasil, próximos rivales, o en ver cómo explotar a los 26 talentos que tiene entre manos. Los días que toca sala de prensa hay más tensión que el resto de jornadas. Pero es que su año y medio al frente de La Roja ha sido así. De la Fuente, antes de empezar su nueva era, ya tuvo que dar explicaciones por la explotación deportiva de Pedri y desde sus últimas comparecencias con la Sub-21, a colación de los Juegos, ya tuvo que remangarse para explicar muchas más veces por qué no contó con Ramos en Tokio como tampoco lo haría después en la Absoluta. Con su nombramiento, las explicaciones ante el paredón de los periodistas fue una constante.

Un año y medio entretenido...

De la Fuente primero tuvo que reivindicarse y recitar su currículum, ya que su nombramiento fue puesto en solfa, mientras a la vez justificaba en las entrevistas personalizadas su españolía y, por ejemplo, su afición a los toros. Después, aclaró su relación con el seleccionador saliente. Más tarde, hizo lo propio con sus votos en The Best a Julián Álvarez (1º), Jude Bellingham (2º) y Luka Modric (3º). Unas decisiones que fueron muy criticadas y que ahora van cobrando su sentido. Llegó a decir "no bebo" en aquella ocasión para defenderse de los ataques. Sólo la consecución de la Nations League frenó tanto recelo, aunque entonces ya dedicó más minutos a la polémica de que le llamaran "calvo" en la celebración de Madrid que a descifrar las claves de la final ante Croacia que habían conducido al éxito. Hasta que llegó el Mundial femenino, Rubiales hizo lo que hizo en Sídney y se montó la 'marimorena' en la Federación. Desde entonces, el fútbol quedó de nuevo en un segundo plano y se hizo presente otra vez la acidez con los micros de por medio.

De la Fuente fue duramente criticado por su papel en la Asamblea de la vergüenza del pasado 25 de agosto en la que Rubiales, contra pronóstico, se negó a dimitir y fue aplaudido a rabiar por una sala de la que el seleccionador formó parte. El riojano, tras verse en primera fila de la 'clac', reconoció que fue un error mayúsculo y dijo comprender a los que pidieron su dimisión, pero como buen cristiano que cree y promueve el perdón ofreció sus disculpas y salió como pudo de aquel embrollo. Sabía que cualquier otro foco polémico aparecería pronto para rescatarle y cambiar de tema. Y eso fue lo que sucedió.

La lesión de Gavi en Valladolid el 19 de noviembre volvió a encender el ambiente ya que fue acusado de haber dado descanso a varios internacionales menos al barcelonista. También con su relación y el papel de Albert Luque (investigado por el Caso Rubiales) como director de la Selección, por la renovación automática de su contrato (con la que no está del todo satisfecho ya que prefiere firmar uno nuevo más acorde a su estatus actual y al de su staff) y ahora con Brahim, tema capital de su última comparecencia en la que llegó a tener más de un careo con periodistas y en la que se vio obligado a desvelar detalles privados para poder defenderse.

Hoy, nueva conferencia de prensa en Wembley. Con algún que otro directivo alrededor con sus competencias diluidas y con Javier López Vallejo, como siempre, al fondo del auditorio. Nunca mejor dicho, veremos esta vez por dónde van los tiros.