El fútbol en Georgia también es una vía para huir de la pobreza: "Cuando hay torneos, los niños dejan de ir a la escuela"
El país, cuya esperanza de vida es 12 años menos que en España (72), ve en el deporte un trampolín para escalar socialmente.
Velbert (Alemania).- Junto al Mar Negro, en el Cáucaso, Georgia disfruta de una independencia desde que se desprendiera del yugo soviético en 1991. Una sombra de Rusia que no es capaz de apagar, una capa política y de intereses comerciales que impregna el resto de ámbitos, por mucho que el país haya conseguido, según los datos del Ministerior de Asuntos Exteriores, que Turquía sea su principal proveedor y China su cliente mayoritario. Unos lazos que quieren tejer con la Unión Europa mientras el país se dirime en confrontaciones políticas, y el índice de pobreza existe en un territorio de contrastes. "Tbilisi es una cosa, pero si te alejas y recorres el país, te das cuenta de que hay mucha gente que no tiene recursos y vive del campo", explica Andrés Carrasco, quien estuvo en tres etapas de entrenador en Georgia.
[España - Georgia, en directo: sigue el resultado del partido de Eurocopa]
Los datos son irrefutables. La esperanza de vida es de 72,3 años en 2023, mientras que en España rondaba los 83 años. El suelo medio se sitúa en unos 6.000 euros, lo que refleja los titánicos esfuerzos de los aficionados por viajar a Alemania a ver la Eurocopa. Con todos esos ingredientes, la oportunidad de jugar al fútbol es también una vía de escape para alcanzar una mejor vida. "El fútbol se ve como una manera de salir de pobreza o de generar fortuna. Es una esperanza para las familias", cuenta Carrasco, quien en 2011 se recorrió el país en busca de talentos para el Dinamo y pudo conocer a fondo distintas familias, como la del ídolo ("o Dios") Kvaratskhelia.
"Muchas de ellas quieren enfocar a los niños a ser futbolistas, me recordó a lo que representa este deporte en Sudamérica. Niños que se entrenan sin parar en casa y en la calle, de forma individual y con los equipos. Nunca descansan, quieren progresar, mejorar. Los niños dejan de ir al colegio cuando hay torneos; nos pasaba en el Dinamo. Con 14 o 15 años no acudían a clase y entrenaban por las mañanas cuando era la época de las selecciones de categorías", rememora Carrasco, que entiende que el jugador georgiano es talentoso, con buen uno contra uno, creativo, "muy diferente al jugador ruso y también al ucraniano, que son más disciplinados, como máquinas".
Una cuenta de Gmail y varias reservas de Booking explican la sorpresa de Georgia:
— Relevo (@relevo) June 28, 2024
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Esos entrenamientos copiados y la vida en la calle de Tbilisi
En Georgia hay dos canteras que trabajan mejor que ninguna y de dónde proceden los jugadores más formados. La primera es la del Dinamo Tbilisi, el equipo hegemónico de Georgia; la segunda, según el propio Carrasco, es la del FC Iberia 1999, un barrio de la ciudad que también ha apostado por el conocimiento español y donde Manolo Hierro fue su director deportivo. "Después de que nos fuéramos en 2011, yo volví dos años más tarde y los entrenadores me decían que seguían haciendo los mismos entrenamientos", explica el técnico español, ahora en Ucrania.
Hay muchos jugadores y clubes que han aprovechado el tirón del fútbol en Georgia para abrir escuelas. Es conocida la de Cristiano Ronaldo, con esa foto que se hizo viral con niños como Kvaratskhelia y otros internacionales, mientras que entidades europeas e incluso de México, como el Pachuca, han abierto escuelas para ayudar a los jóvenes que tienen menos recursos. "En Tbilisi su carácter es muy latino. Siempre están en la calle, viven fuera, y eso afecta también su manera de jugar", cuenta Carrasco.
Aunque en los últimos años se ha reducido el índice de pobreza, todavía sigue siendo uno de los que despierta más preocupación de Europa, junto a Ucrania, Armenia o Moldavia. En ese contexto, el fútbol es una de las tablas de salvación de un país que ahora encuentra en la Eurocopa su mejor escaparate.