Detrás del desastre de Italia aparece una 'Ley Beckham' que ya tachó Meloni: "No van a florecer Messi, Mbappé..."
Gravina, presidente de la federación, expuso que las reglas no favorecen el desarrollo del jugador local: "Solo pensamos en los resultados".

Gabriele Gravina, presidente de la federación italiana, ha cogido sitio para hacer frente a todas las acusaciones que rodean al fútbol nacional tras la debacle en octavos de final de la Eurocopa frente a Suiza. El mandatario anunció que tanto él como Spalletti continuarán en sus respectivos cargos. Justo después, ofreció un rocambolesco discurso en contra de las medidas gubernamentales que, bajo su opinión, se han convertido es una lacra para el rendimiento del equipo nacional. La 'Ley Beckham', conocida en Italia como el 'Decreto Crescita', es el eje del reclamo del mencionado Gravina.
"Hay reglas que no favorecen el desarrollo de nuestro fútbol y pese a ello todos quieren reducir el espacio para las selecciones. Compartiremos viaje con Luciano y los jugadores, pero no se puede pensar que Mbappé, Cristiano Ronaldo y Messi florezcan de repente en Italia. Ahora en nuestro país debemos valorar el talento que tenemos. Todas nuestras selecciones juveniles se han clasificado para la fase final del Campeonato de Europa. Después de 120 años de historia, la categoría Sub 17 ganó el Campeonato de Europa. No podemos influir en las decisiones de las empresas, pero haremos algunas reflexiones en el consejo federal, esperando que se dé más espacio a los talentos que tenemos", comienza.
A continuación es más preciso: "Hay leyes internacionales que impiden el uso de jugadores jóvenes, pero también es un hecho cultural... El 67% de los jugadores de la Serie A son extranjeros, cifra acorde con otras realidades, y nosotros como Federación nos resistimos a la posibilidad de registrar ciudadanos extracomunitarios. Incluso a la Serie B le gustaría fichar a un jugador extracomunitario más... Si no entendemos que cultivar la cantera no es un coste, sino una inversión para los clubes, no iremos a ninguna parte. Hay resistencia dentro de nosotros y, según las normas legales e internacionales, no tengo posibilidad de mover o imponer una línea".
Cierra el presidente: "A nivel juvenil nuestras selecciones dominan, pero ninguno de estos muchachos tiene presencia en el primer equipo. Sólo pensamos en los resultados. Hemos impulsado el proyecto de segundos equipos. Hay equipos de Primavera (los filiales) que tienen jugadores 100% extranjeros en su plantilla".
He aquí su discurso, su rotundo discurso, y ahora toca encontrarle explicación. Gravina hace alusión a varios fenómenos y uno de ellos, aunque no lo nombra, es, sin duda, el 'Decreto Crescita' o la 'Ley Beckham' italiana. El pasado mes de enero, el gobierno de Giorgia Meloni eliminó esta ley, que, en resumidas cuentas, permitía a los clubes verse beneficiados por una importante rebaja fiscal para aquellos jugadores que llegaban desde el extranjero. Esta medida permitió, entre otras cosas, el fichaje de Cristiano Ronaldo por la Juventus.
Pero no es el único caso. Según Gravina, la existencia de esta ley supuso un 67% de extranjeros en la liga italiana, comprometiendo el desarrollo del jugador nacional. No obstante, es una reflexión con tintes cuestionables, ya que sin ir más lejos el equipo que les eliminó, Suiza, se caracteriza precisamente por contar con la mayoría de sus futbolistas destacados lejos de sus fronteras. Además, esta ley no existía cuando la selección flaqueó en los Mundiales de 2010 o 2014, no se clasificó para el Mundial 2018... Y con ella ha disfrutado del gran papel continental de los equipos italianos como la final de Champions del Inter o la de Europa League del Atalanta (con título) o la Roma.
El 'Decreto Crescita' se basaba en que los clubes se ahorraban el 50% de los impuestos que pagaba un futbolista que llegaba desde el extranjero. Había algún matiz como que solo podían beneficiarse de ello aquellos jugadores que firmaban un contrato de dos o más años en Italia, cuyas renovaciones también computaban a nivel legal para mantener la medida. La abolición de la medida por el gobierno de Meloni sí agradó a Gravina, pero no al fútbol italiano.
En la mentalidad del presidente federativo, no favorecer en términos legales la llegada de extranjeros al fútbol italiano favorecerá a los jugadores locales para ganarse la oportunidad de hacerse un hueco en los clubes. Aunque que haya existido esta norma hasta enero le ha costado caro al equipo nacional. Mientras tanto, la brecha con los clubes es todavía más profunda. Gravina lo expresó de una forma concreta y tajante: "A nivel juvenil nuestras selecciones dominan, pero ninguno de estos muchachos tiene presencia en el primer equipo. Sólo pensamos en los resultados".
Desde luego, los clubes no avalaron la medida de abolir la ley. "Solo en Italia se puede cambiar de la noche a la mañana, sin una reunión con los clubes", expresó Furlani, CEO del Milan. Marotta, del Inter, se posicionó del mismo modo: "Es un gol en propia puerta. Habrá un empobrecimiento a nivel de calidad".
Desde instancias gubernamentales, sin embargo, lo tenían claro. Matteo Salvini, vicepresidente y ministro de infraestructura y transporte del Gobierno italiano, expuso: "Sería inmoral no eliminar la ley. Es una ayuda y reconocimiento a las canteras italianas, el 'Decreto Crescita' es una discriminación al jugador italiano".
Hasta Lotito, político de Forza Italia como parte del pacto gubernamental y a la vez dueño de la Lazio, lo condenó: "Esto no es bueno porque el Estado no recauda dinero. Si tienes un extranjero que paga impuestos en Italia, será mejor que alguien que no viene y no los paga".
El baile de extracomunitarios
Gravina añadió: "El 67% de los jugadores de la Serie A son extranjeros, cifra acorde con otras realidades, y nosotros como Federación nos resistimos a la posibilidad de registrar ciudadanos extracomunitarios. Incluso a la Serie B le gustaría fichar a un jugador extracomunitario más...". En su día, la 'Ley Bosman' favoreció la libre circulación de futbolistas europeos por los clubes, aunque continúa existiendo una restricción con los extracomunitarios.
En el caso de Italia, existe un sistema más complejo en el que cada club cuenta con un número indeterminado de plazas para los extracomunitarios en función de matices como suplir a uno que se marcha, que pase entre medias por otro club italiano o el número de partidos que sume el jugador en cuestión como internacional. Aun así, en los últimos años los clubes vienen reclamando una mayor facilidad para su adquisición, algo que también rechaza Gravina por las consecuencias deportivas que eso pudiera tener sobre el rendimiento del equipo nacional.
Italia ha caído en octavos de final y ahora es tiempo de sacar conclusiones. Desde el mando, hay una certeza: los clubes piensan en resultados y los extranjeros condenan el desarrollo del futbolista local. Lo cierto es que el combinado italiano suma en los últimos años más fracasos que alegrías, edulcorados por el título en la Eurocopa de 2016. Un nuevo traspiés invita a la reflexión en el país, con espacio también para la autocrítica. Ahora, con la ley abolida, es cuestión de tiempo saber quién lleva la razón en este conflicto de intereses...