Periodistas georgianos sin ordenadores, con camisetas, llorando en el suelo... ¡e intervención de UEFA!
El triunfo provisional de Georgia contra Portugal les coloca contra todo pronóstico en octavos de final.

Gelsenkirchen (Alemania).- ¿Qué puede significar la Eurocopa para un país como Georgia? Absolutamente todo. Tenía los componentes necesarios para que más de 20.000 georgianos visitasen el Arena Auf Schalke: jugarse el pase a unos octavos de final, enfrentarse a Cristiano Ronaldo y certificar que una generación europeizada va más allá del célebre Kvaratskhelia. Lo pensaban los que estaban en la grada y en la tribuna de prensa, en la cual algunos dejaron a un lado la profesión para enfundarse la camiseta Jvarosnebi.
Sí, en los diferentes puestos que designa la UEFA, se podía ver de todo. Y entre los compañeros, algunas elásticas de Georgia sobresalían de la neutral vestimenta de la mayoría. Hasta el punto en el que dos de ellos muestran la bandera nacional y presumen de Chakvetadze y Kurtanidze en su espalda. Se estaban preparando. Mano en el corazón y pulmón preparado. El Tavisupleba iba a resonar en Gelsenkirchen y los georgianos se entregaron a su himno.
Otros dos, sin nombre a sus espaldas, encuentran hueco en dos asientos libre para ponerse juntos. El suizo Sandro Schäfer pitó el inicio del partido y poco tiempo hubo entre el retumbar del fondo georgiano y la celebración del gol de Kvaratskhelia en el minuto dos. Detrás del todo se puede ver a un periodista georgiano que grita, que se quita la gorra y graba el momento. Uno de los de la bandera se pone a llorar. Normal. Georgia le estaba ganando a una campeona de Europa.
La primera parte al completo fue un continuo sufrir para los periodistas georgianos. Manos a la cara, muecas, 'ayayays'… un suceder de sentimientos que se apreciaban en la tribuna. Otro de ellos, Besarion, lleva una bufanda del Dinamo Batumi. La aprieta, la estruja, grita con ella y celebra cada acción. Los primeros 45 minutos han sido un sufrimiento, pero también un hito histórico. "Es increíble. Estamos ganando a la Portugal de Cristiano Ronaldo, en la primera Eurocopa de la Selección de fútbol de Georgia… Nuestro país no había hecho nada después de la Unión Soviética. Nuestro fútbol sólo está en los clubes. Y ahora estamos aquí, con chicos que se sienten europeos. Es impresionante", nos cuenta. Después la conversación se estira a Ilia Topuria, al orgullo de que el deporte georgiano llegue lejos… pero ahora el golpe lo da el fútbol.
Al descanso, los rostros de los georgianos delatan a los que no llevan camiseta. Una mezcla entre felicidad y nerviosismo. "Somos unos 50 periodistas contando redactores, fotógrafos y cámaras. Es normal que lleven camisetas y banderas, yo no porque vivo en Italia, aunque soy georgiana, pero para ellos esto es una pasión y es un momento histórico", explica Salome Haratischwili.
Todas las palabras no parecían firmes. Creían que sería una alegría efímera. Y para nada. En el minuto 55, el Arena Alf Schalke se paraliza. Una patada en el área a Lochoshvili es revisada por el VAR. Un minuto de esperanza y una decisión. Penalti. Besarion mira al cielo y abre los brazos. Va a tirar Mikautadze. Y nos sorprende. Porque desconocedores de su talento, creemos que todo pasa por Kvaratskhelia. "Él es el lanzador de penaltis", nos dicen. Y lo demostró. Georgia se puso 2-0 ante la Portugal de Cristiano. Los periodistas georgianos bajan las escaleras como locos, incluso interviniendo la UEFA. Otros se abrazan. Y uno llora en el suelo con las manos en la cabeza. No cabía tanta emoción en él.
Kvaratskhelia nos regaló una jugada de 'Kvaradona''. Consigue levantar a todo el estadio. Tras esa jugada, Cristiano Ronaldo se marcha sustituido. Parecía que no podía haber en el campo una estrella tan brillante como el jugador del Nápoles. Él era la razón, pasada la hora de partido, de levantar a todos sus compatriotas en la tribuna de prensa. "Es el mejor jugador de nuestra corta historia", dice Besarion. El héroe se marcha a falta de 10 minutos de que acabe el partido. No puede más y Willy Sagnol le abraza cuando llega a los banquillos. La tribuna de periodistas georgianos se levanta y se rinde ante él.
Cuando pitó el árbitro al final, aquello fue una fiesta, una exaltación inaudita. Brazos en alto, gritos, abrazos, periodistas arrodillados, otros llorando, algunos haciendo videollamadas para compartir la felicidad en un momento inolvidable. Los jugadores salieron exaltados del banquillo y los periodistas se levantaron móvil en mano, inmortalizando un momento que les quedará para siempre... y su historia aún no ha acabado.