Italia lo hace a la italiana: gol en el 98 para llegar a octavos y tumbar a Croacia

En la última, a la italiana. La carrera contra el reloj de Calafiori ya es una de las imágenes de esta Eurocopa: al galope entre las líneas croatas, esquivando rivales mientras conducía la pelota con la pierna izquierda, con esa melena al viento que aumenta su carisma y decidiendo, en el último instante, abrir el balón a la banda izquierda para encontrar a su compañero. Ahí lo recogió Zaccagni para rematar la obra de arte: un disparo a la escuadra a pocos segundos del final del tiempo de descuento. Y golazo. Todos a celebrar, no era para menos. Italia, clasificada a los octavos de final. Los croatas, tirados en el suelo, al borde del llanto.

Durante casi todo el partido no fue así. Desde que empezó el segundo tiempo, en concreto, fue justo al revés. Croacia se relamía una vez más, con una generación de oro que les ha llevado a ser de las mejores selecciones del mundo en la última década.

En ello tuvo mucha culpa Modric, que volvió a ser protagonista: falló un penalti, pero 33 segundos después remató un rechace en el área para alegrar a un país. El croata de 38 años seguía tirando de su selección, una vez más, hasta que fue sustituido a pocos minutos del final. Y fue desde el banquillo cuando sufrió lo peor. Croacia no está eliminada, pero necesita de un milagro para superar el grupo.

Spalletti había elegido once italianos para saltar al césped sin que ninguno jugara en la Juventus, la primera vez que sucede en un Mundial o Eurocopa desde 1998. Ahora ya no es así y Donnarumma tampoco es el que se ve en la Champions, totalmente transformado con la camiseta de la selección y salvador durante muchos minutos. Aunque, eso sí, Bastoni había tenido una clarísima que sacó Livakovic, y también probó fortuna Pellegrini.

Pero Italia seguía viva y con 8 minutos de descuento tuvo suficiente para una ocasión más. La ocasión se la inventó Calafiori, el hombre de moda en Italia en esta Eurocopa, y no es para menos -tres pases clave en el partido-, y la remató Zaccagni, que ya tiene una foto para su salón que vale una vida entera.