Lo de Mikel Merino es para los libros de historia: el gol de su vida, en el mismo estadio que marcó su padre en 1991
El centrocampista de la Real Sociedad marcó el gol que manda a España a semifinales de la Eurocopa y tras ello imitó la celebración que su padre hizo hace más de tres décadas en ese estadio.

Si hay un futbolista destacado en este partido contra Alemania ese es Mikel Merino. El jugador de la Real Sociedad remachó un balón colgado por Dani Olmo con un remate aéreo completamente estético en el minuto 119 para mandar a España a las semifinales de la Eurocopa 2024. El conde se puso la capa, pero esta vez de héroe y lo hizo en el escenario más simbólico posible.
Ha marcado en Stuttgart, en el actual Mercedes Benz Arena, y en ese mismo feudo también debutó con La Roja ante la misma selección alemana en un partido de la Nations League en 2020. Además de esa coincidencia, el gol fue doblemente dulce, pues un Merino volvió a marcar un tanto de importancia capital en Stuttgart. El primero de todos fue Miguel Merino.
El exjugador de Osasuna o Celta de Vigo y padre de Mikel Merino marcó uno de los goles más recordados en la historia de la entidad rojilla en este mismo estadio. En 1991, en una eliminatoria de la Copa de la UEFA, Osasuna consiguió tumbar al Stuttgart con un gol de Miguel Merino. La euforia del ahora padre del héroe nacional fue tal, que decidió ir directo al banderín de córner para celebrar. Cerca de esa demarcación dio una vuelta entera para después alzar los dos brazos al cielo.
Esa imagen volvió a verse hoy en otra de las esquinas de este terreno de juego y el jugador también lucia el apellido 'Merino' en la espalda. Mikel, era muy consciente del escenario al que entró en el minuto 80. Tras el sufrimiento del empate y una prórroga con constantes ataques por parte de los dos equipos, Merino no perdió el foco para honrar a su padre.
El centrocampista de la Real Sociedad lo celebró con todo el equipo. Bueno, fue más bien todo el equipo el que lo celebró con él, pues se tiraron encima de él como si les fuese la vida en ello. Tras varios minutos de locura y después de conseguir reponerse, Mikel Merino señaló a la grada donde probablemente estuviese su familia más cercana y, entre ellos, su padre Miguel. Con la adrenalina corriendo por sus venas pudo honrar al hito que su padre cosechó tres décadas atrás y calcó su celebración en un día que seguro no olvidará.