EUROCOPA | ESPAÑA - GEORGIA

Nico y Lamine no vivieron las pesadillas de la Selección… y tampoco quieren oír hablar de ellas

España, especialista en petardazos hasta hace no tanto, se presenta como muy favorita en su duelo de octavos. De la Fuente pide cautela.

Lamine (izquierda) y Nico (derecha), antes del partido contra Albania que cerró la fase de grupos. /REUTERS
Lamine (izquierda) y Nico (derecha), antes del partido contra Albania que cerró la fase de grupos. REUTERS
Manuel Amor

Manuel Amor

Colonia (Alemania).- Ni favoritismos ni confianzas ni distracciones: España no quiere oír hablar de palabras tabú que enturbien las horas previas a su enfrentamiento con Georgia (domingo, 21:00 y por La 1) en los octavos de la Eurocopa. Una victoria certificará el pase a cuartos, el objetivo mínimo exigible para esta Selección, y se necesita mantener alto el listón del juego para llegar con buenas sensaciones al próximo cruce, para el que asoma la anfitriona Alemania. Después, en caso de derrotar a los de Nagelsmann, los que aparecen en el horizonte son la Francia de Mbappé y la Portugal de Cristiano. Palabras mayores. Pero antes de pensar en eso conviene centrarse en lo inmediato.

De la Fuente, sobre Georgia: «Tenemos el máximo respeto por un gran rival; han progresado muchísimo». RFEF

Aunque Georgia no sea la Brasil del 70, el combinado que dirige Willy Sagnol cuenta con argumentos como para poner en un aprieto a La Roja si el equipo de De la Fuente no sale todo lo enchufado que debería. Mamardashvili, en portería, se ha erigido en una de las figuras de la Euro, como Mikautadze, el delantero y Pichichi gracias a sus tres tantos. Al mago Kvaratskhelia ya lo conocen los madridistas y los culés de la Champions y tiene argumentos y visión como para ser el primero en descerrajar el arco de Unai Simón. En cualquier caso, entre ambas plantillas hay una diferencia de valoración de 804 millones y España busca huir de lo que fue su especialidad y que Nico o Lamine prácticamente no conocieron: los petardazos.

No hay que irse demasiado atrás en la hemeroteca para encontrar fracasos que dañaron el orgullo del fútbol patrio y que invitan a mantener las orejas tiesas aunque el rival parezca claramente inferior, desde la decepción mayúscula de Argentina 78 (el no-gol ante Brasil que persigue a Julio Cardeñosa y el adiós en grupos) a los palos más recientes: Brasil 2014, Rusia 2018 o el infausto Mundial de Catar. Lamine, 16 años, ni recuerda ni quiere recordar muchos de ellos.

Lo de Cardeñosa, que vive con una cruz a cuestas desde que erró aquel tanto a puerta vacía contra la Canarinha ("cada vez que jugamos contra ellos recibo media docena de llamadas para que cuente lo que he repetido mil veces"), inició la catarata de tropiezos sonados de la época moderna. La Selección cayó en la primera fase de aquel Mundial (pasaron Brasil y una Austria peor) y mantuvo la dinámica en la Euro del 80: K.O. en una liguilla que compartió con Bélgica (1ª), Italia (2ª) e Inglaterra (3ª).

Bagaje de España en las últimas Eurocopas

  • Francia 1984 -> Subcampeones.
  • Alemania 1988 -> Eliminados en la fase de grupos.
  • Suecia 1992 -> No clasificados.
  • Inglaterra 1996 -> Cuartos de final.
  • Bélgica y Países Bajos 2000 -> Cuartos de final.
  • Portugal 2004 -> Fase de grupos.
  • Austria y Suiza 2008 -> Campeones.
  • Polonia y Ucrania 2012 -> Campeones.
  • Francia 2016 -> Octavos de final.
  • Eurocopa 2020 -> Semifinales.

El varapalo de los varapalos llegó en el Mundial 82, el nuestro, al que España acudió con un equipazo (Arconada, Camacho, Gordillo, Juanito, Quini…) y en el que no pasó de segunda ronda tras perder frente a Alemania Federal y empatar sin brillo ante Inglaterra. El primer grupo, con Irlanda del Norte, Yugoslavia y Honduras, se pasó por los pelos, con un juego mediocre y un halo de enfado: los periodistas debían votar un premio al mejor jugador y el galardón quedó desierto, asolaron las críticas a Santamaría y La Roja acabó en el duodécimo puesto, la peor clasificación de una anfitriona hasta que le superó Catar. Lo mismo de siempre.

No se corrió mejor suerte ni en la Euro del 88, con Miguel Muñoz al frente y la Quinta del Buitre en pleno apogeo (otro adiós a las primeras de cambio sin ganar ni un partido tras ser subcampeones en el 84), ni en la del 96, apeados en cuartos (entonces no había octavos). A la del 92 directamente la Selección ni se clasificó… y el golpe más doloroso antes del cambio de siglo se produjo en el Mundial 98: 'bye-bye' en grupos con el fallo garrafal en la memoria de Zubizarreta, que empujó el balón hacia su propia meta en el encuentro inaugural ante Nigeria (2-3). El empate contra Paraguay (0-0) y la victoria récord ante Bulgaria (6-1) fueron inútiles. Zubi colgó las botas al día siguiente de la eliminación.

Los tropiezos se acumulan y se han ido borrando del imaginario colectivo con los éxitos que vinieron a partir de 2008, con el ciclo de oro y la bofetada a la fama de perdedera que perseguía en la Selección. Pero en los últimos años tampoco hay demasiados motivos para presumir: se volvió a rendir muy por debajo de las expectativas en Brasil 2014 (en grupos) o en Rusia 2018, eliminados por los anfitriones en octavos. Del Mundial en Sudamérica se cayó por lesión Jesús Navas, que hoy comparte vestuario con Yamal (tenía seis años cuando vio a España caer por la tele de forma estrepitosa) o Nico Williams (11).

Tampoco alimenta el optimismo lo que ocurrió en el último gran torneo, Catar 2022, donde una Marruecos supuestamente inferior doblegó a una España que sólo tiró dos veces a portería en 120 minutos. Por eso De la Fuente escapa de los pronósticos y de guardarse a los apercibidos (Carvajal y Le Normand, además de Vivian, que empezará en el banquillo). Sólo importa Georgia… para no repetir las pesadillas de un pasado no tan pasado.

Diferencias

En cualquier caso, y aunque los técnicos aboguen por elevar las virtudes de lo Sagnol y apelar a aquello de que no hay contrincante pequeño, las diferencias entre uno y otro combinado resultan abismales en varios aspectos. La actual plantilla de Georgia, en global, vale 161 millones de euros, según los portales especializados en la materia como Transfermarkt. Y esa cifra está prácticamente acaparada por un par de jugadores: los 80 de Kvaratskhelia y los 35 de Mamardashvili. Sólo Mikautadze, Davitashvili, Kvaratskhelia y Mamardashvili juegan en una de las cinco grandes ligas en su primera categoría. Nada que ver con España, que tiene un valor de mercado de 965,5 millones de euros, 804 más que su adversario dentro de un par de días. A Rodri se le tasa en 120, a Pedri en 80, a Lamine en 90… Y, claro, todos sus jugadores menos Laporte (Arabia) han militado esta temporada en una de las cinco grandes ligas.

En cuanto a la experiencia en grandes competiciones, tampoco hay color al comparar a Georgia con España. Y eso, pesa. Ningún georgiano ha competido en rondas finales de Champions o Europa League; Kvaratskhelia, como mucho, llegó a los cuartos de final. En España no hay más que gloria: Nacho y Carvajal tienen seis Champions, Navas es el rey de la Europa League y Rodri tiene su Orejona en el bolsillo. Los internacionales españoles están más que acostumbrados a competir en el más alto nivel y coleccionar títulos.

Pero sobre todo hay que mirar a los enfrentamientos directos para ver que el duelo, por mucho que se diga, es descafeinado. España y Georgia han jugado siete veces a lo largo de la historia con seis triunfos de España y solo uno de Georgia. Aquel traspié llegó en un amistoso disputado el 7 de junio del 2016 y y acabó 0-1 en el Coliseum de Getafe. El balance general de goles es de 19-4. En septiembre, la Selección ganó 1-7 y en noviembre 3-1. Pero si el seleccionador español insiste en la prudencia y la lleva por bandera, conviene no llevarle la contraria. Hasta ahora le ha salido todo perfecto...