OPINIÓN

Por qué Nico Williams debe seguir en el Athletic y no ir ahora al Barça

Nico Williams y Lamine Yamal celebran el pase a semifinales de la Eurocopa. /EFE
Nico Williams y Lamine Yamal celebran el pase a semifinales de la Eurocopa. EFE

Nico Williams dejará el Athletic este mismo verano y ya sólo le falta decidir si recalará en el Barça, en el Chelsea o en los Globbetrotters. Así, sin anestesia. Según los expertos, el hecho de que el chaval tenga, entre otras cosas, capacidad de decisión, 21 años para no precipitarse y un contrato recién firmado hasta 2027 parece no tener peso en el culebrón de estas vacaciones. Y vaya si lo tiene.

Más allá de que el Athletic -campeón de Ligas y Copas- no es el humilde equipo de mi pueblo, si el extremo posee una cláusula de rescisión de 58 millones de euros que el personal ve como mera calderilla, tiene un billón de razones para seguir en San Mamés un tiempo más. Y, sobre todo, para enviarle un mensaje claro a las ambiciones populistas de Laporta: iré cuando aquello vuelva a ser más que un club y no el escenario rutilante de Aquí no hay quien viva.

La difícil situación económica que atraviesa el Barça, con un vestuario más preocupado de las inscripciones de los futbolistas y de las repalancas, no es precisamente el mayor de los atractivos para una estrella en órbita. Íñigo Martínez, con quien Nico compartió vestuario, le puede orientar (y seguramente lo esté haciendo) en ese aspecto porque es uno de los que siempre camina en el alambre. El Barça, por mucha ingeniería financiera que haga, no le podrá ofrecer económicamente aún lo que un futbolista de su caché puede ganar tras dispararse en la Eurocopa. Y si lo hace, porque necesita contrapeso a Mbappé y a la Decimoquinta, se quedará tieso para cometer otras reformas necesarias para que la casa no se venga abajo con los primeros vientos del otoño.

La paz social y la estabilidad tampoco hay que olvidarlas en este affaire. El clima en el que Nico se mueve ahora mismo a diario es difícil de extrapolar a otros lados. Y eso, la pérdida de un entorno familiar sereno, con su hermano Iñaki haciendo de padre y su madre María manteniendo la serenidad en casa, es vital para su felicidad. Y que nadie dude que esa protección también será clave a la hora de tomar una decisión de calado a corto plazo. Bilbao no es precisamente Donaueschingen.

Por no hablar del papel de Valverde en todo esto. Otro profesor al que su modestia a veces le hace de menos. Nico se ha revalorizado bajo su paraguas y es consciente de que le seguiría ayudando en su crecimiento. Flick, siendo bueno como dicen que es, no deja de ser una incógnita en Can Barça en este nuevo vaivén de estilos y atajos hacia la resurrección. Por mucho que le prometa compartir la bandera del proyecto, en la Catedral tienen la certeza de que ya lo es y que todavía tiene una obra sin rematar. Después de sacar de nuevo la Gabarra a pasear tiene el reto de jugar con su hermano en Europa y, por qué no, de soñar con la final en su propio estadio.

Además, resistir a las tentaciones convertirían a Nico en un héroe todavía con más poderes. Y eso, a su edad, son palabras mayores. Aguantar un año de rojiblanco sería el mayor gesto de amor para una afición entregada. La grada reconocería un esfuerzo al que la mayoría hubiera sucumbido y, entonces sí, le abrirían encantados de par en par las puertas abiertas al futuroque se ha ganado y merece. Siendo casi un adolescente, su regreso al Bocho cuando se haya aburrido de levantar Champions será una hipótesis más que posible. Y él mismo ha comprobado con otras estrellas de Lezama que no es lo mismo irse por la puerta grande que hacerlo por la gatera.

Y el Barça, no lo olviden, no es precisamente hoy el ejemplo que fue ayer para dosificar y tratar a los jóvenes. Ahí está el caso de Ansu Fati o de los cientos de promesas que aparecieron un día como puro maquillaje y hoy están frustrados fuera sin que nadie les haya dado al menos las gracias. Koeman sabe bien de lo que hablo. Por no hablar de lo que supone meterse en un club convulso con Laporta en declive y Masip, su escudero, armando un lío precisamente a cuenta de los inmigrantes. Cuesta ver cómo le daría la mano a Nico, con una historia detrás tan ejemplar y conmovedora. Mejor ir cuando no esté.

Y ya sé que a estas alturas, culés del mundo, pensaréis que aún no hemos hablado del efecto Lamine Yamal. Y eso que este mes, en la concentración de España en Alemania, nos hemos esforzado todos en interpretar cada una de sus carantoñas como señales inequívocas de que ambos ya piensan en su sociedad como blaugranas. Pero Nico también se lleva de cine con Morata, por ejemplo, y no por eso aseguramos sin miedo a equivocarnos que se sienta con él todos los días en el diván o que pone sus ojos en la pasta de Arabia.

Ya se sabe lo que pasa con las relaciones tan intensas. Con los 21 años de Nico y los 16 de Lamine, alguien debería recordarles lo que cantaba Rocío Jurado a los cuatro vientos ahora que ambos están en clave rojigualda. "Se nos rompió el amor de tanto usarlo". De la Fuente, un amante del Athletic que estos días ha celebrado su clasificación a semifinales imitando a Julio Iglesias en un karaoke improvisado, se lo trasladaría encantado. Con la juventud de estas joyas hay tiempo para todo. Para conocer primero a gente muy diversa en la universidad y para vivir luego toda la vida con su amada pareja.