Nicolo Fagioli busca con Italia la redención de Paolo Rossi: "Si no tienes otros intereses, el abismo te atrae"
El centrocampista llega a Alemania sin casi minutos de juego tras haber estado sancionado por apuestas, una historia muy parecida a la del mítico delantero.

Paolo Rossi fue el héroe del Mundial 82. El de España se recuerda por esos goles en la final del Bernabéu con Sandro Pertini, el presidente de la República Italiana, levantándose de su asiento y celebrando sin rubor. Era la historia de la alegría de un delantero que llevó a su país a la gloria, pero también un arco de redención. Porque ese jugador que marcaba goles en España se pasó dos años sancionado sin jugar justo antes de que empezase el Mundial. El problema, Tottonero, un escándalo de apuestas y amaños de partidos que descendió a varios equipos y manchó el fútbol italiano. Pese a todo, Bearzot no tuvo dudas en darle un lugar a un goleador con mucho olfato.
Tampoco las ha tenido Spalletti con Nicolo Fagioli. La situación es similar, aunque la sanción fue menor. Siete meses sin sentir la adrenalina de toca el balón delante de miles de personas. También porque el joven centrocampista fue pillando entre apuestas, pero ninguna de ellas era sobre partidos en los que se viese directamente involucrado, no le acusaron de amañar nada. A eso se aferra el jugador para pensar que no fue para tanto. "No he hecho mal al deporte, no he condicionado resultados ni he perjudicado los derechos de otros", explicaba en una entrevista reciente en La Gazzetta dello Sport.
Italia juega contra Albania en Dortmund, en el debut de la Eurocopa, y acude con un jugador muy corto de kilómetros. Ha jugado 98 minutos en los dos últimos partidos de la liga, los únicos que quedaron libres de su sanción. También 93 en los dos amistosos previos a esta competición, contra Bosnia y Turquía. Poquísimo en todo caso. Tanto que ha sido volver y tener molestias en la rodilla, aunque no parece que lo suficientemente grandes como para ponerle en duda. "Al renovarme me demostraron mucha confianza", explica el futbolista.
Fagioli tiene 23 años y es una de las más grandes esperanzas de futuro del fútbol italiano. Juega en la Juventus, que no dudó en renovarle en medio de su sanción. No está el talento tan barato como para desperdiciarlo. Fagioli explica cuál fue el problema que le llevó a las apuestas que le llevaron a la sanción. "Cuando terminas las cuatro o cinco horas de entrenamiento te llega el vacío. Si no tienes otros intereses, ese abismo te atrae. Yo me aburría, parece absurdo, pero es así. El éxito no es una armadura que resiste a la soledad", relata en esa entrevista reciente en el periódico italiano.
La entrevista, por descontado, empieza con un enorme 'El paralelismo con Paolo Rossi' en el subtítulo, porque en Italia todos recuerdan aquello, como también que el Mundial de 2006 llegó después de otros meses escandalosos.
Como suele pasar en estos casos, Fagioli no habla solo de redención sino de catarsis. "Aquel tornado que me puso contra la pared me ha hecho convertirme en más adulto, en más responsable", repite. El centrocampista está en terapia psicológica, intentando limitar sus problemas y que no resurjan. Porque el hecho de que esté en Alemania es un indicador claro de lo que todo el mundo sabe: si consigue enderezarse, será un gran jugador.
Será la suya una tarea complicada, pues las adicciones acompañan durante mucho tiempo. "No sé cuándo terminará, quizá nunca. Sé que no he parado ni pararé de combatirla. Mentiría si dijese que no resurge, que no escucho a veces sus seductores cantos", explica el jugador.
La historia de Rossi, y la de la Italia del 82, se cuenta con maestría en un libro llamado El Partido, de Piero Trellini. Es una sucesión de todo lo que ocurrió en aquellos días hasta el partido que enfrentó al país contra Brasil en Sarriá. Aunque en realidad no tenga mucho que ver, aunque el fútbol no cambie la vida normalmente, lo cierto es que si no hubiesen ganado aquel Mundial la existencia de Rossi hubiese tomado caminos que son difíciles de imaginar. Ahora, Fagioli, tiene todas las oportunidades en Alemania. Él también busca un torneo de redención.