La 'guerra' de la tele de Pedro Rocha: Del Bosque le quita planos, pero él marca territorio y manda un mensaje al Gobierno
La retransmisión televisiva enfocó a Vicente en el palco mientras el mandatario de la RFEF caminaba por el césped. Espera en los próximos días la resolución de su caso en el TAD.
Todo funciona a la perfección en el césped, con una Selección que cuenta los partidos por victorias y todavía está por encajar un gol. Todos los sueños del equipo empezaban así, saliendo de cada encuentro con la sensación de que ninguna otra selección está jugando mejor en esta Eurocopa. Esta luna de miel contrasta, sin embargo, con todo lo que pasa en la sala de máquinas de la Real Federación Española de Fútbol.
Es evidente la incomodidad de todos, el juego de las sillas que se traen unos y otros. Se escenificó claramente antes del partido contra Albania, como también lo había hecho en el encuentro contra Italia. En esta tercera jornada, Pedro Rocha, el presidente, llegó al campo con sus jugadores y se pasó un buen rato en el césped mientras hablaba con gente de la Federación de su máxima confianza. Se dejó ver.
Estaba ahí, en el centro de la escena, por más que desde el Consejo Superior de Deportes hubiesen deseado —y de algún modo, hayan intentado— que diese un paso al lado y no fuese la cara visible de esta expedición. Televisión Española no fijó sus planos en el presidente, más bien al contrario, estaba desaparecido. Todo lo contrario sucedió con Vicente del Bosque, el presidente de la Comisión de Representación, Supervisión y Normalización de la RFEF, que se encontraba ese rato en el palco y las cámaras le buscaban, lo que generó ciertas suspicacias en las redes sociales.
Fuentes de TVE indican que la previa de los partidos también se coge de la señal internacional y que, por lo tanto, no es una decisión del ente haberse fijado en Del Bosque y no en Rocha. Es probable que el realizador local conociese a un seleccionador una vez campeón de este torneo y por eso fuese él mucho más protagonista en la emisión.
En esta guerra nada soterrada, el CSD ha tratado de mover sus piezas. En el partido contra Italia acudió Rodríguez Uribes, el presidente, máximo mandatario del deporte español. La diplomacia de la UEFA le colocó primero arriba en el palco, aunque después de varias conversaciones, la RFEF le cedió un puesto más cerca del centro que ocupaba el rey Felipe VI. Justo a su lado, en la posición de honor, Pedro Rocha departía con el monarca ante las cámaras. A efectos de imagen, él era el centro y los demás la periferia.
Rocha está muy arropado por la UEFA en las idas y venidas. Antes de cada partido se ha intercambiado banderines con el presidente de la federación rival, y también se le ha podido ver cercano a los representantes que han acudido como máximos representantes de la confederación europea a cada partido. El día de Italia, Fernando Gomes, miembro del Consejo y presidente de la federación portuguesa, es decir, la coorganizadora con España del Mundial 2030. Contra Albania subió el escalafón, el representante de UEFA fue su primer vicepresidente, el sueco Karl-Erik Nilsson con quien también se le puede ver en varias fotos. Y en todo este proceso han sido tajantes en su apoyo a Rocha y rechazo a cualquier injerencia gubernamental en el fútbol.
Es imposible disociar todo esto de la situación actual de Pedro Rocha. El pasado viernes la instructora de su expediente del TAD pidió para él seis años de inhabilitación. En teoría, su situación se debería resolver en diez días y no sería nada raro que le quitasen de su posición actual antes de que termine la Eurocopa. Incluso antes de los cuartos de final. Lo habitual es que el tribunal haga suya la petición del instructor, aunque en caso con tanta incidencia política —y este, sin duda, lo es— las cosas son siempre más complicadas.
El expediente, en todo caso, encara su fase final. El escrito entiende que Rocha se extralimitó de sus funciones cuando presidía la Comisión Gestora, pues en ese momento no era el presidente de la Federación sino una simple figura de transición. La petición de la instructora señala que Rocha no debería haber despedido a Andreu Camps, rescindido el contrato con González Cueto ni haber personado a la Federación en el 'Caso Supercopa'.
Rocha no se ha quedado quieto. Después de pasar en silencio casi todo su mandato, pues no es muy dado a los medios de comunicación, en la Eurocopa ha concedido una entrevista defendiendo su postura al El Periódico de Extremadura y también ha hablado con radios y televisiones durante los partidos. Es una manera de decir que él es el presidente, el máximo representante del fútbol español y que no hay duda sobre su legitimidad en el cargo.
En estos meses el Consejo Superior ha buscado todo lo contrario, poner en duda, si no su legitimidad, sí por lo menos la conveniencia de que alguien que está imputado —y ha formado parte de una Federación que deja dudas de todo tipo— sea la cara visible del fútbol español.
Por ello decidieron crear la Comisión que preside Del Bosque, que tenía dos objetivos. El primero era supervisar y controlar el día a día de la RFEF, una especie de intervención con profesionales del deporte. El segundo, quizá incluso más importante, ser la cara visible del fútbol español, el representante en los actos oficiales, también en la Eurocopa. De momento, Del Bosque estuvo en la final de la Champions femenina en Bilbao —donde el presidente no acudió— y en el partido contra Albania, pero supeditado a Rocha.
Del Bosque, figura más dada a la conciliación que a la gresca, compareció en el palco, se puso en su sitio, algo retirado del meollo, habló con TVE en el descanso y remarcó que se había saludado con Rocha y que estaba allí para ayudar. Tampoco es que le dejen hacer mucho más, por el protocolo de UEFA, y con la posición de la Federación en todo esto, no le queda más que aceptar un lugar secundario. Incluso aunque salga más que Rocha en televisión.