EUROCOPA | ESPAÑA - FRANCIA

Si Pedri hubiera nacido en París no habría llegado a la élite, pero un Camavinga en Tenerife sí

El modelo francés está controlado por la federación y es más homogéneo; en España son los clubes el motor de la formación.

Eduardo Camavinga, junto a Pedri, en un partido entre el Real Madrid y el FC Barcelona de esta temporada. /GETTY
Eduardo Camavinga, junto a Pedri, en un partido entre el Real Madrid y el FC Barcelona de esta temporada. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Düsseldorf (Alemania).- La diferencia entre el modelo francés y el español, sin duda los más exitosos del nuevo milenio como dictan los títulos (un Mundial para cada uno, otra final para los de Deschamps y una Eurocopa; dos Eurocopas para los de Luis de la Fuente) y el legado, se explica en dos jugadores: Pedri y Camavinga. El primero de ellos será baja este martes a las 21:00 en Múnich (La1) por la fuerte entrada de Kroos; el segundo, que fue titular ante Portugal, podría repetir y dejar en el banquillo a Rabiot. La única duda que parece que tiene de entrada Deschamps. Los dos jugadores, exponentes de cada manera de pensar, hubieran tenido vidas diferentes de haber nacido en el otro país. Especialmente el isleño.

Si Pedri, natural de Tenerife, que empezó a maravillar en el siempre creativo y burlón fútbol canario, se hubiese criado en París, da igual si en los Campos Elíseos o en el suburbio de Bondy como Mbappé, hubiera tenido más dificultades para entrar en el círculo de internacionales de la federación francesa de fútbol, e incluso, yendo más allá, para llegar a la élite. Camavinga, en cambio, si hablara vasco y fuera de Bilbao como Nico e Iñaki Williams o de Tenerife, habría disfrutado de todas las oportunidades y habría llegado a la Selección, si el entrenador de turno lo hubiera considerado. ¿Cómo es posible esta diferencia?

El modelo de Clairefontaine, ideado en 1988 para aprovechar todo el talento especialmente de los hijos de inmigrantes que dotaba al país de una potencia física distinta, y el de Las Rozas, son totalmente distintos y sus selecciones son reflejo de ello. Para dar luz a las diferencias, desde el área de entrenadores de la RFEF tienen una opinión clara: "La gran diferencia está que en España cada comunidad autónoma decide sus jugadores y forma sus selecciones territoriales en base a sus criterios. En cambio, en Francia, hay un centro de tecnificación en cada región y este se sustenta en unos patrones muy concretos que se aplican a todo el país. Eso provoca que en España haya más perfiles de jugadores y en Francia sean todos muy parecidos".

En la Selección española salta a la vista. Convergen centrales que no tienen nada que ver, como Vivian, de la escuela vasca, y una de las ausencias en Alemania pero con todo el futuro por delante, Pau Cubarsí. En mediocampo hay futbolistas como Pedri o Mikel Merino, mientras que Jesús Navas o Nico Williams son dos perfiles distintos de extremos, aunque el primero ahora juegue de lateral y se las tenga que ver con Mbappé este martes. "En Francia el carácter sociológico del país les ha marcado en la elección de jugadores y en la manera de jugar. Marcan su modelo de fútbol. Ellos se encuentran cómodos con transiciones, corriendo y elaborando menos el fútbol", detalla, y se adentra en aspectos más concretos del juego.

“Ellos quieren jugar a fútbol 7, donde el físico y el talento deciden”

"El jugador de ascendencia africana tiene un gran dominio del espacio, es más vertical, puede cubrir más distancia él solo, pero le cuesta mantener un orden. En las categorías inferiores también tienen futbolistas de ese perfil. Yo siempre digo que es como jugar a fútbol 7, que es lo que quieren ellos, allí el físico y el talento deciden", argumenta. Eso ha provocado que jugadores como Dembélé, Mbappé, Thuram, Kolo Muani o Barcola sean de un perfil similar, como los Camavinga, Tchouameni, Rabiot o Kanté, obviamente cada uno con sus características. España triunfó con Xavi, Iniesta o Silva, incluso Busquets, jugadores que en las categorías inferiores francesas no hubieran sido seleccionados por sus criterios.

El aprendizaje también resuelta diferente. En España, los jugadores son más ricos tácticamente y entienden mejor el juego, eso les permiten adaptarse a más maneras de jugar. En Francia, se prioriza lo físico y se deja libertad al talento en ataque, sujeto más a la inspiración que a la automatización. Dani Fernández, profesor de la Escuela de Entrenadores, lo explica así: "La gran diferencia es que en Francia el control formativo recae en la federación y en España, en los clubes. La uniformidad en los criterios va a un perfil de jugador más homogéneo: fuertes físicamente, rápidos y con buen nivel técnico pero peores en el juego posicional, ya que los centros federativos de Francia trabajan aspectos individuales de mejora, nunca tácticos colectivos al no competir cada semana".

El caso de Griezmann como paradigma del criterio de 'Clairefontaine'

La única nota diferente en la Francia de Deschamps es Antoine Griezmann, un futbolista que por entendimiento del juego, nivel técnico y condiciones físicas podría acoplarse mejor al fútbol español que al francés. De hecho, su historia es el mejor ejemplo del análisis expuesto anteriormente. Griezmann llegó con 13 años a la Real Sociedad, que apostó por él cuando en Francia fue rechazado por varios clubes de elite.

El sistema francés excluyó a ese chico de "pelo de surfero" y "flaquito", como le definió después Roberto Olabe, director deportivo de la Real Sociedad. Griezmann fue rechazado por Olympique de Lyon, Sochaux, Saint Étienne, Metz y Auxerre. Este último club fue más allá y le realizó una radiografía de la muñeca para evaluar hasta dónde llegaría su crecimiento. Vistos los resultados, lo descartaron. El Metz le prometió que lo ficharía y que ayudaría a la familia a que viajase cada fin de semana, pero finalmente se tiraron para atrás. Y allí llegó la Real Sociedad.

Descartado por Francia, con las puertas cerradas (el niño siguió viviendo y escolarizándose en Bayona, pero se entrenaba con la Real), poco a poco empezó a demostrar su nivel en España. De suplente a titular. No lo recuerdan ni físico ni rápido, pero siempre que jugaba el equipo rendía mejor y los compañeros mejoraban... hasta que con 17 años empezó a asomar por el primer equipo. Hasta ahora. El modelo español acogió a Griezmann y el modelo francés se rindió a la evidencia décadas después. Ahora, discutido en ocasiones, es el puente que une a ambos. También está noche.