EUROCOPA | ESPAÑA - ALEMANIA

De Netzer a Kroos, 50 años de la teoría de Santiago Bernabéu sobre la fiabilidad alemana

Entre los diez jugadores germanos que más partidos han jugado en la Liga española, ocho lo hicieron en el club del Bernabéu.

Kroos, en su despedida del Real Madrid. /REUTERS
Kroos, en su despedida del Real Madrid. REUTERS
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Entre los muchos alicientes que tiene el Alemania-España de este viernes se encuentra el hecho de que podría ser el último partido como profesional de Toni Kroos. Ya ha anunciado su retirada del fútbol activo, se ha despedido del Real Madrid y cuenta con los dedos de la mano los partidos que le quedan vestido de corto con su selección. De uno a tres. Ni más, ni menos. El futbolista nacido en Greifswald, Alemania Oriental, ya ha pasado a la historia como el futbolista germano que más partidos ha jugado con la camiseta de un club español, el Real Madrid: 465, con 28 tantos y 99 pases de gol.

Momentáneamente, aunque en la plantilla blanca todavía queda otro alemán, Antonio Rüdiger, que además está rindiendo muy por encima de lo esperado, queda en suspenso la predisposición histórica que el club del Bernabéu siempre ha tenido con los futbolistas germanos. Su apuesta por la siempre fiable y profesional escuela alemana ya ha superado las cinco décadas. Concretamente han pasado 51 años desde que llegara el primer gran fichaje procedente de la Bundesliga: Gunter Netzer, que aterrizó en el fútbol español y en el club de Concha Espina con la apertura de las fronteras en 1973.

El origen de esta predisposición e inclinación germanófila se debe al convencimiento que tenía su presidente de entonces, Don Santiago Bernabéu, de que los futbolistas de ese país "eran los más serios y los más profesionales del fútbol europeo. Son correctos, responsables y educados". Aunque la realidad es que antes de lanzarse a por Netzer, el presidente blanco hizo un acercamiento a Johan Cruyff en 1970. Incluso llegó a tener un acuerdo con el Ajax para ejecutar su fichaje cuando se abrieran las fronteras en España, pero el jugador siempre tuvo en su cabeza que su destino sería el fútbol español, pero no el Real Madrid, sino el Barcelona. En su apuesta tenía mucho que ver que en el Camp Nou entrenaba su compatriota Marinus Michels, que además era el seleccionador holandés.

Gunter Netzer, en un partido con el Real Madrid.
Gunter Netzer, en un partido con el Real Madrid.

Curiosamente, el club azulgrana, aprovechando que el representante de Netzer vivía en Cataluña, también hizo un acercamiento al germano, pero con la llegada de Michels al banquillo no había comparación posible. El elegido era El flaco. Olvidado el tulipán, Don Santiago se fijó en un rubio de melena larga que jugaba en el Borussia Moenchengladbach y había maravillado con la selección alemana en la Eurocopa 1972, sobre todo en un partido de cuartos de final en Wembley donde se impuso por 3-1 con un tanto del propio Gunter. Ese día, Bernabéu comenzó a tejer las redes para cazar al cerebro teutón. Con la posibilidad abierta de fichar extranjeros, su fichaje se hizo realidad. Los libros de texto futbolísticos apuntan a que esa primera pieza alemana costó 30 millones de pesetas de la época y el futbolista cobró una prima de fichaje de 23 además de un sueldo de 2.500.000 por temporada.

El propio futbolista reconoció que, en un principio, ya con 29 años, fichó por el Real Madrid por dinero, aunque tuvo que rebajar su cotización. "Después, sin embargo, quedé fascinado por la grandeza del club: su estadio, su sala de trofeos, la camiseta blanca, sin nombre, sin publicidad... limpia. En España aprendí a ser un profesional y a vivir como tal. Fue la etapa más importante de mi vida". Netzer destacó por su gran técnica individual, su sentido táctico y su aberración a la carrera de más de 20 metros. Jugó en tres temporadas (1973-76) 100 partidos y marcó 13 goles. Ganó dos Ligas y dos Copas. La vía alemana ya estaba abierta para siempre.

Es más, a la temporada siguiente, Don Santiago Bernabéu en persona se traía otro futbolista germano para formar pareja con su compatriota, aunque para ello tuvo que devolver a Argentina a Pinino Más, que había sido la pareja de Netzer en la banda izquierda. Fichaje de relumbrón. Nada menos que Paul Breitner, que se acababa de proclamar campeón del mundo con la Mannschaft en el Mundial 74 y que llegaba procedente del campeón de Europa, el Bayern Múnich. Otro trienio vestido de blanco, otro centenar de partidos, 10 goles, dos Ligas, una Copa... y la confirmación por parte del presidente que la fiabilidad alemana merecía una tercera oportunidad. Se fue porque la vida social y cultural en Madrid y en España se le quedaba pequeña. Despreció un contrato en blanco por dos temporadas más. Tenía 25 años.

Stielike, el del bigote de mala leche

Se fue Paul Breitner y llegó Uli Stielike, también del Borussia Moenchengladbach, como Netzer. Centrocampista, como sus dos compatriotas. Su estancia fue más larga, desde 1977 a 1985. Ocho temporadas: 308 partidos y 50 goles. El propio jugador, explicaba hace unos meses a Relevo su experiencia en el Bernabéu. "Por firmar por el Real Madrid estuve 22 meses sin jugar en la selección alemana. Cuando fiché en el 77, la federación me castigó. Querían dar un ejemplo a otros jugadores para que no se fueran de la Bundesliga. Antes de mí ya se habían ido Netzer y Breitner, también al Real Madrid. Se decía que siendo tan joven como yo, 23 años, no podía cambiar un club extranjero por uno alemán. No me llevaron al Mundial de Argentina 78 y yo estaba en plena forma. En mi primera temporada en el Madrid, justo la anterior al campeonato del mundo en 27 partidos marqué 13 goles. Eso quería decir que no me llamaban para ejemplarizar con otros jugadores. Me volvieron a citar en diciembre del año siguiente y luego ya sí jugué el Mundial 82 en España. La final fue en el Bernabéu, que era para mi como el patio de mi chalé".

Stielike posa en el Santiago Bernabéu.
Stielike posa en el Santiago Bernabéu.

Sobre su fichaje revoloteó siempre una leyenda. Don Santiago Bernabéu y el secretario general del club, Agustín Domínguez, acudieron a un partido del Gladbach y el jugador sujeto del espionaje era Wimmer, otro medio del equipo. Dicen las malas lenguas que a los diez minutos de partido, el presidente dijo a su compañero de viaje. "Agustín al que tenemos que fichar es a ese del bigote que tiene muy mala leche. Acaba de empezar el partido y ya se ha pegado con dos contrarios".

Uli se revuelve en la silla cuando le comento el tema. "No es verdad. Netzer me avisó uno o dos días antes de la semifinal de la Copa de Europa contra el gran Dinamo de Kiev de Oleg Blokhin, que iban a venir a verme del Real Madrid. No sabía que venía el presidente, pero estaba avisado. Jugamos en Dusseldorf. Y al día siguiente Netzer, que estaba involucrado en el posible traspaso, me dijo que fuera al hotel Intercontinental. Entré y en el hall estaba Bernabéu. No sabía quién me esperaba. Me habló dos o tres palabras en alemán. Dijo que lo había aprendido durante la guerra porque había tenido alguna relación con los alemanes. Me saludó y enseguida me subí a la habitación de Agustín Domínguez. Yo estaba solo. Ni agente ni padre, ni nada. Agustín abrió el cajón del escritorio, sacó un papel en blanco y me dijo "¿tú qué quieres ganar en el Madrid? Yo tampoco tenía ni idea y dije "Lo que ganó en el Borussia en bruto, lo quiero ganar en neto", que eran unos 150.000 o 200.000 marcos, unos 100.000 euros del día de hoy. Lo puso en el papel, añadió tres años y alguna cosa más. Firmé ese papel y ese fue mi primer contrato con el Madrid. Hablando de dinero nunca me fue bien, pero no me quejo, si lo hago, que pueden decir Puskas, Di Stéfano, Gento… No era cuestión de dinero. El Real Madrid pagó al Borussia 1.600.000 marcos (800.000 euros)".

Casualmente, o no, sin Santiago Bernabéu en la presidencia, las incorporaciones alemanas ya no tuvieron la misma frecuencia, aunque su rendimiento, cuando fueron llegando, continuó siendo más que aceptable. El cuarto germano en discordia, fue Bernd Schuster. Llegó tres años después de marcharse Stielike y tras una escala de ocho años en el Barcelona. El presidente ya era Ramón Mendoza y su puente aéreo provocó una tormenta en el fútbol español. El interesado siempre ha confesado que no cambió de camiseta por venganza. "Las cosas se dieron así. Yo tenía que ir a la Juventus, estaba casi hecho, se cruzó el Madrid y fiché. Me llamaron y estaba sin equipo. ¿Qué iba a hacer? Cuando luego me fui al Atlético, fue lo mismo. Estaba sin jugar, me llamaron y fiché. No hubo tampoco ninguna venganza, pero fue más difícil pasar del Barça al Madrid que del Madrid al Atlético. La primera vez que jugué contra el Barça lo pasé muy mal".

De Illgner a Rüdiger pasando por el 'inmortal' Kroos

Con el paso del tiempo, la escuela alemana se fue alejando del Santiago Bernabéu. En la década de los 90 solo llegó Bodo Illgner, ya con 29 años, pero con la etiqueta de campeón del mundo en Italia 90. Una petición expresa de Fabio Capello (96-97), que quería un portero alto, de más de 1,90. Tuvo sus picos de rendimiento, pero ayudó a ganar dos Champions, dos Ligas y una Intercontinental. La irrupción de Iker Casillas casi le jubiló.

Illgner fichó por el Real Madrid en 1996.
Illgner fichó por el Real Madrid en 1996.

En la década del 2000, el Real Madrid volvió a poner el foco en la fiabilidad alemana. Más concretamente en un defensa con un notable caché por haber jugado dos Mundiales con su selección, Metzelder. Entre las lesiones y que algunos técnicos, entre ellos Schuster, apenas contaron con él por la competencia que había en su puesto de central (Cannavaro, Pepe, Heinze, Albiol, Garay) su recorrido vestido de blanco fue corto. En tres temporadas, apenas 31 partidos.

Tras el Mundial 2010, las puertas del club se abrieron para dos internacionales germanos: Khedira y Özil. Al más puro estilo Bernabéu. El primero estuvo cinco temporadas (161 partidos, nueve goles); el segundo, tres (159 partidos, 27 goles). Cada uno en su estilo se dejaron ver y notar. Tuvo más recorrido Khedira, que llegó hasta la Champions en 2014. la Décima. Özil se marchó traspasado al Arsenal justo al principio de esa temporada. Un gran negocio económico para la entidad, aunque siempre quedará la duda de dónde podía haber llegado vestido de blanco. Se fue con 25 años.

Özil y Khedira, en la temporada 2011-12.
Özil y Khedira, en la temporada 2011-12.

Justo un año después, con el aval de su paso por el Bayern Múnich, una Champions y el título de campeón del mundo en Brasil 2014, fue el turno para el que con el tiempo se iba a convertir en el alemán más longevo en la historia del Real Madrid, Toni Kroos. Poco se puede añadir sobre su profesionalidad y fiabilidad durante la última década. Florentino se acercó más que nunca a Don Santiago con este fichaje. Además, se ganó una retirada a la carta que este viernes puede ser definitiva o todavía le quedarán dos vidas por gastar: las semifinales y la final de la Eurocopa.

Como representante del fútbol germano, pero con la vista ya puesta en alguno de sus compatriotas, Florian Wirtz, queda Antonio Rüdiger que llegó con la carta de libertad en el bolsillo, con la etiqueta de tercer o cuarto central y que ante las lesiones de Militao y Alaba se ha convertido en el líder defensivo del equipo. Ahora, quitarle el puesto va a resultar complicado. Lo ha mismo que le ha sucedido en su selección.

Repasada la 'escuela' alemana de la historia blanca, no está de más recordar que ocho de los diez futbolistas germanos que más partidos de Liga han jugado lo hicieron en el Real Madrid. Solo Ter Stegen (283) en el Barcelona y Votava (96) en el Atlético aparecen en dicha relación. En el caso de Schuster, hay que contabilizar que sus 316 partidos ligueros fueron 170 de azulgrana, 61 de blanco y 85 de rojiblanco.