SELECCIÓN ESPAÑOLA

El retorno de Iago Aspas a la Selección: un redebut entre dos aguas

El jugador gallego estuvo incómodo jugando de interior diestro en el sistema de De La Fuente y su partido reabrió viejos debates.

Iago Aspas lamentándose durante el partido contra Noruega. /GETTY
Iago Aspas lamentándose durante el partido contra Noruega. GETTY
Albert Blaya

Albert Blaya

Durante muchas semanas el nombre de Iago Aspas estuvo en boca de todos, convertido en el epicentro del debate futbolístico nacional. Pasó a ser una cuestión de estado. La falta de talento y creatividad de la Selección en tres cuartos de campo, algo que fue notorio durante el Mundial de Catar, tenía como punto neurálgico una ausencia: la de Iago Aspas. Muchos aseguraban que con el jugador del Celta, España sí tendría ese elemento distinto, capaz de transformar las migas en pan y de alterar el ritmo a veces plomizo del combinado nacional. Luis de la Fuente lo ha vuelto a convocar y su (re)debut dejó algunas pistas interesantes.

Lo primero es separar rendimiento con el club del rendimiento con la selección. Lo que se pide y exige en uno puede ser diametralmente opuesto al otro, por lo que trasladar rendimientos y niveles suele ser una trampa. El fútbol de selecciones no es solo un ejercicio de meritocracia, sino sobre todo de adecuación: elegir a los mejores jugadores en base a una idea colectiva, teniendo en cuenta nivel, perfil y aptitudes del jugador. Y en ese escenario hay pocos casos más dispares que el de Aspas con el Celta y España. ¿Por qué?

En el conjunto celeste, Iago es el motor de juego partiendo desde arriba. Como delantero, Aspas tiene libertad absoluta para recibir donde quiera, independientemente de dónde esté la pelota, sus movimientos se acomodan a los del equipo porque es precisamente él quien ordena y desequilibra al mismo tiempo. Con un punta por delante que le fije y un extremo (Carles Pérez) que de esa amplitud y desequilibrio, Aspas se mueve allí donde detecta que puede entrar en contacto con el balón. Da igual el entrenador que esté al mando, su rango se ha mantenido inalterable a lo largo de los años.

Con la Selección es distinto. Se requiere una mayor adaptabilidad al contexto, un cambio de funciones drástico que le priva de tanta libertad y le otorga un rol distinto. De La Fuente debutó usando un 4-3-3 en el que Aspas ejercía de interior diestro. Mientras Merino (el otro interior) descendía cerca de Rodri, con un recorrido que le permitía recibir en más zonas, Iago se mantenía muy arriba, a la espalda de la línea de 5 de Noruega. Y apenas pudo recibir.

Red de pases de España en el primer tiempo (izquierda) y el segundo (derecha), en el que se aprecia cómo Aspas apenas pudo recibir (solo Carvajal le dio cuatro pases). Ya en el segundo tiempo, en los 12 minutos en los que jugó, sus recepciones fueron muy lejos de la zona que De La Fuente quería.  StatsBomb
Red de pases de España en el primer tiempo (izquierda) y el segundo (derecha), en el que se aprecia cómo Aspas apenas pudo recibir (solo Carvajal le dio cuatro pases). Ya en el segundo tiempo, en los 12 minutos en los que jugó, sus recepciones fueron muy lejos de la zona que De La Fuente quería. StatsBomb

El mapa de pases reafirma lo presenciado el pasado sábado. Iago Aspas no participó demasiado y no recibió apenas pases de Rodri, aquellos que podrían haber batido líneas rivales. Se le vio incómodo al perder ese rango de acción que acostumbra a tener, atado a una posición que requiere estar constantemente perfilado para generar ventajas no desde una libertad de movimientos, sino desde una economización de cada contacto con la pelota.

Aspas partiendo como interior diestro, atacando el espacio que se genera entre central y lateral al Olomo estar muy abierto.
Aspas partiendo como interior diestro, atacando el espacio que se genera entre central y lateral al Olomo estar muy abierto.

De La Fuente visualizaba a Aspas como ese jugador más vertical que España ha añorado en esa zona. Con Merino y Gavi en el otro perfil, Olmo e Iago serían los jugadores con más colmillo del combinado nacional acostados en el perfil diestro. El problema es que ante el 4-5-1 rival, con líneas muy juntas y poco espacio, el del Celta no supo recibir dentro y cuando la pelota iba fuera, Aspas cargaba área como un segundo delantero.

Aspas recibiendo de espaldas, con Noruega presionando y jugando al primer toque sobre Olmo, en vez de perfilar y encarar última línea.
Aspas recibiendo de espaldas, con Noruega presionando y jugando al primer toque sobre Olmo, en vez de perfilar y encarar última línea.
El pase no es preciso y España pierde posesión.
El pase no es preciso y España pierde posesión.

Se vio a Iago Aspas demasiado robotizado, jugando al primer toque en muchas ocasiones cuando su cuerpo le pide conducir, buscar paredes y no solo apoyos para dar continuidad a la jugada. Un cuerpo metido entre dos aguas: entre la mediapunta y el interior. De ahí que no fluyese y se le viese incómodo, poco participativo y buscando más agilizar la jugada que acelerarla por su propio pie.

Parece evidente que con todos sanos, De La Fuente optará por meter a más centrocampistas en esa posición: Ceballos ya se perfiló como primera espada y falta Pedri, que de bien seguro será titular cuando esté físicamente recuperado. La duda está en si Iago Aspas se puede reciclar a otro rol, alejado del foco que disfruta en el Celta, o si su fútbol solo reacciona cuando más se le alimenta. El nuevo seleccionador tiene tiempo para decidirlo, aunque el fútbol se encargue de acortarlo.