EUROCOPA | PORTUGAL

Ricardo, el forcado ex del Betis detrás del éxito de Diogo Costa en los penaltis con Portugal

El exguardemeta luso ejerce como uno de los entrenadores de porteros de Roberto Martínez en el torneo continental.

Ricardo desvía el lanzamiento de Gerrard en el Mundial de 2006./ABC
Ricardo desvía el lanzamiento de Gerrard en el Mundial de 2006. ABC
Samuel Silva

Samuel Silva

La tanda de penaltis del Portugal-Eslovenia entró en la historia gracias a Diogo Costa. Los tres lanzamientos desviados por el meta luso ya forman parte del recuerdo de las Eurocopas, aunque dentro de la concentración portuguesa no haya sorprendido. Si el portero del Oporto ya había demostrado en el pasado que es un especialista parapenaltis, también uno de sus entrenadores le ha servido de inspiración: Ricardo Alexandre Martins Soares Pereira.

El mítico cancerbero portugués, que defendiera al Sporting Clube y al Betis, entre otros equipos, es uno de los preparadores de porteros de Roberto Martínez en el torneo continental. Si el técnico español llegó acompañado de Iñaki Bergara, que trabaja junto a él desde la etapa en el Swansea, también quiso fichar a Ricardo para su cuerpo técnico. Dos Mundiales, con un cuarto puesto en 2006, y dos Eurocopas, finalista en 2004, avalaban al exportero luso, quien además forma parte de la historia de los torneos de selecciones por sus actuaciones en tandas de penaltis.

"Tengo una técnica personal, pero no te la voy a desvelar a ti", decía el portero en una entrevista con Diario de Sevilla en julio de 2007, poco después de su fichaje por el Betis. Entonces, Manuel Ruiz de Lopera, avalado por los informes de Manuel Momparlet, director deportivo bético de la época, fichó para el Betis a uno de los héroes de Portugal en las dos anteriores citas de selecciones.

El secreto de Ricardo se forjó en Montijo, la localidad portuguesa donde nació y en la que la tauromaquia se vive con pasión. La tradición en el país luso posee una suerte peculiar: los forcados. "Nací en una región donde hay muchos aficionados a esto y pude conocerla desde niño. Fui un forcado, aunque ahora no puedo practicarlo porque es incompatible con el fútbol", señalaba el meta en aquella entrevista. Los forcados suelen estar formadas por cuadrillas de jóvenes, que en una corrida pegan al toro. Cuando se ejecuta una pega, ocho hombres entran al ruedo y su tarea es inmovilizar al toro para después soltarlo, quedándose únicamente el rabillador, quien remata la suerte haciendo que el toro se mueva en círculos. La pega consiste en inmovilizar al toro con el forcado de cara agarrado de la parte frontal de la cabeza, es decir, entre los cuernos; si el forcado de cara quedase fuera de los cuernos, el toro no se considera pegado, por lo que es necesario repetir la suerte.

Una leyenda con Portugal

La leyenda de Ricardo con Portugal comenzó a generarse en 2004. En los cuartos de final ante Inglaterra, tras un 2-2 en el partido, el duelo se decide en la tanda de penaltis. Con 5-5 en la misma, después de los errores de Beckham y Rui Costa, el meta se quitó los guantes para desviar el lanzamiento de Darius Vassell y, posteriormente, pidió ejecutar el siguiente, que supondría la clasificación del combinado portugués para las semifinales de un torneo que se disputó en su país.

Todo se agrandaría en 2006, de nuevo ante Inglaterra como protagonista. En un escenario como una Copa del Mundo disputada en Alemania, Ricardo se convirtió en el primer portero en detener tres penaltis en un mismo partido, lo que sirvió para que de nuevo Portugal dejase en la cuneta de los cuartos de final al combinado inglés. El Veltins Arena de Gelsenkirchen fue el estadio donde Ricardo se convirtió en mito. Tras un 0-0 durante 120 minutos, como sucedió ante Eslovenia, la figura del portero emergió en el momento decisivo.

"Se los paré a Lampard, Gerrard y Carragher. Fue algo grande", recordó Ricardo sobre esa actuación que puso el foco mundial sobre su nombre. "Hay que entrenarse mucho y tener confianza dentro del campo cuando se afronta un penalti. Pero cada uno es diferente y no se consiguen parar todos", añadía el meta. Únicamente, Hargreaves pudo superar ese día desde los 11 metros a Ricardo, en una tanda en la que Cristiano Ronaldo anotaría el penalti final.

18 años después de aquella mítica gesta, Ricardo ya tiene su heredero en el santoral portugués. Con las lecciones bien aprendidas en cada entrenamiento, Diogo Costa emuló al maestro para que Portugal se metiera en los cuartos de final de la Eurocopa y pueda seguir soñando. La apuesta de Roberto Martínez de reclutar al forcado ya está dando sus frutos.