EUROCOPA | ESPAÑA - GEORGIA

Un secretario general de la ONU y tres españoles le abrieron la puerta del éxito a Kvaratskhelia: "No imaginábamos este nivel"

Pololikashvili fichó para el Dinamo Tfilisi a Álex Garcia, Marc Huguet y Andrés Carrasco, quien captó a aquel niño de diez años "rápido, vertical y agresivo"

Kvaratskhelia, después de que Georgia ganase a Portugal y pasase de forma histórica a los octavos de final. /GETTY
Kvaratskhelia, después de que Georgia ganase a Portugal y pasase de forma histórica a los octavos de final. GETTY
Alberto Martínez
Guillermo González

Alberto Martínez y Guillermo González

Velbert (Alemania).- La historia de Kvaratskhelia, el Maradona del Cáucaso, la comienza Zurab Pololikashvili, quien desde 2018 es el Secretario General de ONU Turismo. Antes, fue embajador de Georgia en España, y CEO del SK Dinamo Tiflis de 2001 a 2011. Una muestra de lo poca profesionalización del fútbol junto al Mar Negro, cuando un diplomático y político acaba llevando las riendas de la entidad deportiva más importante del país mientras su genial labor fue la de aumentar el turismo y establecer relaciones con España, Andorra, Marruecos y Argelia. En 2011, antes de partir, Pololikashvili decidió iniciar un proyecto de profesionalización y fichó a Álex Garcia, un hombre ligado al FC Barcelona, formador de talentos desde tiempos inmemoriales, como, por ejemplo, Leo Messi. Y ahora mano derecha de García Pimienta en el Sevilla.

Álex Garcia aterrizó en Georgia en 2011 y se llevó a dos ayudantes españoles, Marc Huguet y Andrés Carrasco. Esta última se encargaría de crear un fútbol base inexistente. La experiencia de los dos primeros apenas duró siete meses porque no lograron el objetivo marcado, el de quedar campeones, pero ayudaron a que la entidad creara una cultura de entrenamiento que se extendió por el país: "Cuando llegamos en 2011 se generó un impacto grande en la calidad del juego, apreciaron lo que hicimos y creo que fue un detonante. Antes solo priorizaban el resultado". Lo cuenta ahora desde Ucrania, país en guerra pero donde el fútbol compite (ahora inicia un proyecto en el LNZ Cherkasi), Andrés Carrasco, que el prosiguió con sus labores un año más tras la marcha de Garcia y Huguet. Y allí aparece el nombre del niño Kvaratskhelia.

Carrasco se encargaba de recorrer el país en busca de talentos, de hacer pruebas para poder formar equipos de categorías y crear un fútbol base. Carretera y manta por la inhóspita Georgia, en la que salías de la capital y... encontrabas pobreza y gente viviendo solo del campo. "Hacíamos las pruebas en la misma academia y llegó un niño que se apellidaba Kvaratskhelia (apenas tenía diez años). Él fue uno de los jugadores que probó y decidimos que lo fichábamos. Tenía calidad, pero en ningún momento se le veía este nivel que está dando", comenta Carrasco, quien después volvería a Georgia en dos etapas más en FC Saburtalo (2013-14) y Dinamo desde 2022 hasta hace una semana.

Andrés Carrasco, con el Dinami Tiflisi.  DINAMO
Andrés Carrasco, con el Dinami Tiflisi. DINAMO

"Tenía otras cualidades diferentes y apostamos por él. Era rápido, muy vertical y sobre todo tenía un nivel de agresividad que creíamos que con el tiempo podía dar resultado. Pero ha sido él el que ha progresado y crecido con su cultura de trabajo", añade Carrasco, que años después, en 2018, cuando formaba parte del Shaktar Dontesk, vio como se lo ofrecían. Pero finalmente el futbolista escogió irse a Rusia, al Lokomotiv de Moscú, previo paso por el Rustavi georgiano.

«Un padre especial que lo llevó muy bien» y un icono: Guti

Cuando fue reclutado por la academia del Dinamo, Kvaratskhelia era un fan del Real Madrid y de futbolistas como Cristiano Ronaldo, que fue a hacer un clínic a la capital en 2013 mientras el joven georgiano posaba junto a él, y de Guti, pasión que nunca ha ocultado como ha confesado en numerosas entrevistas o en exposiciones públicas como la Gala del Balón de Oro de 2023: "Mi primer amor fue Guti, del Real Madrid. Cuando jugaba con mis amigos en Tiblisi, mi ciudad, vestíamos camisetas blancas y me escribía su nombre en la parte de detrás".

Carrasco recuerda una figura importante en aquel momento, el padre, que también era entrenador y eso ayudó a su hijo: "Era un padre especial. Le ha llevado muy bien". Aunque el preparador español apunta que hubo alguna historia arriesgada en su carrera: "Salió mal del Dinamo porque utilizó otro club de Georgia para que no pagaran su cláusula. Creo que si la entidad hubiera hecho un esfuerzo, habría seguido". Eso ocurrió cuando apenas tenía 17 años y su carrera empezaba a apuntar a cotas más altas. "Era una familia que tenía sus necesidades", recalca Carrasco.

"Era una familia que tenía sus necesidades"

Andrés Carrasco Ex coordinador fútbol base Dinamo

El resto es historia. Kvaratskhelia pasó del Rubin Kazán al Batumi georgiano cuando empezó la guerra y se paralizó todo en Rusia. Y después lo fichó el Nápoles. Ahora lidera a su país, del que siempre se sintió orgulloso y dónde es un héroe ("él es Dios en Georgia, pero es un chico muy cercano, no se considera un Dios aunque la gente lo idolatre", dice Carrasco), y espera el final de la Eurocopa para, seguramente, volar a un nuevo destino. Una historia predestinada pero que comenzó con un secretario general de un departamento de la ONU y tres españoles, especialmente Carrasco.