Jan Urban, el polaco que se enamoró de Pamplona y no guarda ningún recuerdo de su hat-trick en el Santiago Bernabéu: "Regalaba todo a mis amigos"
El exdelantero de Osasuna, Valladolid y Toledo repasa su trayectoria deportiva en Relevo.
Jan Urban (62 años) es una leyenda de Osasuna. Aquel recordado equipo pamplonica lleno de polacos -Kosecki, Ziober y Staniek- tiene al nacido en Jaworzno como máximo referente del país centroeuropeo en Navarra. Urban perteneció cinco temporadas y media a la disciplina rojilla y es el mejor artillero extranjero en la historia del Osasuna (58 goles en 184 partidos).
Lejos del foco mediático, Urban continúa ligado al deporte que ama. Actualmente es entrenador del Górnik Zabrze, equipo con el cual se consagró como campeón polaco en tres ocasiones. El artillero, con pasos también por Valladolid y Toledo, repasa en Relevo sus orígenes, carrera en el Osasuna -con énfasis en aquel hat-trick en el Santiago Bernabéu- y todo lo que ha deparado una vida ligada al fútbol.
Para comenzar ¿Cómo te definirías como jugador y también como persona?
Como jugador diría que bastante completo. Tenía un poco de todo. Manejaba las dos piernas, buen juego de cabeza... Como persona creo que intento ser yo mismo. Al final la gente tiene su opinión sobre uno, pero fíjate que estoy en el fútbol muchísimo tiempo tanto como jugador y como entrenador y nunca he tenido un conflicto importante con nadie. Me llevo bien con la gente. Si esto es decir que soy buena o mala persona no lo sé, pero yo creo que soy buena persona.
¿En qué momento surge esa pasión por el fútbol en tu Polonia natal? ¿Fue desde una edad muy temprana?
En mi caso no es tan temprana porque yo empecé a jugar en un club más o menos con 15 años. Hasta entonces estuve todo el día con el balón jugando con mis amigos, gente de mi edad, gente mayor. Jugaba donde podía porque en mi época poca diversión hemos tenido. Tenías que montar tú mismo el campo y lo más fácil era jugar al fútbol porque al final ponías dos piedras y ya tenías la portería puesta. Era diferente a España. Por ejemplo, nosotros en el colegio nos preparaban bien en el aspecto físico. Hacíamos carreras por las pistas, saltos de longitud, voleibol, baloncesto... Probé todos los deportes y eso me ayudó a ser habilidoso en mi carrera futbolística.
Tu carrera profesional arranca en el Zableny Sosnovyak y das el salto al Górnik Zabrze donde ganas tres ligas polacas ¿Qué recuerdas de aquellos inicios en el fútbol de tu país?
Ahora mismo tengo 62 años. Ha pasado bastante tiempo (risas). En aquella época parece que llegaron a ser profesionales todos los amigos, unos llegaron más arriba, otros menos. Había pocas salidas para un crío de una familia trabajadora, de seis hermanos, con un padre trabajando en la mina. La vida te enseñaba que tienes que ser listo, tienes que arreglarte en la vida, tienes que superar dificultades que se te pongan por el camino. Yo me veía en el fútbol. Destacaba entre entre mis compañeros y vas a jugar un partido y otro con amigos o compañeros y ves que eres bastante bueno. No sé si pensaba que tenía que ser un futbolista profesional . Me encantaba el fútbol y ni me di cuenta que de repente viene un equipo de Primera División y me da la oportunidad.
Así empezó mi carrera con el fútbol profesional. Fue todo muy rápido porque jugué dos partidos y me llamó el seleccionador de la sub-20 para convocarme al campeonato del Mundo sub-20. Se jugó en Australia. La primera vez que salgo de Polonia y fue un viaje de 25 horas. Fue increíble.
Tu gran rendimiento en Polonia llama la atención de Osasuna ¿Sabías que existía Navarra?
No tenía ubicado a Pamplona. Creo que sabía tanto de ellos como ellos de nosotros. Prácticamente nada.
Llegas a una ciudad nueva como Pamplona, un nuevo idioma, cultura completamente diferente... La adaptación entiendo que fue complicada, aunque conociste a unos curas ¿no?
Sí, sí. Hay una universidad católica privada en Navarra y había ahí curas que estaban haciendo el doctorado en esa universidad. Lógicamente la adaptación fue más fácil gracias a ellos, pero también tuve bastante relación con algunos músicos de la Orquesta Sinfónica de Navarra. Allí había unas 10 familias polacas, porque la música clásica en Polonia era muy buena. También me sirvió el idioma del fútbol, porque todos los días se repiten las frases que se utilizan en el campo. Luego me apunté a una escuela de idiomas y fui con Ashley Grimes, un irlandés que vino al mismo tiempo.
¿Y notaste el cambio por la diferencia de clima entre ambos países?
El clima provocaba una forma diferente de cuadrar la temporada. Imagínate en Polonia. Jugamos la primera vuelta y en el invierno hay un parón de casi tres meses por la nieve y en primavera empiezas la segunda vuelta. En cambio, en España juegas todo el año. Eso me encantaba porque ya no había esa pretemporada de tres meses que era correr por la montaña, jugar partidos amistosos con la nieve, mover un montón de pesas en el gimnasio... Era un suplicio.
"Fíjate que entre España y Polonia marqué más de 120 goles, pero nunca marqué un hat-trick. Nunca"
¿Qué te llamó la atención de Pamplona?
Sobre todo la gente. No sabía el idioma, pero ves caras felices sientes que te quieren, que te quieren ayudar, que te acogen... Las personas son muy abiertas. Eso ayudó a adaptarme con velocidad porque te ayudaban de múltiples maneras. Me encantó tanto que tengo amigos allí y tengo una casa en Zizur. Todos los años voy.
Respecto al club, Osasuna se sentía como una familia. Además, tenía la suerte de estar con Pedro Mari Zabalza. Del míster, recuerdo que me sorprendió que los compañeros le hablaban de tú. Eso en Polonia es imaginable, y más en aquella época al entrenador llamarle por el nombre era imposible. Tardé dos años en llamarle Pedro, pero me sentía muy raro.
Una etapa magnífica en la que te conviertes en el máximo goleador extranjero del club. En el recuerdo aquel hat-trick en el Bernabéu.
Ese partido no es normal. Habíamos hecho una buena temporada y nos tocó jugar fuera contra el Real Madrid. No tienes nada que perder. Ganamos merecidamente. Era el delantero y mi trabajo era marcar los goles. No me di cuenta de que había hecho algo importante, que se iba a hablar de ese partido y de esos tres goles muchísimo tiempo. Pocos equipos ganan 0-4 en el Bernabéu y pocos jugadores marcan hat-trick en el Bernabéu. Por eso te das cuenta después de que has hecho algo importante. Fíjate que entre España y Polonia marqué más de 120 goles, pero nunca marqué un hat-trick. Nunca.
Entiendo que debes tener algún recuerdo de aquel partido
No tengo nada. Ni cogí el balón, seguro que no. Nunca guardé nada de los partidos, regalaba todo a mis amigos.
Coincidís en Pamplona cuatro polacos y el club se conoce como el 'Osasuna de los polacos'. Fuiste el primero en llegar ¿Tuviste algo que ver en las llegadas de tus compatriotas?
Si viene un jugador y te da buen rendimiento la junta piensa 'oye, si hay uno, habrá más'. Y sí, es cierto que te preguntan si había algún jugador más. Sí, sí que me preguntaron por Koseki, por Schauber... A Stanek le conocían. Me preguntaron por Trecziak también. Con Kosecki llegué a jugar con la selección y hablábamos sobre la vida en España y el nivel de la Liga Española. Por otro lado, cuando llegué de Polonia a Osasuna en el año 89 estuve diciendo a los jugadores que el Gornik era más fuerte que Osasuna. Ellos me miraban con los ojos así abiertos y debían pensar 'pero este tío ¿de qué habla?'.
Firmáis buenas temporadas donde alcanzáis una cuarta posición, jugáis competiciones europeas... Pero, después de aquello, llega el descenso ¿Qué falló?
Teníamos un equipo bastante bueno, pero se lesiona prácticamente la columna vertebral. Lo pasamos mal, pero nos recuperamos. Finalmente, nos faltó un poco para mantenernos. Si nos hubiésemos recuperado antes habríamos tenido más opciones de de salvarnos.
El descenso trae consigo tu salida de Osasuna
Yo no tenía ningún problema quedarme ahí en Segunda División con Osasuna e intentar subir. Lo que pasa que hubo un momento que el entrenador no te pone por unos u otros motivos. Tiene derecho y no pasa nada. Al final, no juegas y te planteas si estás capacitado de jugar algunos años más. Por eso tomo esa decisión de irme, para poder jugar. Son cosas del fútbol. Pero mira, al final volví a vivir a España después de jugar, o como se dice en España, robar los últimos años (risas).
Una de tus etapas posteriores a Osasuna es en Valladolid donde juegas de central.
Había un momento que seleccionaron unos cuantos jugadores. La mayoría de ellos eran defensas y al final el míster optó por uno de los más veteranos que era yo para ponerme ahí. No jugué ahí nunca y fíjate que lo hice bien. Al final jugué cuatro partidos de central porque fuimos a Barcelona y nos metieron cuatro, nos dieron un baile. Después de ese partido, todos volvimos a jugar en su posición. Fue una experiencia muy bonita porque al final juegas de delantero y de repente de central. Creo que no lo hice mal porque al ser delantero antes dices sabías como se iban a mover y como anticiparlos.
"Tuve una oferta de Egipto para no retirarme, pero había bastantes secuestros y decidí no ir allí"
Muchos años de carrera y toca la retirada ¿Por qué tomas la decisión? ¿Fue muy duro abandonar el fútbol?
La decisión fue muy fácil porque al final sabes que antes o después tiene que acabar. Tuve alguna oferta de Egipto y me acuerdo aquellos tiempos había bastantes secuestros allí y quise ir. De repente, llega la oferta de Osasuna para entrenar a los chavales en el fútbol base y en seguida dije que sí. Me retiré, pero no del todo porque sigo ligado al fútbol.
¿Cómo es la vida de Jan Urban después de la retirada?
Por desgracia, para nada tengo tiempo libre. Como jugador vas al entrenamiento, haces lo tuyo 'pam, pam, pam' y ahí estás en casa. Tienes todo el día o toda la tarde libre. Como entrenador no tienes tiempo y estoy pensando que en España tienen un mes y pico libre. Nosotros a veces una semana o dos semanas entre una temporada y otra. Es cierto que en España se juega todo el año y en invierno a veces hay cinco días libre y aquí tenemos dos semanas por ejemplo. Pero, en ese tiempo tienes que fichar a algún jugador, preparar todo... Como entrenador, lo siento, pero no tienes tiempo. Llega el fin de semana y es el momento en el que la gente disfruta del tiempo libre y tú tienes partido o vas un día antes porque juegas fuera de casa.
Ahora mismo estoy viviendo en Cracovia y todos los días tengo 100 kilómetros hasta donde está mi equipo. Voy toda la mañana y vuelvo casi para la cena. Aún así, lo disfruto de porque estoy en este mundo del fútbol que si te ha gustado con 10 años te gusta con 30 y te gusta con 70 también.