Ni la emboscada ni la ley del ex: el Sevilla estará en octavos

El Sevilla estará este viernes en el bombo de los octavos de final de la Europa League. Con sufrimiento final, como está marcado en esta compleja temporada, tras la emboscada que aguardó a los de Jorge Sampaoli en Eindhoven, donde hasta Dmitrovic tuvo que reducir a un aficionado que saltó a agredirlo. Los goles de De Jong, que cumplió con la ley no escrita del ex, y Fabio Silva, otro delantero que estuvo en la agenda de Monchi en este mercado invernal, le dieron emoción a una eliminatoria que el Sevilla dejó abierta por su falta de contundencia en las áreas.

Hasta el minuto 77, cuando llegó el tanto del exdelantero del Sevilla, los de Sampaoli habían controlado el escenario. Incluso En-Nesyri, Rakitic o Bryan Gil habían podido sentenciar el partido con minutos de antelación, pero esta vez la puntería no acompañó como en la ida del Sánchez-Pizjuán. Al final, el juego directo de los holandeses, ante un equipo sevillista con únicamente Nianzou como central específico, metió en problemas a los hispalenses, que celebraron con efusividad el pase a octavos, donde Arsenal, Fenerbahçe, Feyenoord, Friburgo, Ferencvaros y Union Saint-Gilloise lo aguardan como posibles rivales. Eindhoven es territorio amigo desde aquella primera Copa de la UEFA y ese buen recuerdo seguirá vigente en Nervión.

Sampaoli ha reconducido a este Sevilla. Si en la ida en el Sánchez-Pizjuán sacó a relucir su pegada para encarrilar la eliminatoria, en Eindhoven, ese lugar que aparece en el santoral sevillista, fue una versión más pragmática. Eso era lo que exigía la eliminatoria para que el hexacampeón estuviera en el bombo y así se comportó este Sevilla que va adquiriendo pieles distintas para diferentes situaciones. Así se empiezan a construir los equipos llamados a lograr cosas importantes.

Dijo Sampaoli que aún es pronto para poner a este equipo a la altura de aquellos que sumaron títulos para la entidad, pero, poco a poco, sí va consiguiendo ese gen competitivo que añoraban los sevillistas. Ni el sufrimiento final, con ese ambiente bélico que se generó desde la grada del Philips Stadion -lanzamientos de botellas a Acuña o el agresor de Dmitrovic- alteró al Sevilla, que encajó el segundo tanto cuando ya el partido estaba casi en su instante final.

Cada vez que la pelota cae en los pies de Bryan Gil surge la magia. El barbateño, con esa confianza que otorgan los minutos, se atreve cada vez más a encarar y retar a sus rivales, que poco pueden hacer cuando mete el turbo. Genera alboroto el zurdo cuando entra en acción y ahora sólo le falta serenarse cuando llega al área para elegir la mejor opción. Con esa capacidad de desborde que ha tenido desde que creciera en la carretera de Utrera sólo le falta creérselo para convertirse en un jugador llamado a cosas mayores.

Sampaoli, además, aprovecha su capacidad de sacrificio para reforzar el carril izquierdo, ya sea con Bryan como extremo o como carrilero. Su pase a En-Nesyri, en una de las ocasiones más claras para el Sevilla, enseñó el camino que el barbateño debe continuar para ganarse un sitio en la élite.

Ni convertirse en uno de los héroes de la sexta Europa League le sirvió para prolongar su trayectoria en el Sevilla, pero Luuk de Jong siempre demuestra que es un profesional que conoce a la perfección el oficio. Tosco o lento en ocasiones, su poderío aéreo lo convierten en un quebradero para las defensas rivales, como bien pudo comprobar el Sevilla en esos minutos finales en los que el PSV recurrió al juego directo para llegar al área sevillista.

También hay jugadores que parecen diseñados para un equipo concreto y está claro que De Jong brilla siempre en el PSV. Ya sea por su experiencia o por su capacidad de liderazgo, tiene el respeto de sus compañeros y de la grada, dos condicionantes que ponen en valor a este delantero menospreciado por muchos en Nervión.

De regreso tras superar un proceso gripal, el croata entendió a la perfección lo que requería el partido. Durante muchos minutos, el juego se desarrolló a lo que quería Rakitic, que lo mismo aparecía en campo propio para tocar y pausar que llegaba al área rival para lanzar un tremendo disparo al larguero. Con su carácter, el centrocampista ha dejado a un lado las críticas para sentirse importante de nuevo cuando está sobre el terreno de juego. Con dosificación, que eso también lo exige, pero todavía puede aportar cosas en este Sevilla.

La indisposición de Bono en el calentamiento metió el miedo en el cuerpo a los más pesimistas. Es toda una garantía el meta marroquí, que de nuevo está cuajando una temporada excepcional, pero esta vez no pasó nada por su ausencia. Un descanso merecido para Bono, quien ya se perdiera en Catar un encuentro por una situación parecida. Junto a Dani Espartero, el meta siguió el encuentro desde la grada del Philips Stadion, donde su compañero Dmitrovic mostró que la portería del Sevilla está bien cubierta. Incluso el serbio tuvo la templanza necesaria para que se percance con un aficionado no fuera a mayores. Cosas de las emboscadas holandesas. Pero el Sevilla en Eindhoven jugaba como en casa.