Grimaldo ya no admite dudas y pide a gritos ir a la Selección

El Bayer Leverkusen es una máquina de crear fútbol y realizar transiciones. Un equipo que no ha ganado nunca la Bundesliga (pero sí la UEFA, contra el Espanyol), pero que ilusiona a sus hinchas. Hoy ante el Qarabag los de Xabi Alonso fueron una apisonadora y además de los Wirtz, Bonfiace, Xhaka (a pesar del error en el penalti), Hincapié o Adli, hay un nombre propio: Alejandro Grimaldo.

Ya hablamos de él hace unas semanas, pero el partido de hoy merece párrafo aparte. El lateral izquierdo español es menos lateral que nunca, porque marca, asiste y participa de manera activa en el juego del equipo del de Tolosa. Su asistencia y sus dos goles hoy son un claro ejemplo de ello, sobre todo el primero, en el que aprovechó una gran jugada de Wirtz para marcar en posición de delantero centro con su pierna menos hábil, la derecha.

Cuando dejó el Benfica, donde era capital general la pasada temporada, por otro que no jugaba Champions, muchos dudaron de su decisión. Y aunque a posteriori todo parece más fácil, sin duda esta ha sido un acierto. Seguir a Xabi Alonso, que apostó por él de manera personal, está haciendo crecer mucho al futbolista, ya sea en un esquema con laterales puros o con carrileros.

El canterano del Barcelona sigue con sus buenos números y con estos dos tantos, suma cinco en todas las competiciones en un total de 12 encuentros. A eso hay que sumarle las asistencias, con un total de seis en Bundesliga, Copa de Alemania y Europa League. Estos números le hacen merecedor de un lugar en el parón del próximos mes de noviembre, donde España podría hacer pruebas al estar ya clasificada.

El puesto de lateral izquierdo en el equipo de De la Fuente tiene un nombre fijo como Balde, pero el segundo lugar se lo disputan Fran García, Gayá y Pedraza (según las últimas convocatorias) y ahí debería entrar el nombre del futbolista del Leverkusen. Xabi Alonso le dio descanso en el minuto 80 justo después de casi lograr el hat-trick con un tiro libre espectacular al larguero. El jugador sonreía, su afición aplaudía y el Leverkusen continúa de dulce.