La intrahistoria de una tanda de penaltis que valió la séptima
Montiel alteró el orden previsto inicialmente para convertirse en el héroe como hiciera con Argentina en el Mundial de Catar.

Anthony Taylor decretaba el final tras 147 minutos de un partido que parecía interminable. El Sevilla se jugaba su séptimo título europeo en la tanda de penaltis. Había corrido buena suerte en las dos tandas anteriores que le tocó disputar, tanto en Glasgow como en Turín. Mendilibar salía del área técnica y dialogaba brevemente con sus jugadores. Quería comprobar la confianza que tenían.
Una vez decidido los lanzadores, los futbolistas se marcharon al centro del campo. Poco después el técnico vasco reclamaba a Rakitic, aunque también se acercaron otros jugadores con experiencia como Fernando a esa charla sobre el verde. Valoraba cuando era más conveniente que él lanzara. Sería el tercero, por detrás de Lucas Ocampos y Erik Lamela. El cuarto sería Yousef En-Nesyri.
"No los habíamos preparado, ni hemos tirado para ver si éste para -mirando a Bono- o mete. Al final, tirar un penalti en un entrenamiento y luego con 60.000 personas en la grada no es nada parecido. No lo hemos ensayado en ninguna eliminatoria. Teníamos confianza en la gente que los iban a tirar, pero no apostamos por llegar a los penaltis, queríamos meter el segundo. La idea nuestra era intentar ganar en los 90 o los 120 minutos", comentó Mendilibar sobre una tanda de penaltis para el recuerdo.
Los dos primeros fueron perfectamente a ejecutados por los argentinos. Mancini fallaba el tercero ante un Bono que volvía a ser decisivo. El meta marroquí hacía lo propio ante Ibañez, tocando con los dedos de la mano su tiro que se estampaba en el palo. "Tenía mucha confianza en que los nuestros iban a marcar y cuando lo sientes eso te libera. Uno puedes parar y si tienes la confianza de que los tuyos están preparados para meterlos afrontas la tanda con mucha tranquilidad", indicó Bono sobre esa actitud relajada con la que afrontó la tanda. Tras ejecutar con maestría su lanzamiento, Rakitic se marchaba al centro del campo. El Sevilla estaba muy cerca de conquistar una nueva Europa League.
"Si hay un penalti decisivo, yo quiero tirarlo". Eran declaraciones de Gonzalo Montiel en el Open Media Day que dispuso el club días antes de viajar a Budapest. Y así sería. Tan sólo cinco meses antes, el lateral argentino asumía un protagonismo inesperado en el Mundial de Catar, asumiendo toda la presión en una tanda de penalti histórico que le permitía a su país y a Messi, conquistar el título mundial tan deseado.
En-Nesyri cogió su posición. Le tocaba resolver la final. Pero inesperadamente, Montiel le solicitó a sus compañeros adelantar su turno. Quería volver a tener todos los focos futbolísticos encima de sus hombros. "Confiamos en tí", le dijo Lucas Ocampos. El VAR permitió visualizar que Rui Patricio se había adelantado cuando le paró el lanzamiento al argentino que se llevaba las manos a la cabeza. La historia del Sevilla tenia un sitio privilegiado para él. A la segunda el balón besó la red. El resto ya es historia viva del Sevilla.