Mourinho alecciona a la Real

Resultado duro. Un golpe demasiado fuerte. La Real Sociedad lo intentó por todos los medios, pero se marchó del Olímpico de Roma con un resultado (2-0) muy complicado de cara a la vuelta. Y, además, con la sensación de que los de Mourinho le ganaron exactamente con las armas que todos conocemos del entrenador portugués. Equipo trabajado defensivamente, rápido en las transiciones y fuerte a balón parado. Mucho castigo para los de Imanol, sobre todo por el segundo gol de Kumbulla en los últimos minutos que pone muy cuesta arriba la eliminatoria.

Antes, quizá demasiado pronto, la Roma encontró el guion perfecto. Aprovechó los espacios con un genial Dybala, que leyó a la perfección una serie de errores en cadena de la Real para encontrar a Abraham y que este le regalase el gol a El Shaarawy. En ventaja, el cuadro local disfrutó de lo que mejor sabe hacer: defender su área y esperar su momento.

La Real nunca estuvo cómoda sobre el campo y pecó de lo mismo que viene haciéndolo en los últimos años en Europa. Si a eso se le suma que se ha quedado seca en las últimas semanas, con tres goles en los últimos ocho partidos, se entiende el resultado visto en la capital italiana. Sólo Kubo pudo poner en aprietos a la zaga romana y así es muy complicado. Toca remontada para no volver a tropezar en la primera eliminatoria de la Europa League, como en los últimos dos años.

Si alguien pregunta cómo juegan los equipos de Mourinho, la mejor respuesta posible es ponerle este partido. El portugués sabe jugar este tipo de eliminatorias y tenía claro el plan. Defender los puntos altos de la Real y atacar los débiles, aunque en la previa dijese que era difícil encontrarlos. Vaya si lo hizo. Las transiciones han sido el dolor de cabeza de la Real en las últimas eliminaciones europeas ante Manchester United y Leipzig y lo volvieron a ser ayer, rubricadas con ese gol de El Shaarawy tras una contra bien llevada por Dybala y muy mal defendida por los donostiarras.

Fue el primer error de los de Imanol y la Roma lo castigó. Como siempre hacen los equipos de Mou. Saltó demasiado Illarra y dejó espacio para el zurdo argentino, retrocedió mal Zubeldia y lo olió Abraham, que después jugó con un central guipuzcoano demasiado impetuoso. Por si fuera poco, Gorosabel se olvidó de El Shaarawy. Resultado: 1-0, guion perfecto para un equipo dirigido por el portugués.

Si el técnico sabe atacar las debilidades, también entender dónde está el peligro. Zubimendi es el timón donostiarra y nunca tuvo espacio. Presionado en cada salida desde atrás, apenas pudo intervenir. Incluso Remiro sufrió en dos salidas al no encontrar opciones de pase, defendidas al hombre por los atacantes romanos. El único resquicio de esperanza era una genialidad de Silva, bien marcado por Cristante y Matic, o las caídas de Kubo a las bandas. Pero la realidad es que los de Imanol nunca estuvieron cómodos. Nadie lo está contra Mourinho.

Kubo es el jugador más en forma de la Real y el más diferente. En un día en el que Silva y Merino no estuvieron finos, el japonés fue el que más lo intentó y el único que puso en aprietos a la férrea defensa romana. Es cierto que fue de más a menos, pero está con la chispa que le falta a otros compañeros. Entendió que debía caer a la espalda de los carrileros y fue un peligro constante en el primer tiempo.

Tuvo la mejor ocasión en su pierna derecha en una gran acción individual, pero el palo escupió su disparo cuando los cerca de 1.800 realistas desplazados al Olímpico de Roma ya cantaban el gol del empate. El asiático, además, tuvo personalidad para enfrentarse a Mancini en varias acciones y se echó el equipo a la espalda en la primera hora de encuentro. La Real tiene una joya con él.

Un día más, la Real sufrió en los laterales. En la foto del gol aparece Gorosabel, aunque hubo otros errores previos. El lateral diestro sufrió defensivamente con El Shaarawy cada vez que este se atrevió a cruzar la mitad de campo. Con el sistema con carriles planteado por Mourinho, Gorosabel no aprovechó para atacar y hacer daño con superioridad en esta zona.

Temeroso, quizá con un punto físico por debajo del resto de sus compañeros por las lesiones que ha arrastrado, el lateral desentonó. Estuvo errático con balón y los donostiarras perdieron presencia por esta banda, quizá la más vulnerable de su entramado defensivo.

En el otro lado, Diego Rico acostumbra a llevarse las críticas. Es quien pierde el balón en el inicio de la contra romana que supuso el primer gol, aunque el burgalés tiene menos responsabilidad. Lo intentó en ataque, llegó a línea de fondo en varias ocasiones y, pese a que no estuvo acertado en el último pase, se convirtió en una de las amenazas donostiarra. Seguramente porque así lo quiso Mourinho, que supo defender el área sin que Rui Patricio tuviese que hacer ninguna intervención de mérito.

Imanol es el gran arquitecto de esta Real, pero ayer no encontró el camino. Y es la tercera vez consecutiva que le sucede en Europa. Le cuesta llegar a estas instancias con frescura y rendir en los días marcados en el calendario para dar un paso al frente a nivel continental. El equipo se está cayendo en el último mes, con sólo un triunfo en ocho partidos. Se escapó la Copa, se complica la Europa League y en Liga han perdido el meritorio colchón que tenían en zona Champions a finales de enero.

El entrenador guipuzcoano prefirió darle consistencia al centro del campo con Illarramendi en lugar de Brais Méndez y, aunque el de Mutriku completó un gran partido, se echó en falta la magia del gallego. A falta de 15 minutos intentó modificar el plan y dar un paso al frente con la entrada del ex del Celta, que poco tardó en demostrar que es un jugador diferencial. Le puso un regalo a Mikel Merino que el navarro no acertó a rematar entre los tres palos.

Una pena el segundo tanto porque el segundo tiempo fue meritorio. Los donostiarras nunca se rindieron, tuvieron la paciencia que les faltó en el primer tiempo y empezaron a encontrar a los jugadores de tres cuartos de campo. Sin embargo, cuando mejor estaban llegó la puntilla con el cabezazo de Kumbulla a la salida de un córner. La lección europea de Mourinho complica el camino de la Real.