Mourinho surfea la ola y deja seca a la Real

No pudo ser. Hubo tormenta, pero los que surfearon la ola fueron José Mourinho y su Roma. La Real se quedó seca y no pasó del empate sin goles, con mucho corazón pero sin ideas en los últimos metros para poder superar el muro que planteó el conjunto italiano. El encuentro sirvió para vivir una nueva demostración de la unión de este equipo con la afición pero es evidente que los de Imanol Alguacil están cayendo en picado en su rendimiento y cada vez quedan menos rastros de la Real que enamoró a principio de curso.

Sorloth y Mikel Oyarzabal contaron con las mejores ocasiones, pero ninguno de los dos estuvieron acertados para superar a un Rui Patricio que no tuvo ni que trabajar demasiado. El choque se fue esfumando en pérdidas de tiempo y protestas, siguiendo el guion perfecto de un 'Mou' que ha cuajado dos partidos perfectos en su librillo: Acierto y solidez en Roma; la mejor defensa en Donostia. Como casi siempre, ganó Mou.

Hay veces que soñarlo y trabajarlo no es suficiente. Que toca caer y levantarse. Le sucedió a la Real y a los miles de aficionados que se ilusionaron con la remontada, que acudieron al Reale Arena a jugar su partido desde horas antes y que desde el primer minuto y hasta el último, incluso cuando ya era imposible, animaron a los de Imanol. Les pidieron una tormenta y la generaron, pero esta vez no fue posible ante un conjunto italiano que entendió muy bien cómo ir campeando el temporal.

Agradecieron a sus jugadores el esfuerzo, ovacionaron a Mikel Oyarzabal tras fallar un gol a metros de la portería y cantaron orgullosos el nombre de su club en los últimos minutos. También se desesperaron con el juego de la Roma, como en muchos minutos los jugadores realistas, que aunque contaron con ocasiones para abrir el marcador fueron incapaces de conseguir dinámicas positivas en el encuentro más allá de amasar el balón por encima del 75% de posesión.

Los últimos minutos, aún con la Real intentando abrir el marcador, todo el público entonó la canción 'Txoria txori', un himno vasco que suelen cantar tras los partidos. Una manera de agradecer al equipo y de disfrutar de los últimos segundos europeos del conjunto vasco. Hasta la temporada que viene. 

Mou impone. Y sus equipos, muchas veces, sacan de quicio a cualquier rival. Pero hay una realidad y es que saca resultados. Lo ha demostrado en esta eliminatoria, dando una masterclass de cómo competir y jugar este tipo de duelos. Si Imanol dijo hace una semana que estos partidos les quedan grandes, Mou se ha movido como pez en el agua. Equipo maduro en Roma, aprovechando los espacios para transitar y los errores para matar. Equipo defensivo en San Sebastián, el catenaccio más rudimentario y efectivo.

El conjunto italiano perdió tiempo desde el minuto 1 y jugó con los nervios de la afición. Los que surfearon la ola fueron ellos para salir de la tormenta indemnes y con la eliminatoria bajo el brazo. Mou, poco activo desde la banda y dejando el protagonismo a sus ayudantes en muchos minutos, protestó cada acción, aleccionó a los suyos para que entendiera que era clave parar el ritmo y se llevó el partido a su terreno. Una vez más.

La Real lo intentó pero el pundonor txuri-urdin no puede tapar las carencias. En 180 minutos no han sido capaces de celebrar un solo gol ante una Roma muy sólida pero que en su campeonato ocupa la quinta posición en la tabla con 25 goles recibidos (uno por partido). Sorloth, con un remate en el primer tiempo y un cabezazo prácticamente solo en el comienzo del segundo, pudo adelantar a los suyos.

El que más cerca lo tuvo fue Mikel Oyarzabal, quien rozó el primero a los 68 minutos con un remate que desvió Rui Patricio. El rechace le cayó de nuevo al capitán realista, que se encontró con el larguero en su nuevo intento. La puntería y la mala suerte está persiguiendo en estas semanas a una Real que suma un solo gol en los últimos cinco partidos. Si nos remontados más allá, son solo cinco en los últimos diez partidos en los que, por cierto, únicamente han sumado un triunfo. Urge despertar.

En un partido como este, en el que los mejores tienen que dar un paso al frente, Silva no se escondió. Fue el mejor, como casi siempre. El único con claridad en la zona de interiores realista y con la suficiente pausa para esperar a encontrar espacios en la cerrada defensa romana. De sus botas surgieron las mejores ocasiones, pero Sorloth y Oyarzabal no tuvieron su mejor día para aprovechar la calidad del canario.

Si tiene el fútbol, también la personalidad. Asumió los galones para ser el líder de las protestas realistas ante un Kovacs que no convenció en Anoeta. Para encararse con Smalling y para intentar liderar la remontada txuri-urdin. Esta no llegó, pero desde el Mago lo intentó de todas las formas posibles.

Silva no consigue disfrutar en competiciones europeas. Si con el City padeció todos los males cayendo en Champions año tras año, en la Real tampoco está pudiendo disfrutar. Los donostiarras han caído tres años consecutivos en la primera ronda de eliminatoria que han disputado sin ganar ninguno de los seis encuentros. Algo le pasa en Europa a esta Real. La mejor noticia es que el próximo año tendrá otra oportunidad.