La Real Sociedad más británica de la historia ganó en el Santiago Bernabéu y en el Camp Nou pero no funcionó: "Me dio rabia aquello"
Górriz, Larrañaga y Mentxaka ensalzan en Relevo las figuras de Aldridge, Richardson y Atkinson en un equipo que no estuvo a la altura de las circunstancias.

Era verano de 1989 y a la Real Sociedad no le quedó otra que salir al mercado en busca de un delantero centro de garantías. Tres campañas se habían cumplido de la retirada de Jesús Mari Satrústegui. Txiki Begiristain y Bakero se habían marchado al Barcelona un año antes. Loren, al Athletic hacía unos meses, previo pago de 300 millones de pesetas. Y Zamora había colgado las botas durante las semanas previas a un momento clave. "Necesitamos un punta", pensaron en la directiva. Fueron a por un futbolista extranjero. Y lo ficharon. La contratación de John Aldridge por cerca de un millón de libras marcó un antes y un después en la historia del club.
Después de 'Aldo' les tocó el turno a Kevin Richardson y a Dalian Atkinson, conformando así la Real más británica la historia. Sin embargo, en lo deportivo, esa temporada 90/91, el conjunto blanquiazul, de la mano, primero de Boronat, y luego de Javier Expósito, no terminó de funcionar. El decimotercer puesto conseguido así lo atestigua. El descontento fue tan evidente que un año después de esa apuesta, los tres futbolistas británicos abandonaron la Real Sociedad con un compatriota suyo como John Benjamin Toshack como máximo responsable.
A pesar de los malos resultados deportivos, aquellos tres futbolistas dejaron su huella en aquel vestuario formado, hasta aquel entonces, por futbolistas de la casa. No todo fue malo, todo lo contrario. "Nos costó mucho", reconoce un mito blanquiazul como Alberto Górriz. "Fue una temporada muy atípica porque ganamos en los campos más difíciles. Con Expósito de entrenador ganamos en el Bernabéu, en el Camp Nou y en el Luis Casanova, en los campos de los rivales más complicados, pero tengo el recuerdo de partidos horrorosos como ante el Castellón... Ante esos equipos teníamos muchos problemas. Esa temporada sufrimos y no andamos nada bien", analiza el irundarra.
Juanan Larrañaga es de la misma opinión. No acierta a explicar los motivos de ese bajo rendimiento. Siendo consciente de que al equipo "le faltó un poquito de todo porque no hicimos una gran temporada", no olvida que "ese año ganamos en Barcelona, en Madrid y en Valencia". Así las cosas, en su opinión, "nivel había para ganar en esos tres campos en un año, pero no salieron las cosas bien. Sufrimos mucho", confirma.

Es echar la vista atrás en el tiempo y repartir elogios hacia los tres futbolistas llegados desde el fútbol inglés. El primero en aterrizar fue John Aldridge, un futbolista, en opinión de Górriz, "con mucha experiencia, muy hecho, muy seguro de sí mismo en el campo y eso nos lo transmitió enseguida". Las buenas palabras continúan. "Aparte de la dificultad del idioma al principio, él, por su forma de ser, por su carácter y por su forma de jugar en el campo, enseguida se quedó con nosotros. Era nuestro referente adelante en cuanto al gol y en cuanto a la pelea. Siempre estaba dispuesto a pelear como el que más", valora el que fuera gran central de la Real Sociedad.
Larrañaga, por su parte, recuerda que "en aquel momento necesitábamos gente nueva para revitalizar el equipo. Veníamos de clasificarnos para la UEFA, pero necesitábamos gente. Aldridge fue el primero que vino y luego, Richardson y Atkinson. La adaptación fue fácil. A pesar de que siempre habíamos estado los de casa, los recibimos muy bien. Aldridge tenía mucha experiencia. Era buen jugador, buen goleador y nos vino muy bien", asegura. "Metió muchos goles y dio lo que tenía que dar", reitera el segundo jugador con más partidos en la historia de la Real Sociedad.
"Veníamos de clasificarnos para la UEFA, pero necesitábamos gente. Aldridge fue el primero que vino y luego, Richardson y Atkinson. La adaptación fue fácil. A pesar de que siempre habíamos estado los de casa, los recibimos muy bien"
Exfutbolista de la Real SociedadA diferencia de lo ocurrido con Aldridge, a Kevin Richardson "le costó más", reconoce Górriz, que no duda de la calidad de un futbolista que llegó a Donostia procedente del Arsenal a cambio de 750.000 libras. Su rendimiento, sin embargo, dejó mucho que desear a pesar de ser titular indiscutible para Expósito. "Era un futbolista diferente, de mucha experiencia por haber jugado en grandes equipos en la Premier. Aunque no dio todo lo que podía haber dado, para mí, era un gran jugador que, encima, se adaptó bastante bien", valora Larrañaga.

"Atkinson era otra historia. Vino muy joven. Para mí fue un gran elemento, un gran jugador con una potencia increíble, pero había que calmarlo de vez en cuando", sentencia el de Azpeitia. Górriz es de la misma opinión: "Era muy chaval, muy niño, con unas condiciones espectaculares, pero le costó más por su forma de ser. Era muy niño, inmaduro, pero muy buen chaval". A pesar de estar solo una temporada, el recuerdo sobre el añorado Dalian Atkinson está latente en ambos exfutbolistas.
"Atkinson tenía un físico impresionante, muy atípico para el futbolista de aquella época. Nosotros teníamos mucha fuerza en las piernas, pero muy poco de abdomen, de cintura, de brazos.... Él era un animal. Físicamente era un portento"
Exfutbolista de la Real Sociedad"Mira que he coincidido con jugadores, qué te voy a contar, Arconada, Zamora... mis compañeros en la Real. Atkinson era un jugador muy diferente. De potencia, yo no he visto ninguno como él. Tenía un físico impresionante, muy atípico para el futbolista de aquella época. Nosotros teníamos mucha fuerza en las piernas, pero muy poco de abdomen, de cintura, de brazos.... Él era un animal. Físicamente era un portento", destaca Górriz para quien el problema del 'txipiron' era su excesiva juventud. "Es que era muy niño y no veía las cosas a medio o largo plazo. Él vivía el presente y eso le pasó factura", confirma. "Yo me vestía en el vestuario a su lado y siempre intentaba transmitirle el mismo mensaje. Aprendió castellano rapidísimo. Era muy listo. Para eso era superespabilado. Siempre le decía lo mismo: 'Tú tienes que estar aquí en la Real uno o dos años a tope, tienes que dar todo y vendrá algún equipo a por ti y podrás ganar mucho dinero' Le intentaba transmitir esas cosas, pero me miraba con esos ojos, tan blancos, y me daba a entender que él ya tenía lo que quería. Me dio mucha pena lo que le pasó porque era alguien con un corazón enorme", valora entristecido.
«Atkinson tenía mucho potencial, pero poca cabeza»
Para Larrañaga, como no podía ser de otra manera, también "era un gran jugador". Es de los que piensa que "tenía una potencia increíble, podía cambiar el partido en cualquier momento. De esos hemos tenido muy poquitos. Es de los mejores que he visto... Tenía mucho potencial, pero muy poca cabeza. Podía hacer grandes partidos como ni jugar porque no se sentía bien. Siempre tenía alguna cosa. Le pasó factura la juventud. Era joven. Con un poco más de experiencia, hubiera sido mucho mejor", lamenta Larrañaga, que elogia, pese a todo, el nivel de compromiso y adaptación de los tres británicos: "El recuerdo es muy bueno. Aprendimos muchas cosas. Ellos venían de la Premier, de una gran Liga. Era muy competitivos tanto en los entrenamientos como en los partidos y eso nos inculcaron buenas cosas. La experiencia fue buena. A la gente joven, por ejemplo, ver a Aldridge, cómo se movía en el campo les vino bien", sostiene.

A los mandos de aquella Real Sociedad no estaba un cualquiera. Todo lo contrario. Javier Expósito, el temperamental entrenador de Añorga, alejado del foco público en los últimos tiempos, es concebido en el club blanquiazul como uno de los máximos responsables de que basarse en la cantera sea una razón de ser identitaria. Górriz, que sabe de primera mano cómo se las gastaba el míster, reconoce que "lo pasó mal". Y se explica. "Estaba acostumbrado a entrenar al Sanse con una disciplina férrea... Uno de los primeros días que yo llegué, él tenía a su cargo a 40 jugadores, de 18 a 23 años, y él nos dominaba a todos, dominaba todo el cotarro. Sin embargo, cuando subió al primer equipo, se encontró con un equipo muy profesional, con jugadores incluso que venían de fuera como los extranjeros. Siempre andaba detrás de Atkinson, le quería sacar el máximo rendimiento porque veía su potencial, pero le costaba mucho", relata el exfutbolista. "Solíamos hablar con él y le decíamos que había que darle caña... Todo eso nos pasó factura a nivel de equipo y para conseguir mejores resultados, que creo que había equipo para ello", lamenta Bixio, que habla de "una temporada dura".
"Solíamos hablar con Expósito, el entrenador, y le decíamos que había que darle caña a Atkinson... Todo eso nos pasó factura a nivel de equipo y para conseguir mejores resultados"
"Yo ya era uno de los veteranos. Me daba rabia que aquello no funcionara mejor porque cuando no tienes equipo o tienes muchas bajas o ves que no das más de sí, bueno, pero la principal virtud de la Real era que dábamos todo lo que teníamos. Tengo la sensación de que aquel equipo era para estar mejor y no estuvimos a la altura de las expectativas", sentencia el futbolista con más partidos en la historia de la Real Sociedad.
Un cambio en la forma de jugar
Juanan Mentxaka, otro de los integrantes de aquel equipo, encuentra una explicación a la hora de hablar de la diferencia entre la Real de la temporada anterior, que se clasificó para Europa, y la de la 90/91, con los tres británicos siendo integrantes del plantel. "No jugábamos tan rápido como el año anterior. Richardson le daba mucho más pausa al juego que el año anterior le daba, por ejemplo, Billabona. La entrada de Atkinson supuso un nuevo recurso, pero, en contra de eso, al principio nos costaba generar ocasiones de gol. Fue una temporada rara, pero yo creo que fue eso, que el equipo cambió un poco la rapidez en la ejecución de las jugadas, cosa difícil de explicar teniendo a Dalian", analiza el exrealista, que se queda sin palabras cuando echa la vista atrás y recuerda la figura del 'txipiron'. "Verlo en la grada era espectacular, pero verlo a tu lado... Era algo diferente, era una fuerza de la naturaleza, con una técnica buenísima y una rapidez brutal", explica Mentxaka, que no quiere entrar a analizar la vida personal del fallecido exfutbolista: "Él era así. Los jugadores ingleses hasta el miércoles o jueves salían por ahí. A partir de ahí, empezaban el ramadán, pero nunca podías decir nada porque luego, en el campo, rendían", deja claro

Para Mentxaka, igual que para Górriz o Larrañaga, no se puede hablar de un problema de falta de adaptación para explicar el flojo rendimiento de aquella Real Sociedad. "Nada que ver. Los tres eran jugadores muy competitivos. Venían de una liga muy dura, llegaron aquí y en el campo, incluso, eran demasiado competitivos. Cuando perdían les daban patadas a todo el mundo", recuerda Mentxaka.