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Cuando Euskadi le sacó los colores a la Uruguay de Poyet y Recoba: "Pasábamos por la piedra a los equipos que venían por aquí"

Alberto López y Gustavo Poyet recuerdan para Relevo el partido del 22 de diciembre de 1998, en el que el combinado vasco le endosó 'una manita' a la selección charrúa.

Joseba Etxeberria pugna con un jugador de Uruguay en el partido jugado en Anoeta. /El Diario Vasco
Joseba Etxeberria pugna con un jugador de Uruguay en el partido jugado en Anoeta. El Diario Vasco
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

San Mamés volverá a lucir sus mejores galas este 23 de marzo. No para recibir, como es habitual, a su Athletic. En esta ocasión, el santuario rojiblanco se vestirá de gala para rendir pleitesía a la selección de Euskadi, que, cuatro años después, volverá a vestirse de corto para afrontar un partido. El rival, en esta ocasión, será la Uruguay de Marcelo Bielsa, viejo conocido por estos lares y que será de unos atractivos de un duelo ya de por sí interesante pese a las numerosas bajas con los que contarán ambos combinados.

No será la primera vez que Euskadi y Uruguay se vayan a ver las caras. Está será la tercera ocasión en la que ambos contendientes crucen sus caminos. Las dos anteriores terminaron con victoria vasca y el objetivo del combinado dirigido en esta ocasión por Jagoba Arrasate y Jon Ansotegi será el mismo. Habría que echar la vista muy atrás en el tiempo para asistir al primer duelo. Fue un 22 de diciembre de 1998 y con Anoeta como escenario. El 5-1 final habla de la superioridad manifiesta de la selección entrenada en aquella ocasión por un tándem histórico como era el formado por Javier Expósito y José Ángel Iribar. Bajo su mandato había un ejército de futbolistas de renombre internacional como eran los Gaizka Mendieta, Julen Guerrero, Javi De Pedro, Joseba Etxeberria o Bittor Alkiza entre otros. Enfrente, jugadores de talla mundial como los Recoba, Pablo García, Gonzalo de los Santos o Gustavo Poyet.

"Jugar para Euskadi era una gozada. En las épocas en las que yo estuve, perfectamente podías hacer una selección para competir a nivel mundial. A Uruguay, por ejemplo, les metimos una buena"

Alberto López Exportero de la Real Sociedad

"Jugar para Euskadi era una gozada", reconoce uno de los protagonistas de aquella histórica victoria como es Alberto López, exportero de la Real Sociedad. "Se creaba un ambiente súper bonito y se juntaba un nivel de jugadores espectacular", confirma. "En las épocas en las que yo estuve, perfectamente podías hacer una selección para competir a nivel mundial. Un montón de jugadores que estaban ahí luego iban a la selección. Con el no oficialismo, a veces sí que resultaba un tanto descafeinado, pero en aquella época cada vez que la Federación Vasca podía formar un partido serio y contra rivales de cierta entidad, el equipo solía sacar muy buenos resultados, pasábamos por la piedra a los equipos que venían por aquí", recuerda. Aquel 22 de diciembre de 1998, el rival era Uruguay, "un muy buen equipo", en opinión del excancerbero. "Y le metimos una buena", significa.

Iñigo Idiakez fue uno de los protagonistas en la victoria de Euskadi ante Uruguay.  El Diario Vasco
Iñigo Idiakez fue uno de los protagonistas en la victoria de Euskadi ante Uruguay. El Diario Vasco

Para Alberto, "Uruguay no era una selección cualquiera. Tenía muy buenos jugadores. Además, si algo tienen estos equipos es que no les gusta perder, por lo que se convierten en partidos duros", relata. "Eran jugadores de talla mundial y el equipo que viene este año también será potente. A ninguna selección de las consideradas buenas les gusta que le pinten la cara, no quieren dar ni mala imagen ni un pobre espectáculo", analiza.

"Uruguay no era una selección cualquiera. Tenía muy buenos jugadores. Además, si algo tienen estos equipos es que no les gusta perder; se convierten en partidos duros"

Alberto López Exportero de la Real Sociedad

Otro de los protagonistas de aquel encuentro fue Gustavo Poyet, al que, como no podía ser de otra manera, le duele echar la vista atrás en el tiempo y recordar lo que para él fue "una afrenta". No está de acuerdo con las palabras de Alberto en el sentido de que no cree que aquel combinado fuera el mejor de Uruguay. "Fue más una selección que se formó con los que podían venir que con los que debían venir", proclama. Eso sí, no pone excusas: "Era una selección uruguaya y fue un varapalo". Para el ex del Zaragoza entre otro equipos, "aquel partido se disputó en una fecha muy incómoda". Se explica: "Cuando se juega alrededor de Navidad es complicado. Mal o bien, la gente quiere tener esa semana libre. Yo venía de Inglaterra, donde no se paraba el campeonato. Pero me dejaron venir. Había arreglado con el míster de que solo iba a jugar un tiempo y vine encantado de la vida", rememora.

Gol de Gustavo Poyet al filo del descanso

No pudo comenzar el duelo de una mejor manera para los intereses del charrúa y de sus compañeros: "El partido empezó bastante bien, yo marqué y me acuerdo, la típica del jugador, que pedí jugar unos minutos más… Euskadi arrancó de manera espectacular la segunda parte, me quitó el técnico y ya íbamos perdiendo 2-1, pero en ese momento no piensas que va a pasar lo que acabó sucediendo", se resigna Poyet que, en un alarde de sinceridad, reconoce que solo se acuerda del gol que marcó y del 5-1 final, "un resultado lamentable".

Ese día, "por el equipo que vino", el entonces futbolista del Chelsea jugó en una posición más adelantada. "Llegué al área, controlé con el pecho-panza y le pude pegar muy firme a la pelota. Me quedé con esa imagen y con las ganas de jugar más", lamenta pasados los años. Desde la perspectiva del entrenador que es ahora, Poyet siempre lanza el mismo mensaje a sus jugadores: "'Ustedes se van a acordar de los momentos muy, muy buenos, y de los muy, muy malos. Por el medio hay unos 300 partidos de los que no te vas a acordar'. Yo, de este me acuerdo del resultado, malísimo, y del gol, del resto me acuerdo muy poco", confirma.

"Fue más una selección que se formó con los que podían venir que con los que debían venir. Era una selección uruguaya y fue un varapalo. Yo solo me acuerdo de mi gol y del resultado, lamentable"

Gustavo Poyet Seleccionador de Grecia

Alberto, todo lo contrario. Se acuerda del choque como si se hubiera jugado ayer. "En estos partidos, quieras que no, tenías hasta un punto de relajación, de diversión y eso era bueno. Nos salíamos de la rutina de ir con el cuchillo a por los puntos. Era una fiesta. Los campos solían estar llenos de gente que venía a disfrutar. Así las cosas, dabas lo mejor de ti en un ambiente festivo. En todos los que estuve, una media docena, todos fueron espectacularmente bonitos para recordar", valora el que fuera mítico portero del conjunto blanquiazul para quien, deportivamente hablando, "la sensación era que les pasabas por encima. Es lo que estamos hablando, que el nivel de jugadores que teníamos entonces era una pasada", enfatiza. No le quita ningún mérito al triunfo. "Puede parecer que vinieron aquí en plan de fiesta, de vacaciones, pero estamos hablando de jugadores importantes. Ellos intentaron hacer un partido duro, como es su ADN, pero les vino un vendaval", deja claro.

Iribar y Expósito celebran uno de los goles de Euskadi.  El Diario Vasco
Iribar y Expósito celebran uno de los goles de Euskadi. El Diario Vasco

Los futbolistas de la selección de Euskadi se tomaban "muy en serio" aquellos compromisos pese a no ser oficiales. "Para empezar porque estás representando a algo que es importantísimo. A partir de ahí, tú quieres dar lo mejor de ti y en unas condiciones que estás reivindicando algo. Tú, como jugador, quieres que eso vaya hacia adelante y que vean que teníamos nivel, que no íbamos a desentonar. Claro que nos lo tomábamos en serio", reivindica el exguardameta. Para Alberto, "era muy fácil hacerlo bien" por el nivel que había y por la ayuda de los seleccionadores pese a que no tenían mucho tiempo para preparar el partido en cuestión. "Te trataban con mucho cariño y te mostraban toda la confianza", agradece alguien que sabía de primera mano cómo se las gastaba, por ejemplo, Javier Expósito, el entrenador que moldeó la generación más exitosa en la historia de la Real Sociedad. "Javier es una persona muy seria y súper competitiva. Eso te lo transmitía y no había dudas al respecto. Eran entrenadores a la antigua usanza y lo que eso suponía de dejarte la piel y algo más por esta selección. El mensaje era clarísimo, no había ninguna duda" deja claro.

De todos los recuerdos que se le agolpan a Alberto en la memoria, se queda "con el buen ambiente que había entre todos los jugadores", algo que no siempre es difícil de conseguir porque "el día a día de la competición hace que siempre surja alguna aspereza, pero todo fue muy agradable", significa. "El trato de la afición con todos los jugadores fue maravilloso, no había distinción. Tú estabas vistiendo la camiseta verde de Euskadi y en ese sentido todo fue muy bonito", agradece.

Un sentimiento de pertenencia por encima de cualquier otro motivo

Ese sentimiento de pertenencia también lo valora "mucho" Gustavo Poyet. "Yo, como jugador, cuando me llamaban de la selección, quería jugar todos los partidos", reconoce alguien al que le tocó vivir una situación mucho más desagradable a la sufrida ese día en San Mamés. Fue en un amistoso frente a Alemania en Karlsruhe. "Uruguay había cambiado de técnico, había un conflicto con varios jugadores y no se podía formar una selección. El técnico hizo una petición personal a un grupo de jugadores y nos juntamos para ir a jugar a Alemania. No estábamos ni cerca de ser una selección representativa de Uruguay y nos comimos cinco. Todavía faltaba media hora y yo estaba tratando de que se parara el partido porque iba a ser catastrófico", recuerda con dolor.

"Sabía que nos iba a poner en problemas porque a veces esa situación de no poder ser una selección mundial te da ese plus como para demostrar que

Gustavo Poyet Seleccionador de Grecia

"Son momentos duros, pero somos así, yo al menos, masoquistas. Te llaman de la selección y te da igual, quieres ir y jugar, y hasta que no pasan las cosas no te das cuenta de si fue correcto o no". Una sensación que también experimentó ese 22 de diciembre en San Mamés porque "Real Sociedad y Athletic eran equipos fuertes y tenían muy buenos jugadores. Además había muchos jugadores vascos en la Liga española. Era una selección muy fuerte. Yo tenía más conocimiento de esa fortaleza que el resto de los jugadores uruguayos que iban a venir. Nos iba a poner en problemas", advirtió rápidamente, más que nada "porque a veces esa situación de no poder ser una selección mundial te da ese plus como para demostrar que sí puedes".