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Xavi y el 'guardiolismo': la sombra de un fantasma se instala en los pasillos de Can Barça

El técnico, con su último ataque a un periodista, agranda la lista de agravios a la prensa de este curso con la sombra del extécnico.

Guardiola saluda a Xavi en un encuentro reciente entre ambos. /GETTY
Guardiola saluda a Xavi en un encuentro reciente entre ambos. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Cuando la temporada empezó a torcerse, con un Barça que en octubre sufrió lesiones, perdió juego y bajó el rendimiento, Xavi Hernández sorprendió con un discurso beligerante hacia la prensa y el entorno. Habló de que "es muy crítica, exagerada y afecta a los jugadores". La misma prensa que ya estaba el curso anterior, cuando se había ganado la Liga y la Supercopa de España. El vestuario piensa lo mismo. Desde entonces, sus mensajes llevan ese lazo. La fijación de Xavi con los medios de comunicación no es nueva, y siempre los tiene presentes para lo bueno y especialmente para lo malo.

Después de que el pasado 21 de enero el equipo ganase ante el Betis y de que el Real Madrid hiciera lo propio en el Bernabéu ante el Almería, con un arbitraje polémico, Xavi se refirió a la exposición de Alfredo Relaño en la Cadena SER como ejemplo de periodista referente. Y este martes, después de la clasificación a cuartos de Champions ante el Nápoles, recuperó un artículo de Ramon Besa, periodista de El País, referencia de la prensa catalana y del Barça, para echarle en cara (sin citarle) el titular del partido en el que el Barça perdió en Hamburgo ante el Shakthar: "El Barça es el bufón de la Champions", dijo el periodista. "¿Qué pasa ahora con el bufón de la Champions?", espetó. Un discurso que, rápidamente, eclipsó el buen partido de sus jugadores, con decisiones del técnico que ayudaron a conseguir la victoria.

El propio Besa, en la SER y en otras emisoras posteriormente, explicó que Xavi le envió un whatsaap en aquel momento y le dijo que tenía "mala baba". El periodista reconoció en su conversación con Xavi que quizás se había equivocado en el adjetivo, que eso se podía discutir, pero le hizo ver que no se refería a su Barça, sino al Barça de los últimos años. El que había perdido 2-8 ante el Bayern, el que no era capaz de pasar la fase de grupos y, además, había caído ante los ucranianos. No es la primera vez que el propio técnico azulgrana se comunica directamente vía mensaje con periodistas que escriben o que tratan habitualmente la información del Barça mostrando su disconformidad con sus artículos. Incluso, como apuntó Sique Rodríguez en la SER y pudo confirmar Relevo, existe la comidilla de que el técnico tiene una lista con 25 periodistas supuestamente 'guardiolistas' que no le ayudan o le tienen, según su criterio, ojeriza. De hecho, esa lista estaría colgada en el vestuario de Xavi.

La continuada mirada de Xavi hacia la prensa tiene su origen en lo que se llama guardiolismo. Esta temporada se ha llegado a instantes delirantes como el partido ante el Amberes cuando, después de perder por 3-2 con la clasificación en la mano y con el lío de la convocatoria, el técnico le echó en cara a la prensa que no le felicitara por el paso a octavos y solo se fijara en la derrota.

El origen del 'guardiolismo' y su relación con los periodistas

La historia del 'guardiolismo' y su capilaridad en la prensa da para un libro y se remonta a comienzos de los 90, cuando Johan Cruyff era el gurú del 'Dream Team' que sacó al club de su ostracismo y comenzó a conseguir éxitos como las ligas y la Copa de Europa de 1992. El mediocentro de aquel equipo, Pep Guardiola, era un joven brillante en el campo, con un primer toque único y una manera de jugar que sintetizaba todo lo que quería el holandés, pero también con inquietudes fuera del verde.

Aquel Guardiola entabló relación con periodistas, en una época donde los fotógrafos podían pisar el césped en los entrenamientos, todos volaban en el mismo avión en los viajes e incluso compartían los ratos libres. En ese grupo hay profesionales de otros medios y de Relevo, como Lu Martín. La relación traspasó el campo y llegó a las familias. No solo ocurrió con Guardiola, sino con otros jugadores de aquella plantilla como Juan Carlos Unzué, Andoni Zubizarreta o Hristo Stoichkov, por ejemplo. Incluso Johan Cruyff.

Una conexión que perduró años después en su etapa de entrenador y que se mantiene con el paso del tiempo, y a la que se añade los éxitos indiscutibles del propio Guardiola, que lo ganó todo en el Barcelona, dejó huella en Múnich y está haciendo historia en el Manchester City. Aunque haya estado lejos, las andanzas de Pep se relatan en Cataluña. Ya se han escrito al menos cinco libros y su círculo de amistades es más exclusivo: el llamado 'lobby' guardiolista. Cada año, cuando es posible, organiza una comida cuando pasa tiempo de descanso en Cataluña.

Ser entrenador del Barça es un ejercicio masoquista, donde la presión es altísima y los resultados marcan el grado de erosión de los mitos. Como ya le ocurrió a Koeman, caricaturizado, a Valverde, con los títulos en el bolsillo, y ahora a Xavi, en una campaña en la que los chascos de la Supercopa y de la Copa del Rey se han camuflado ahora con el pase a los cuartos de Champions y con el intento de amarrar la segunda posición de la Liga que le dé acceso a la Supercopa. Pero la temporada no es acorde a la historia del Barça, por el momento.

El muro de Luis Enrique y las 'mentiras piadosas' con Valverde

Ernesto Valverde, cuando llegó a Barcelona, decidió no hablar con periodistas, dejar a un lado sus relaciones personales, y eso que los conocía de su etapa anterior como entrenador del Espanyol o jugador del mismo equipo perico o del propio Barça. El propio Luis Enrique marcó una barrera desde el comienzo, y eso que había sido capitán azulgrana, pero sus éxitos y la gestión de la plantilla le mantuvieron en el banquillo sin excesiva crítica después de la mala racha inicial hasta que él dijo basta y se fue con un mensaje: "Preguntad lo que queráis, qué responderé lo que quiera".

El caso de Xavi es particular. De jugador, Xavi creció con la presión de ser el sustituto de Guardiola y no solo acabó quitándosela de encima, sino que marcó su propio estilo como centrocampista y fue mucho más que el de Santpedor. Pasó por momentos de dudas, también con los comentarios de la prensa cuando le criticaban ("Yo también lo sufrí", repite), pero finalmente él mismo con su juego y sus éxitos se encargó de silenciarlos en los años dorados del Barça y de la Selección, y el propio Xavi fue próximo a periodistas aunque su relación no trascendió tanto como la de Guardiola. Es curioso que desde la Selección llegaron los primeros mimos antes que los del Barça, de la misma forma que ha hablado de Relaño, el creador del concepto Villarato como un referente, y en cambio le ha echado en cara un artículo a Besa.

Xavi creó su propio lobby e introdujo a Edu Polo, periodista del entorno Barça, como su asesor; ahora el lobby está desunido, y considera que están bajo sospecha los periodistas llamados 'guardiolistas', que para Xavi dudan de su valía como entrenador y de su criterio, de las decisiones que toma y de cómo se expresa. De hecho, el entrenador es clarividente en marcar distancias con el llamado Barça de Guardiola. Un ejemplo es la rueda de prensa del día del Almería, cuando se vio al Xavi más enfadado, y en su discurso obvió al Guardiola, técnico de aquel equipo de leyenda, y se refirió solo al nivel de aquella plantilla. "No tenemos la calidad del 2010".

Los fantasmas de Guardiola llevan persiguiendo toda la temporada a Xavi. El técnico de Terrassa vive pendiente del qué dirán, con la convicción de que ser periodista amigo de Guardiola supone estar siempre bajo sospecha. Un runrún que en las últimos días se ha verbalizado.