FÚTBOL FEMENINO

El Dépor exculpó a Llorente y reprendió a sus jugadoras: "Esto no tendría que haber visto la luz"

Las afectadas manifiestan que el club no las protegió y que trató de ocultar lo sucedido.

Miguel Llorente, en su última rueda de prensa con el Dépor. /DEPORTIVO
Miguel Llorente, en su última rueda de prensa con el Dépor. DEPORTIVO
Marta Caparrós

Marta Caparrós

"Se ha amotinado el equipo. No sé qué les has contado". Es una de las varias llamadas que la segunda entrenadora del Dépor femenino, Ana González, asegura que recibió tras denunciar ante el club los tratos vejatorios que había estado recibiendo por parte del técnico Miguel Llorente. Al otro lado del teléfono, David Villasuso, por entonces director general del club y hasta hace unos días, responsable de planificación, administración y finanzas. Y, también, uno de los encargados de gestionar la crisis que se desató en el seno del equipo femenino durante la temporada 21/22 por las presuntas actitudes de su entrenador.

Según diversos testimonios, Llorente actuaba de forma agresiva y despectiva hacia las jugadoras y la segunda entrenadora. Entre las actitudes, las afectadas relatan constantes gestos intimidatorios, racismo, comentarios sobre su físico, intromisión en su vida privada y en su intimidad. Aquellos episodios tuvieron efectos psicológicos negativos en varias de las implicadas, que manifiestan su sensación de que el club no las protegió. "Había compañeras que yo veía llorar de ansiedad, por cómo se dirigía a ellas, por cómo las trataba", contó Alba Merino, una de las capitanas de entonces, en la primera entrega de este serial.

Según indica Merino, el club intentó que la crisis no trascendiera: "Trataron de evitar que saliera. Nos pidieron que nos entrenáramos con total normalidad con algo que no es normal". Merino cuenta, además, que tras el plantón en el vestuario, la directiva reunió a las capitanas en su despacho para reprenderlas: "Le daban la vuelta a la tortilla. Que era un tema muy complicado, que no tendría que haber salido a la luz. Que habíamos reventado un vestuario. Que las formas no eran esas. Que tendríamos que haber actuado de otra manera, ponernos en contacto con ellos antes de hablar con el resto de jugadoras". González narra que también recibió presiones de Villasuso: "Me recriminó el motín de las jugadoras, me dijo que yo lo había provocado, que eso no era en lo que habíamos quedado, que no le dejé actuar, que no le di tiempo, que si sabía algo de la carta…". Una información que va en la línea de lo que aseguran fuentes cercanas al entorno de otras jugadoras: "Las instaron a dejarlo pasar". 

La investigación

Pero el club recibió una denuncia anónima en su canal ético y se vio obligado a abrir una investigación. El 24 de marzo, en un comunicado, el equipo blanquiazul explicó que se iniciaba "un expediente de investigación dirigido al esclarecimiento de los hechos". Dos días después del plantón del vestuario y de que González transmitiera oficialmente su intención de abandonar su puesto de trabajo y los motivos de su decisión. Aunque la directiva ya era conocedora de la situación, puesto que según la segunda entrenadora, se lo había comunicado varios días antes de trasladarlo oficialmente, tras el encuentro ante el Racing, a Rocío Candal, quien ha ostentado diversos puestos vinculados al equipo femenino. "Me dijo: 'Eres víctima no te preocupes, lo vamos a solucionar. Estate tranquila'. (...) Y yo sé que ella ya lo sabía previamente, ya estaba avisada de cómo era Llorente", afirma Ana González.

La investigación fue llevada a cabo por dos personas: la abogada María Pilar Paz García, en calidad de Compliance Officer del Club (responsable de garantizar el cumplimiento normativo del equipo), y la analista de Abanca Emilia Carballeira, en calidad de secretaria del equipo de investigación. Ambas entrevistaron durante las pesquisas a más de una veintena de personas, según fuentes del Deportivo, entre las que se encontraban miembros del cuerpo técnico, jugadoras y personal del club.

Entre ellas estaba Bibiana Santiso, traductora del RCD hasta esa temporada, quien denuncia que las investigadoras no tuvieron en cuenta en un primer momento parte de su testificación. "Les conté que un día Miguel Llorente me agarró por el brazo y me llevó hasta la puerta de la ciudad deportiva, obligándome a mantener una conversación con él en contra de mi voluntad y ante la mirada de otras personas del club. Les dije que podían mirar las cámaras de seguridad. Pero cuando me dieron la transcripción de mi declaración, esa parte se había omitido". Santiso desvela que exigió que se incluyera ese testimonio en el escrito antes de firmar el documento de su declaración.

El procedimiento concluyó que no se había vulnerado el Código Ético y de Disciplina Interna de la entidad, que recoge el compromiso del Dépor con la lucha contra la "violencia, discriminación, acoso, racismo, xenofobia o intolerancia en el deporte". Según el protocolo interno, "todas aquellas personas que tengan relación con el Club están obligadas a seguir los más elevados estándares éticos, siendo honestos e inspirando confianza, con un comportamiento coherente e inquebrantable, velando en todo momento por la buena reputación del Club". Además, también incluye la garantía del RCD con la seguridad y la salud en el trabajo. "El objetivo es fomentar las mejores prácticas tanto en el estilo de gestión y cultura organizativa, como en el desarrollo personal y profesional".

Según el comunicado que el club hizo público diez días después de la apertura de la investigación, no se produjo "ninguna actuación irregular ni sancionable por parte del entrenador". Sin embargo, el Consejo de Administración decidió "amonestar verbalmente al técnico" para mejorar la comunicación, que "en ocasiones se descuida por la tensión competitiva". Ese mismo día, Miguel Llorente volvió a entrenar al equipo y el asunto se dio por zanjado. "Cuando nos lo comunicaron, vino un miembro del Consejo y nos dijo que su hija también jugaba al baloncesto y que esas cosas eran normales", recuerda Merino.

Relevo consultó al Deportivo más detalles de cómo terminó la investigación y qué fue lo que llevó a cerrarla sin sanción, pero el club se remitió a la salida del entrenador al final de esa misma temporada. Los motivos del mismo, deportivos o no, no quedaron claros. "El RC Deportivo quiere agradecer a Miguel Llorente su trabajo al frente del Dépor ABANCA desde el pasado verano, deseándole los mayores éxitos futuros a nivel profesional y personal", concluía el comunicado en el que el club anunció su desvinculación. Tras las informaciones publicadas por Relevo, el Deportivo ha emitido un comunicado en el que detalla que "se siguieron todos los protocolos de cumplimiento establecidos en su momento".

Llorente, por su parte, ratificó la "versión ofrecida hace un año y medio". "Se me acusa de maltratador psicológico, acosador laboral, cosas muy feas y muy duras. Ni por asomo me acerco a eso", dijo entonces. El exentrenador recordó que el club "tuvo a bien que continuase en mis funciones, con el beneplácito de las abogadas que formaban parte de la instrucción". Otras personas vinculadas con el club en aquella temporada no han querido pronunciarse.

Alba Merino no fue renovada, Ana González salió del club y no ha vuelto a entrenar desde entonces y Bibiana Santiso dejó de trabajar con el Deportivo.