JORGE OTERO

"¿Esto es fútbol, papá? Luis Aragonés hubiese dicho: 'Vamos a jugar y déjese de tonterías'"

El exlateral gallego, que estuvo a las órdenes de Aragonés en el Valencia, el Betis y el Atlético de Madrid, recuerda anécdotas de su carrera.

Jorge Otero, en su etapa como jugador del Atlético de Madrid. /
Jorge Otero, en su etapa como jugador del Atlético de Madrid.
Cristina Bea

Cristina Bea

Celta, Valencia, Atlético de Madrid, Betis y Elche firman el recorrido profesional de Jorge Otero (Nigrán, Pontevedra, 1969), lateral derecho también de la Selección española, a la que llegó de la mano de Javier Clemente procedente de un conjunto vigués que coqueteaba con la zona baja de la tabla. "Él era un entrenador que no miraba el equipo, miraba el rendimiento, lo que podías dar y qué tipo de persona eras. Él era uno más, nos tuteábamos y si le teníamos que decir 'Clemente, no tienes ni idea', se lo decíamos", recuerda simpático Otero.

Otero, sobre lo que diría Luis Aragonés.

Con el exfutbolista gallego, que desde 2014 desarrolla su faceta de entrenador en el fútbol regional de su tierra -ahora sin equipo-, recordamos algunos de los nombres propios de LaLiga con los que se ha encontrado en sus años de corto: con Paco Roig, Lopera o Jesús Gil, los encontronazos que ha tenido con jugadores como Simeone o el Kily González, y el icónico gol de Ronaldo en el Barça-Valencia de la temporada 1996/97 que colocó en la foto a nuestro protagonista y a "Engonga, Patxi Ferreira, Eskurza… Nos pasó como un avión. Fue el mejor jugador al que me enfrenté, sin lugar a dudas. Era una auténtica bestia. Como anécdota, cuando íbamos al vestuario, imagínate Luis Aragonés. No sé si yo, si Patxi, alguien dice: 'No, es que es muy rápido, míster. Y la bicicleta…'. 'Le desmonto yo la cadena de la bicicleta pero rápidamente'", revive el exjugador.

Capítulo aparte merece en la charla y en esta enumeración Luis Aragonés, a cuyas órdenes Jorge Otero estuvo en el Valencia, en el Betis y en el Atlético de Madrid, donde le llevó a golpe de "no hay nada más que hablar, gallego, usted se viene conmigo". No sorprende que el exjugador ponga ahora en boca del 'Sabio de Hortaleza' un "Vamos a jugar y déjese de tonterías" en respuesta al "Esto es fútbol, papá" de José Bordalás. Y es que entre genios y figuras anda la charla con el exinternacional español.

¿Qué sientes cuando ves a España, cuando juega la Selección?

Que soy mayor (se ríe). Emoción, y te vienen muchos recuerdos, es algo inevitable. Estar en la Selección es lo máximo, pero sobre todo esa Selección con Clemente, de la que destaco siempre el buen ambiente, el buen rollo que había. Más que una Selección parecía un equipo de fútbol. Fue una época maravillosa que no pudimos coronar con un título. Era lo que venía sucediendo durante muchos años. Siempre que jugaba la Selección éramos favoritos. "Este año sí, este año sí". Nunca conseguíamos pasar de cuartos, pero la verdad es que los recuerdos son fantásticos. Nos faltó esa pizquita de suerte para poder conseguir algo más. Creo que estuvimos muy cerca.

¿Cómo de importante fue para ti Javier Clemente? Debes tener unas cuantas anécdotas con él…

Sí, tengo muchas, lo que pasa es que ya estoy mayor y ya cada vez se olvidan más. Clemente era el entrenador y era el que tomaba las decisiones, por supuesto, y todos lo sabíamos, pero era uno más. Nos tuteábamos y si nosotros le teníamos que decir por alguna razón "Clemente, no tienes ni idea", se lo decíamos con esa tranquilidad. Había un grupo que era un equipo, donde todos remábamos en la misma dirección, donde no había mal rollo y donde Clemente a mí me marcó mucho porque fue el que me dio la oportunidad de estar en esa Selección, de acudir al Mundial. Y aparte de que era un grandísimo entrenador, hablaba muy, muy claro, y eso los jugadores lo agradecemos. Era muy conciso, venía siempre de frente y en ese momento dices: "Qué cabronazo el entrenador". Pero al final lo agradeces. Cada vez que nos vemos recordamos esa época con mucho cariño y para mí es uno de los entrenadores importantes en mi carrera, evidentemente.

Fue valiente, además. A ti te lleva a la Selección desde el Celta, que en aquella época venía de Segunda y coqueteaba con la zona baja de la tabla.

Claro, claro. No era de los equipos que peleaban por UEFA, por LaLiga, por estar arriba, sino todo lo contrario. Éramos un equipo que peleábamos por conseguir la permanencia y eso no era habitual, era muy difícil. Él era un entrenador que no miraba el equipo, sino que miraba el rendimiento, lo que le podías dar, qué tipo de persona eras, que eso también era importante para él. Y llevó a un jugador del Celta, que en ese momento no había muchos. Yo creo que fui el primero en estar en una fase de Mundial y eso no es fácil. Clemente apostó por mí y le estaré eternamente agradecido.

Te he leído en alguna entrevista comentar que para ti fue un logro especial, y más viniendo de una familia humilde y sin ningún tipo de padrino deportivo.

No tuve por suerte o por desgracia, yo digo que por suerte, porque me fue bien, la verdad. El padrino que tuve me llevaba a entrenar, se preocupaba por mí, me llevaba a los partidos… Ése fue el verdadero padrino que tuve. Tienes una llamada de la Selección, la primera que fui contra Chile en Alicante, imagínate, y luego la del Mundial sí había rumores, pero dices: "¿Pero cómo me van a llamar a mí a la Selección con todos los jugadores que hay del Celta?" Fue una alegría enorme en mi familia, mis amigos, nadie se lo creía. Era algo inesperado, todo el mundo muy feliz por un chaval de Nigrán, del pueblo, y de un equipo que también era humilde, que no peleaba por grandes aspiraciones, que va a estar en una fase final del Campeonato del Mundo.

¿Quién era ese padrino que te llevaba al fútbol?

Mi padrino de toda la vida, el hermano de mi madre que estaba siempre ahí. Era muy serio conmigo. Yo creo que nunca me dijo: "Estuviste muy bien o estuviste muy mal". Acababa el partido, me metía en el coche y poco más. Creo que eso también me ayudó, porque ahora los padres tendemos a "el entrenador que no te pone, que tienes que jugar más, qué bien estuviste…". Todo eso que a veces a los futbolistas en esas edades de formación, cuando estás creciendo, igual te llena la cabeza de pajaritos, y la realidad es totalmente distinta. Por suerte, yo en eso siempre fui muy sensato, tuve la cabeza encima de los hombros, traté de ser el Jorge Otero de siempre, el que estaba con mis amigos con 10 años jugando con dos piedras en la calle. Ése es el Jorge Otero que fue a la Selección. Estoy muy orgulloso de haberlo conseguido, viniendo de una familia humilde, donde todo fue a base de trabajo, de ilusión, de ganas, de compromiso. Creo que hoy en día con los chavales, los jugadores, va todo demasiado deprisa. Todo lo que rodea a los futbolistas, entre comillas, les supera y esto tiene sus pasos, sus momentos y es muy importante, sobre todo, el ambiente familiar para poder llegar a ser futbolista profesional o deportista profesional en general.

Dices futbolistas entre comillas, porque imagino que cuesta ponerle esa etiqueta a chavales con 15 o 16 años. ¿Piensas en Lamine Yamal, por ejemplo?

Claro, claro. Es que, ¿es futbolista? No. Yo creo que tiene que ir marcando los pasos. Evidentemente, estamos hablando de un fuera de serie, de un chaval que tiene una proyección tremenda, pero con calma, con tranquilidad. No le podemos exigir a Lamine Yamal lo que le podemos exigir a jugadores que llevan muchos más años peleando al máximo nivel, año tras año. Esto no es cuestión de un año, de dos. No. Hay que llevar una regularidad, que eso a veces es lo difícil. Y tratarlos con cariño, con paciencia, exigiéndoles, por supuesto, de vez en cuando una colleja para que no se duerman, para que no crean que "bueno, ya estoy aquí". Esto es un camino muy largo, -ojalá que tenga un camino muy largo- y, sobre todo, de mucha exigencia, de frustraciones. Ahí está la clave, saber en esos momentos de frustración, que las cosas no salen, no venirse abajo, tener la cabeza bien amueblada. Por eso ahora se habla tanto de la Psicología, yo creo que es fundamental, es vital, creo mucho en ese aspecto.

"¿Lamine Yamal es futbolista? No. Es un juvenil que está dando pasos agigantados para ser un futbolista profesional"

Saber tratar sobre todo a esos jugadores que llegan con unas pretensiones tremendas, con unas posibilidades enormes, y saber sobrellevar eso. Hoy en día que con las redes sociales los futbolistas, los niños, entre comillas, están muy expuestos, saber tratar con todas esas situaciones creo que es fundamental, es vital para los futbolistas. Estamos viendo casos de jugadores hechos ya que eso les afecta, todo lo que se dice, todo lo que se habla, los medios de comunicación. Saber que la crítica y todo eso forma parte de este mundillo. Como que el error es algo normal y sólo gana uno. Gestionar estas situaciones es fundamental para tener una carrera importante.

¿Cómo ves, desde el punto de vista de entrenador, la gestión que está haciendo Xavi en el Barça o también De la Fuente con la Selección? En esta ventana había una presión añadida, además, para que jugara los dos partidos y no hubiera opción a que se pudiera decantar por Marruecos.

Yo es que me estoy imaginando todo lo que puede estar pasando ahora, las entrevistas, que es el foco de atención del Barça, que no es un equipo de media tabla, un equipo más normalito. Estás hablando de uno de los mejores equipos de Europa y donde eres un jugador en el que ahora mismo están los ojos puestos, y gestionar eso no es fácil. Por eso que creo que Xavi, los entrenadores y toda la gente que tiene a su alrededor van a cuidarlo, van a mimarlo y a exigirle, porque no puede ser de otra manera, pero sabiendo que es un chaval de 16 años que está dando pasos muy, muy, muy, muy grandes y eso requiere una preparación psicológica brutal. En ese sentido hoy en día todos los equipos están rodeados de buenos profesionales y es una ventaja. En otra época a lo mejor sería un problema, pero yo creo que ahora es una ventaja porque va a estar rodeado de gente que va a hacerle ver cómo tiene que llevar y gestionar su día a día, su futuro. Eso es vital.

¿Qué se le puede decir a un chaval que se ve en esa situación? ¿Qué le dirías a Lamine Yamal?

Sobre todo, que se lo tome como se lo estaba tomando hasta hace posiblemente tres meses. Esto es fútbol, el fútbol es igual en todas las categorías. Evidentemente, cuanto más arriba, más presión, más medios también. Todo eso conlleva que tienes que crecer demasiado rápido posiblemente, pero su cabeza tiene que ir un poco acorde con la edad. No podemos pretender que Lamine Yamal sea con 16 años un jugador de 24. Es imposible, o es muy difícil. En esa cabeza, poquito a poco... Pero que siga haciendo lo que sigue haciendo hasta ahora. Va a tener menos tiempo porque va a estar más concentrado, porque pasar al fútbol profesional y a la Selección, al Barcelona, te va a hacer dar esos pasos a más velocidad, pero sobre todo que su mente esté en el presente.

No pensar mucho más allá sobre qué puede suceder, porque el fútbol es el día a día. El futuro sabemos que en el fútbol no existe, ni para los entrenadores ni para los jugadores, por toda la presión que hay, por todo el ritmo que requiere el fútbol actual, partidos domingo-miércoles-domingo-miércoles, que no te deja pensar mucho más allá del siguiente entrenamiento, de prepararte, de volver a preparar el siguiente partido y eso hay que saber manejarlo. Pero estoy convencido de que cuando llegas ahí con 16 años seguro que tienes mucho ganado, sobre todo por toda la gente que tienes a tu alrededor.

Otero, sobre Lamine Yamal.

¿No calificamos entonces a Lamine Yamal de futbolista? ¿Cómo lo definimos? ¿Qué nombre le ponemos?

Bueno, yo le pongo: un juvenil que está dando pasos agigantados para ser un futbolista profesional.

Apuntado. ¿Qué te parece el trabajo de De la Fuente en la Selección?

Bueno, porque sobre todo no era nada fácil con todo lo que se ha vivido en los últimos meses, pero creo que hay una base fantástica. El fútbol español dio un paso adelante en instalaciones, en jugadores, en entrenadores, en todo lo que requiere hoy en día el fútbol profesional. ¿Y qué ocurre? Que va a costar, porque ser campeón cuesta mucho y ganar cuesta muchísimo, pero yo creo que viene una generación muy buena y que hay que tener paciencia con todos los jugadores jóvenes cuando llegan, pero están demostrando que es muy buena y que hay que confiar. Lo que no podemos pretender es que llegue el siguiente Mundial, la siguiente Eurocopa y aspirar a ser campeones. Lo que decía antes de Lamine Yamal: paso a paso, poco a poco, que hay una buena base para ser una Selección potente como ha sido en los últimos años.

¿Ese paso a paso, ese poco a poco, es lo que también necesita Rafa Benítez en tu Celta? No está teniendo el arranque que se esperaba.

No, no… Todos estábamos muy esperanzados, muy expectantes porque viene Rafa Benítez, un entrenador que ha conseguido todo, que es un entrenador importantísimo, pero ese comienzo no está siendo el esperado. A pesar de que Benítez hacía hincapié en ser un equipo fuerte defensivamente, no encajar y a partir de no encajar poder hacer goles y poder ganar, porque si no encajas estás más cerca de la victoria que de la derrota, evidentemente, creo que defensivamente hay pequeños errores, más de concentración individual, que le están costando puntos.

Y ya no hablamos del partido de Barcelona, que eso puede suceder por la capacidad ofensiva que tiene el Barça, por el equipo que es, pero sí contra rivales como Mallorca, Getafe, Alavés, que se supone que son los rivales de tu Liga y que se dejó puntos importantísimos. Son los rivales a los que hay que ganar, con los que hay que sumar de tres en tres y por ahí es por donde quizás le está costando un poco más al equipo. También es cierto que yo creo que hizo muy buenos partidos, como el día de la Real, el día de Barcelona, por supuesto, donde mereció más. El día del Getafe, a pesar de jugar con un jugador más, pero hizo lo que tenía que hacer para el partido, tuvo ocasiones para ello. Pero le está costando.

"Se echan en falta los goles de Aspas, pero los delanteros tienen que empezar a sumar, porque Aspas no va a ser eterno"

Si defensivamente está teniendo esos pequeños errores en los últimos minutos que le está costando gol, de cara a portería rival le está costando también hacer gol. Aspas no está encontrando portería y Aspas es un jugador vital. A pesar de eso, yo creo que sigue siendo un jugador fundamental, un jugador básico porque cuando el balón pasa por Iago Aspas siempre sucede algo, la jugada tiene continuidad. Pero se echan en falta esos goles de Aspas y los delanteros tienen que empezar a sumar, porque Aspas no va a ser eterno y tiene que verse ayudado por Douvikas, por Larsen, por Carles, por Bamba, jugadores que tienen que dar un paso al frente para ser importantes y para hacer gol.

Otero, sobre las quejas de Rafa Benítez.

¿Entendiste el enfado de Benítez después del partido contra Getafe?

Bueno, sinceramente no soy muy partidario de esas quejas, no me gustan. Yo puedo entender que estés cabreado por la pérdida de tiempo, pero eso forma parte de esto. Yo creo que si tu discurso es el árbitro, es el VAR… Que sí, que es cierto que posiblemente lo hayan perjudicado, pero no creo que sea el mensaje que tiene que escuchar el jugador. Es evidente que si Iago Aspas mete el penalti posiblemente estaríamos hablando del resultado, ya nos olvidaríamos de que si el Getafe pierde tiempo o no. Hay un árbitro que es el que tiene que tomar esas decisiones. Hay que ver un poquito más hacia adentro y centrarte en tu equipo, en dónde puedes mejorar. Eso es algo que no puedes controlar: el VAR, el árbitro, que los jugadores de Getafe se tiren o pierdan tiempo. Eso es una pérdida de energía total porque tú lo que puedes controlar es tu equipo, cómo quieres que jueguen, elegir a los que mejor estén. Eso sí que es decisión tuya y ahí depende de ti, pero todo lo demás, lo que rodea, creo que no le vas a sacar partido.

Sí, te sientes perjudicado, pero no conozco un equipo que haya descendido por los árbitros o que haya sido campeón por los árbitros o que haya ganado. Creo que eso se equilibra y otro día te van a favorecer, estoy convencido. Tiene trabajo en ese sentido, para centrarse un poco más en el equipo. Sabiendo que es dificilísimo el puesto de entrenador, que cuando tú te ves que el VAR no te da un gol que aparentemente es gol, o que con toda esa tecnología que se supone que es para ayudar, para mejorar el fútbol, para que esto sea más legal, entre comillas, pero también se equivocan, te da rabia. Pero no creo que sea el único problema del Celta actualmente.

"No me gustan las quejas de Rafa Benítez. No creo que sea el mensaje que tiene que recibir el jugador"

¿Como ves tú esta polémica de las pérdidas de tiempo y de la alternativa que plantean técnicos como Xavi o Pacheta de jugar a tiempo corrido?

No sé si lo del tiempo corrido sería efectivo. Yo creo que los árbitros a lo mejor tienen que ser más duros. Amonestar sería una opción. Pero esto sucedió siempre. Hay que tratar de que se juegue el máximo tiempo posible, pero no es fácil. Hay partidos con un tiempo añadido de diez, once, doce minutos. A lo mejor es una manera de que los jugadores no pierdan tiempo, porque no es lo mismo jugar 90 minutos que jugar 110.

Luis Aragonés, a la izquierda, con Otero, el segundo por la derecha.
Luis Aragonés, a la izquierda, con Otero, el segundo por la derecha.

¿Qué habría dicho Luis Aragonés, al que conociste muy bien, del "Esto es fútbol, papá" de Bordalás?

(Se ríe.) Pues hubiese dicho: "Vamos a jugar y déjese de tonterías" (dice imitando su voz, entre risas), algo así. A Luis Aragonés pocas veces le oí hablar del árbitro. "El árbitro no mete goles ni gana partidos, ustedes -como decía el bueno de Luis Aragonés-, ustedes son los que van a ganar. Y si mejor están y si más trabajan y si más veces llegan a portería, evidentemente, más goles van a hacer, y si menos llegan, menos goles le van a hacer". Pero sí que el fútbol aglutina todo. Él decía: "Hay una línea roja y puedes jugar ahí: si te caes del otro lado, eres tonto, pero si estás en la línea roja, bueno, pues todo vale en el fútbol". Y para eso está el árbitro y hoy en día el VAR, que son los que tienen que delimitar hasta dónde puedes usar esas pequeñas trampas que hay en el fútbol que todos hemos hecho y dónde no.

¿Cuándo os hablaba de esa línea roja? 

Se hablaba en el tema de empujar al contrario, de agarrarlo. Si el árbitro te ve, ya estás cayendo del otro lado. Si te expulsan, sobrepasas la línea roja. Pero si todo eso que haces, el toquecito al delantero para que no llegue antes o distraer al contrario o agarrarlo o pellizcarle, todo eso es sobre la línea que te puedes mover. Y cuando caías del otro lado, entonces ya pasabas de ser jugador-pillo a ser tonto, como decía él.

¿Cuánto te marcó Aragonés? Estuviste con él en tres equipos: Valencia, Betis y Atlético de Madrid.

Mucho, mucho. Por su forma de ser, porque era muy claro, muy conciso, muy determinante. Te miraba a la cara. Hablaba igual con Romario que con Jorge Otero, entonces claro, si es un entrenador no hace distinción en Romario, en Mijatovic, en Zubizarreta y Jorge Otero o Arroyo, dices: "Esto es serio". Todos teníamos las mismas obligaciones y los mismos derechos. Era un entrenador que preparaba muy bien el partido, que te exigía muchísimo, muchísimo, estaba siempre pendiente. Para él lo fundamental era el futbolista, nadie podía meterse con el futbolista. Eso hace que el grupo se una, cuando tienes un entrenador que te defiende, independientemente de que juegues o no juegues o estés más o menos cabreado…

Creo que en gran medida fue el artífice de esa revolución con La Roja. Y después como persona. Uno era el Luis Aragonés que conoce la prensa, que está delante de los periodistas; y otro es el día a día, el Luis Aragonés en el vestuario, en una comida, que nada tiene que ver. Le tengo mucho cariño y es un entrenador que para mí fue importantísimo en mi carrera, tanto que estuve en tres equipos con él. En el Valencia, que yo estaba y me llevó al Betis, y me llevó al Atlético de Madrid. Tuve esa suerte. Algo haría bien para que Luis Aragonés contase conmigo (se ríe).

"Luis Aragonés hablaba igual con Romario que con Jorge Otero, entonces dices: 'Esto es serio'"

Luis Aragonés.  IGNACIO GIL
Luis Aragonés. IGNACIO GIL

El Luis Aragonés de detrás de los medios es el que te llamó cuando jugabas en el Betis para llevarte al Atlético a la voz de "Usted se viene conmigo y aquí no hay nada que hablar, ¿no?". ¿Cómo fue aquello?

(Ríe) Yo acabo contrato con el Betis y él me llama. No sé si sería sobre diciembre o un poquito más adelante. Ya se rumoreaba que Luis Aragonés iba a ir al Atlético de Madrid y recibo una llamada, me dice que quiere contar conmigo. Yo le digo: "Míster, pero queda mucho tiempo, ¿usted me asegura…?, porque si yo tengo otra opción de poder firmar con otro equipo…". "No hay nada más que hablar, gallego, usted se viene conmigo". Bueno, pues sinceramente esas palabras me llegaron y esa fue la conversación. Sabes la confianza total y tremenda que yo tenía en Luis Aragonés en ese sentido. Es que, repito, es un entrenador que iba de cara.

Yo tuve sus más y sus menos, ojo, con él también. Vivimos discusiones, él no me veía bien, yo creía que sí (lo estaba). Me llamaba 'Gallego'. "Gallego, usted es un cabronazo" (se ríe). En el frente a frente podías decirle lo que tú creías y él te lo decía, te lo rebatía o podías estar de acuerdo, y eso por desgracia no era muy habitual, por lo menos en mi época, donde venían los entrenadores y no eran sinceros, claros, concisos, y donde el jugador era lo más importante. Porque al final el jugador era el que te iba a hacer campeón, el que te iba a hacer descender. Para él el vestuario era intocable, era sagrado y no dejaba que nadie ni nada perturbase el buen ambiente y el trabajo diario del equipo.

La verdad es que te has cruzado con grandes personajes del mundo del fútbol: Clemente, Aragonés, luego a Paco Roig, Lopera y Jesús Gil de presidentes…

Sí, sí, yo creo que puedo ser buen presidente porque he tenido unos presidentes muy peculiares (ríe). Y entrenadores, ya ahí tengo dudas de que sea buen entrenador, porque tuve muchos pero de todo tipo: muchos y muy buenos, y otros que no compartes su metodología, pero al final como estás con tantos siempre vas viendo lo que no debes hacer, lo que sí debes hacer. Eso te tiene que servir. Hay mucha polémica a veces. "Es que los futbolistas son todos entrenadores, o son buenos entrenadores". No, por supuesto que no, pero sí que yo creo que los que fuimos futbolistas y que pasamos durante muchos años en el fútbol profesional con muchos entrenadores, con muchos presidentes, tenemos cierta ventaja para llegar a un vestuario y ver qué siente un futbolista que no juega, que las cosas no le salen, cómo es el que se esconde, el que no le gusta el trabajo… ¿Eso significa que vas a ser buen entrenador? Evidentemente no, pero sí que tenemos la psicología de ver al futbolista y saber un poco por dónde va. A mí la psicología es algo que me apasiona y que creo que es algo que hoy en día es necesario y vital en los equipos, volviendo a lo de antes, por todo lo que se mueve alrededor de los equipos, y creo que ahí sí que tenemos una ventaja muy, muy grande.

Jorge Otero, en el centro, en un entrenamiento con el Atlético.
Jorge Otero, en el centro, en un entrenamiento con el Atlético.

¿Alguno de esos entrenadores que hayas tenido que digas: "Mira, yo sé que ha sido muy reconocido pero conmigo no ha funcionado su método"? ¿Algo llamativo que nos puedas contar?

Entrenadores, sobre todo, que no van de cara, que no te dicen las cosas, lo que piensan realmente, o te dicen A y mañana B. He tenido unos cuantos, no me gustaría decirlos. Después hay entrenadores con los que puedes tener más o menos feeling, independientemente de que haya jugado o no. Con Valdano llegué a jugar, después desaparecí de las convocatorias. Bueno, pues es un entrenador con el que no tuve mucho feeling. Y Parreira llegó con unas ideas que no consiguió conectar con el equipo, pero bueno. Yo siempre digo que los entrenadores sí que son parte importante de los equipos, pero los que juegan son los futbolistas, que son las piezas clave en todo esto. Los entrenadores tratamos de que todos crean en la misma idea, pero ellos son los que tienen que llevar a cabo esa idea. Por eso creo que lo más difícil en la labor del entrenador, que hacer que veinticinco futbolistas, que todos creen que son titulares, todos son los mejores, que vayan en la misma dirección y aunar a todos en un único objetivo que es el equipo, que el equipo gane y esté lo más arriba posible, eso no es fácil.

Porque la gente se cree que los futbolistas profesionales que tienen unos sueldos estratosféricos no tienen problemas, pero sí tienen problemas: discuten con su pareja, su hijo le dio una mala noche, sus padres están enfermos, están en el hospital… Todos esos problemas diarios que todos tenemos y que a ellos les afecta mucho. Y después, como decía antes, las redes sociales, que algunos son más propensos a ver qué dicen de mí, otros pasan un poco más, pero en general siempre te llega y eso les afecta al futuro, porque son personas y lo estamos viendo.

El capítulo presidentes me genera mucha curiosidad. Debes tener vivencias de todos los colores con Paco Roig, con Lopera, con Jesús Gil… 

De Lopera, te puedes imaginar. Lopera venía siempre que nos concentrábamos en el partido de casa. Venía a las charlas, a desearnos suerte y a veces a ofrecernos una primita y tal. (Se ríe.) Un día de los que llega, estamos allí todos expectantes a ver qué nos va a decir el presidente. La verdad que era ese momento que todos estábamos esperando antes de la cena, porque esa reunión con Lopera era muy graciosa. Y algún día llegaba y decía (imita su voz): "Bueno, os voy a dar una primita para que vuestras mujeres suban y bajen las escaleras de El Corte Inglés". (Se ríe.) Era muy, muy peculiar, muy peculiar. Y tengo que reconocer que incluso el año que descendimos fue un presidente que estuvo al lado del equipo, siempre apoyando, nunca una mala palabra del equipo.

"Lopera era muy peculiar. Venía a las concentraciones y decía: 'Os voy a dar una primita para que vuestras mujeres suban y bajen las escaleras de El Corte Inglés'"

 Nada que ver con Jesús Gil. En eso hay una anécdota con Jesús Gil. En el vestuario un día había dicho que no habíamos estado bien. Había hecho una crítica tremenda al equipo, y llegó al vestuario y yo le dije: "Presidente, espero que hoy salga diciendo que el equipo estuvo bien" o algo así. Me miró así como una cara no de muy buenos amigos. Jesús Gil, cuando le ponían un micrófono delante era… Los periodistas encantados, claro, porque en cuanto las cosas no iban bien se volvía loco y fue una época dura con esas disputas, con el momento del Atlético de Madrid, pero que Luis Aragonés no permitía que Jesús Gil intentase desestabilizar al equipo en ese sentido. Lo tenía muy claro y tuvo varios enganchones con el presidente.

¿Hubo alguno ahí en el vestuario, delante de vosotros?

No, no, delante del vestuario, no... En Segunda sí que tuvimos algún mal partido, pero subimos con una diferencia de puntos importantes y no hubo momentos de tensión, alguno de esos que te contaba, pero nada señalable. El equipo estaba tranquilo. Estábamos muy confiados en lo que estábamos haciendo, porque confiábamos mucho en el míster. Sabíamos que ése era el camino para llegar a recuperar la Primera división. En el equipo hablábamos de "una más de Jesús Gil".

El mérito de Luis Aragonés no fue sólo que te callara y te convenciera en aquella llamada para ir al Atlético, es que te vas Atleti en Segunda.

Sí, pero yo digo siempre lo mismo, que el Atleti en Segunda es el Atleti. Posiblemente en otras circunstancias a lo mejor no iría, vete tú a saber, pero el Atleti estuvo en Segunda por circunstancias, como estuvieron de los grandes equipos el Valencia, como está Zaragoza hoy en día, algunos de esos equipos. El Atleti era un equipo de los grandes, era muy apetecible y además con Luis Aragonés. No lo dudé ni un instante, claro que no.

A Jesús Gil le plantaste cara, como comentabas por esa anécdota en el vestuario. ¿Con qué jugadores te las tuviste también en el campo en aquellos años?

En mi primera época con los derbis Dépor-Celta, Celta-Dépor, con Fran. Era uno de los jugadores con los que tuve sus más y sus menos. Él me preguntaba por mi madre, yo por su madre, ¿qué tal la familia? Bien, todo eso (se ríe). Con Simeone, estando en Valencia. Era un jugador de mucho carácter, yo también… Quique Estebaranz. "Joder, Otero, es que eres muy pesado. Para ya, para ya". Pero bueno, le decía: "Es lo que tengo que hacer, lo siento". Con Tsartas en el Sevilla, cuando estábamos en el Betis. Recuerdo un jugador que siempre me daba mucho la lata, aparte de Ronaldo, que nos dejó allí hechos polvo a todos, que era Andoni Goikoetxea, un jugador que era muy fuerte, muy potente. Fue también un hueso duro de roer.

Jorge Otero, en su presentación con el Betis, junto a Lopera.
Jorge Otero, en su presentación con el Betis, junto a Lopera.

Ahora te pregunto por Ronaldo pero, ¿qué te pasó con Simeone?

Le hice una entrada y yo estaba en el suelo. Él viene dando pasos hacia atrás y me pisa. Ahí yo me encaro con él y tuvimos… Él fue un jugador contundente y yo no me arrugaba. Yo es que no era un jugador así, sobre todo, en el tema de tarjetas. Yo me callaba y me iba, no me gustaba ese cara a cara. Me las guardaba en el bolsillo, apuntaba la matrícula, que al final eres defensa.

Una parecida viví yo en directo en el partido del Centenario del Valencia con otro argentino, con el Kily González. Era un partido homenaje, pero casi os engancháis…

Es cierto, es cierto, no me acordaba nada de eso.

Pues en Valencia se recuerda. 

Fue muy curioso. Hubo una jugada en la primera parte donde Carboni, creo, que salta y me marca los tacos en la pierna, y la siguiente jugada yo voy al balón con Kily y le doy una patada sin querer, porque evidentemente lo que te estás jugando no puede ser de otra manera. Le doy y entonces se gira y me empieza: "La concha de…" Y yo: "Eh, Kily, Kily, para, para. Mira lo que tengo yo aquí en la pierna". Y a la siguiente, claro, fui con demasiada fuerza. Todos me decían: "Es que el Kily…" Digo: "Bueno, yo sé quién es el Kily, pero el Kily a lo mejor no sabe quién soy yo", así medio coña, medio en serio. Fue una jugada que no vas a dar una patada ni muchísimo menos, pero bueno, con mala suerte que le di y hubo ahí ese pequeño encontronazo que queda como una anécdota. La verdad que ni me acordaba, pero sí que fue cierto que después durante la cena me lo estuvieron recordando todo el rato.

¿Y cuánto te han recordado ese gol de Ronaldo con el Barça, en la temporada 96-97, en un Barça-Valencia, que ya no es que te deje a ti clavado, es que os deja clavados a unos cuantos? Eskurza también sale en esa foto. 

Ahí yo creo que estábamos más, estaba Engonga, estaba Patxi Ferreira, estaba yo y estaba Eskurza. Nos pasó como un avión, la verdad. Fue el mejor jugador al que me enfrenté, sin lugar a dudas. Era una auténtica bestia. Como anécdota, cuando íbamos al vestuario, imagínate Luis Aragonés. No sé si yo, si Patxi, alguien dice: "No, es que es muy rápido, míster. Y la bicicleta…" "Le desmonto yo la cadena de la bicicleta pero rápidamente". Digo: "Míster, pero no había manera". (Cuenta entre risas.) Yo quise meterle el cuerpo, pero es que cuando yo quiero meterle el cuerpo, él ya está medio metro por delante y nos dejó en evidencia a todos ahí. Mucha gente me lo recuerda.

"Ronaldo nos pasó como un avión. 'Le desmonto yo la cadena de la bicicleta pero rápidamente', nos dijo Aragonés"

Decías que es el mejor jugador al que tú te has enfrentado.

Sí, sin duda, sin duda. Potencia, definición, velocidad... Yo era un jugador rápido, un jugador potente, pero ahí me pasó como un auténtico avión. "Menos mal que yo soy rápido, joder". Era bestial, bestial.

¿Y cómo recuerdas derbis, los piques, con el Dépor estando en el Celta? 

Nada que ver con los de ahora. Demasiada agresividad. Se vivía con una intensidad tremenda. Y la época con Fran, imagínate lo que era eso. Yo creo los dos partidos que había anteriores al derbi casi no se hablaba de ellos, se centraba en ese derbi, lo que conllevaba. Fran era un poco el jugador del Deportivo, el estandarte, y yo un poco el jugador de la cantera estandarte en el Celta, y la casualidad que coincidíamos. Yo era jugador de banda derecha, él en banda izquierda, yo lateral, el interior, extremo... Y había ahí una rivalidad que salía a relucir yo creo que ya desde el minuto 1 hasta el minuto 90. Lo recuerdo con mucho cariño. Es una época donde vivíamos el fútbol de otra manera los futbolistas. Ese pique que había durante la semana y después en el terreno del juego, incluso a veces sobrepasando lo que es la dureza del fútbol, lo que tiene que ser un partido de fútbol. Incluso los comportamientos de las aficiones. Yo creo que en eso se ha mejorado. Cuando ves un Athletic-Real Sociedad o Real Sociedad-Athletic, en el fondo creo que a todos nos gustaría vivir ese tipo de derbis, con esa imagen del aficionado del Athletic en medio de toda marabunta de aficionados de la Real Sociedad.

Otero, sobre el icónico gol de Ronaldo al Valencia.

La rivalidad siempre ha sido máxima pero, ¿te apena la situación que atraviesa el Dépor, en Primera RFEF y luchando temporada tras temporada por volver a la élite del fútbol español?

No es tan agradable que un club, siendo el rival histórico del Celta, esté en la situación que está. Creo que al final el fútbol gallego sin ese derbi es menos fútbol. Están en una situación muy complicada.

Ahora eres entrenador, Jorge. Sigues trabajando en el fútbol gallego del que hablabas, siempre en tu tierra, desde 2014. ¿Cómo es el Jorge Otero entrenador?

Sí, estoy entrenando. Siempre hubo más entrenadores que equipos, pero es que ahora hay más entrenadores que jugadores (se ríe). Lo que me gusta es el equipo. La palabra equipo es algo que recordaba mucho Luis Aragonés. El grupo es fundamental. Que crean en lo que hacen, aunque no sean los mejores futbolistas, pero si van todos en la misma dirección es muy difícil que eso no salga bien o no vaya en la buena dirección. Y después el fútbol tiene que tener esa pizquita de suerte. Hablábamos antes del Celta, del penalti de Aspas que falla en los últimos minutos.

Me gustan los equipos muy dinámicos, con velocidad de balón. Si tienes buenos jugadores todo es mucho más fácil. Todo eso que fui recopilando y que fuiste aprendiendo de muchos entrenadores dando tu sello propio, pero que muchas cosas las utilizas en los equipos a los que entrenas.

¿De quién cogiste qué? ¿Qué te ha inspirado como técnico?

De Luis Aragonés, evidentemente, y sobre todo la gestión del vestuario de Javier Clemente; de Gus Hiddink, que lo tuve en el Betis, las tareas, cómo quiere que jueguen sus equipos. Me gustan los equipos muy agresivos en la presión, equipos muy dinámicos equipos que tengan balón, pero no por tener, sino para buscar espacios, para buscar desarmar al rival. Equipos muy dinámicos. Siempre me acuerdo del Borussia Dortmund de Klopp, un partido contra el Real Madrid en el Bernabéu, donde era un ida y vuelta continuo. El Liverpool, el Barça de Guardiola, pero eso es imposible. Siempre digo que hubo una época que ibas a ver partidos de categorías inferiores y todos los equipos eran una copia -mala, por supuesto- del Barça. Venía el mediocentro de espaldas a recibir, se quería girar… y eso no puedes hacerlo porque no tienes a Iniesta, no tienes a Xavi, no tienes a Puyol, no tienes a Piqué, a Ronaldinho… Tratas de amoldarte a lo que tienes y dentro de lo que tienes, a ver si la idea en la que tú crees y lo que a ti te gusta puedes llevarlo a cabo y si no, pues variar. En eso no tengo problema.

¿A qué aspiras en el mundo de los banquillos?

Pues aspiro a entrenar cuanto antes. Mi aspiración es ésa, es el día a día, porque claro, ¿qué le gustaría a Jorge Otero? Entrenar en Primera división, como a todos los entrenadores. Yo sé que eso es complicadísimo. Mis metas siempre fueron muy reales. Me acuerdo cuando empezaba que yo lo que quería era jugar en el Celta, y una vez que juegas, si juegas diez partidos, quieres jugar 15. Nunca pensé más allá del día a día, no pensar mucho en futuro. Lo que te va a hacer grande es el día a día, el trabajo de la semana, llegar a competir el fin de semana. Lo que me gustaría es seguir entrenando, bien aquí o bien fuera. Es lo que hice y lo que me gusta y lo que mejor se da, o lo que no se me da tan mal, creo.