El día que el fútbol paró por la pandemia: "Fue como el canario en la mina: si paraban... es que de verdad era gordo"
En 2020 Irene Lozano era presidenta del CSD, Mateu Lahoz, árbitro y Sergio González, entrenador del Valladolid. Así recuerdan cómo vivieron aquel 12 de marzo.

Era jueves, hace cinco años, y ya iba pareciendo inevitable que el fútbol parase. Los acontecimientos en China parecían un problema para otros y hasta un tema para hacer chistes, pero el bofetón de realidad tardó poquísimo en llegar. LaLiga emitía un comunicado aludiendo a unas cuarentenas en el Real Madrid y aplicaba el protocolo, "aplazando" la competición ". "Al menos dos jornadas", decían sin que fuera posible que tuvieran demasiado claros esos plazos... Fueron casi tres meses, hasta el 11 de junio en el que un bendito Sevilla-Betis devolvió un poco de normalidad a un país confinado, aburrido y en shock.
En realidad, la decisión se venía cociendo desde mucho antes. A finales de enero Irene Lozano (Madrid, 1971) aceptaba el cargo como secretaria de Estado para los Deportes. Todo parecía indicar que su peor marrón iba a ser tener que lidiar entre un tiburón como Luis Rubiales, presidente de la RFEF, y un pajarito (en términos electorales de la RFEF) como Iker Casillas. Que no era poca cosa, por cierto... pero no. Lo tuvo muchísimo peor. El exguardameta enseguida se cayó de esa carrera electoral y, entonces, la realidad que atropelló a todo el planeta terminó inevitablemente por llegar al deporte.
"Esos días previos, para nosotros, fueron súper locos y súper caóticos porque tuvimos que ir cerrando cosas antes. El confinamiento oficial, si no recuerdo mal, fue el 14 de marzo, pero nosotros ya el día 4 tuvimos una reunión con Pedro Simón y con las federaciones para que nos explicaran, porque había mucha inquietud. Recuerdo, por ejemplo, madres que tenían a sus hijas o hijos compitiendo en Italia, que allí ya estaba cerrando todo y entonces no sabían si iban a poder volverse y tal... Es decir, ya había muchísimas dudas y nos llegaron cientos de correos de gente, de deportistas y familiares preguntándonos. Después, LaLiga decidió cancelar la competición. Yo recuerdo ese momento como de quedarme congelada. Parece mentira pero es como el canario en la mina, si se para el fútbol... es que lo que está pasando aquí es súper gordo", recuerda Lozano para Relevo.
Enseguida quedó muy claro que el fútbol había dejado de ser una prioridad, pero estamos todavía en aquel momento entre el día 10 y el 12 de marzo de 2020. Mucha gente lo discutió y, por supuesto, a nadie le venía bien. A los deportistas tampoco: "los Juegos Olímpicos estaban cerca y los deportistas se estaban preparando con mucha intensidad. Hay que pensar que estábamos en marzo y los Juegos eran en verano. De repente, decirles que se quedarán encerrados en su casa... estaban todos entrando en pánico, llamándonos y preguntándonos "qué hacemos", "esto no puede ser"... Algunos nos decían: en otros países no pasa, a mi competidora directa en su país no la han confinado y está entrenando. Y yo no puedo. Esto va a adulterar la competición. Y cosas así...", explica la que en aquel momento era la máxima responsable del Gobierno en materia de deportes.
Los problemas deportivos, aquel día, parecían insuperables. Enseguida pasaron a ser resignación, miedo y, en muchos casos, lamentos. "Por ejemplo, estaban bastante fastidiadas las nadadoras porque, claro, hay otros deportes que más o menos se puede ir tirando, pero ellas... Me acuerdo algún judoka y alguna judoka que podían entrenar en casa y se apañaban, pero las nadadoras sólo podían ir a la piscina de un amigo o aguantarse y no entrenar, que es lo que hicieron en la mayoría de los casos. Yo escribí un artículo pidiendo que se considerara el aplazamiento o la suspensión de los Juegos porque estaba claro que ya la competición estaba completamente adulterada", recuerda Irene Lozano.
Y otras preocupaciones, no tan deportivas, pero también importantes para el funcionamiento del fútbol y de todo el país: "Después vino lo de los derechos audiovisuales del fútbol, de lo que quedaba de competición. LaLiga ya los había vendido y eran unos ingresos con los que los clubes contaban pero si no se celebraban los partidos, pues obviamente ahí iba a provocar una cadena, ellos iban a incumplir el contrato, perder ingresos... A su vez, si no recibían esos ingresos, pues eso iba a tener otra serie de consecuencias muy graves que ocurrieron en otros países. En Francia, por ejemplo, donde no hubo esa previsión para reanudar la liga con rapidez, las consecuencias fueron mucho peores".
El parón del fútbol visto por Mateu Lahoz
Irene Lozano lo explica desde la posición de haber tenido una cierta capacidad de involucrarse ejecutivamente en este confinamiento deportivo. Para otros, el jarro de agua fría llegó de pronto y sin la menor posibilidad de reacción. Toño Mateu Lahoz (Algimia de Alfara, 1977) lo recuerda así para Relevo. No le pudo pillar en peor fecha...
"Yo tengo el recuerdo del día 12, porque era mi cumpleaños y lo estaba celebrando. Habíamos dejado a los nenes al cole y Cris se había pedido el día, porque me iba cuatro días fuera a arbitrar. Entonces, cogimos las bicis y desde casa nos fuimos a la playa a comer. Aquel día, bueno, la verdad es que cuando llegamos, salimos no con sol, pero no parecía el día que estaba cómo iba a acabar... Estuvimos comiendo y, a partir de ahí ya, de alguna forma, empiezan ya a venir las noticias. Nosotros teníamos el derbi sevillano para el domingo y, directamente, sin pasar por casa, viajaba a Turín porque teníamos el martes partido de Champions. Y nada, ya las noticias empezaron a llegar y la impresión fue tremenda. Primero se anuló el partido de Liga y posteriormente el de UEFA. Y recuerdo que justo antes del confinamiento, ese mismo sábado, aún pude hacer mi última carrerita a las ocho y media o así con un vecino", relata Mateu Lahoz.
"Me acuerdo, comentándolo con un vecino, que nos fuimos a pegar una carrera por una huerta que tenemos cerquita de casa. Ya se aventuraba que ese domingo empezaba el confinamiento de quince días. Ya se barruntaba lo que podía llegar. Habíamos estado a mitad de enero en Mallorca con el curso de invierno de UEFA. Recuerdo que estuvieron tres compañeros chinos esa semana en la convocatoria nuestra, porque muchas veces UEFA llega a acuerdos con diferentes países. Y ellos, de alguna forma, ya sabían de lo que se hablaba. Luego nosotros tuvimos la eliminatoria de Champions del Valencia-Atalanta y, previo a esta jornada, que te digo que nosotros nos tocaba en campo, la semana anterior nos había tocado en el VAR. Ya en Las Rozas nos enteramos de la noticia de que se van a suspender las Fallas y entonces, de alguna forma, mentalmente ya te vienes preparando a algo que tienes muchísimas dudas, pero que sabes que va a ser gordo", recuerda el excolegiado, ahora comentarista deportivo para Movistar Plus+.
"Ese periodo fue difícil, fue difícil porque ya te digo que para y no poder hacer nada era muy duro. En mi caso, yo pedí permiso a mi comunidad y entrenaba en el garaje. Prácticamente no coincidía con absolutamente nadie. Bajaba por las escaleras, que hay ventilación y son escaleras preparadas en este caso también para casos de incendios y de emergencia. Todos mis vecinos sabían que yo entrenaba en el garaje y con una bici estática en la terraza también", se fue adaptando el árbitro español.
Desde el banquillo: así lo vivió Sergio González
"Yo pensaba que iba a ser cuestión de una semana", bromea ahora el entonces entrenador del Real Valladolid, Sergio González (Hospitalet de Llobregat, 1976). "Tres, cuatro días, paramos tres, cuatro días... como mucho dos semanas y se iba a poder solventar. Claro, cuando ves la repercusión y ves noticias de lo que está sucediendo, muertes, gente que realmente está sufriendo de verdad... Es que era un poco de no creértelo. Por lo menos, no hasta que veías la tragedia que estaba sucediendo. Hasta entonces, pues no eres consciente de ello. Y aun así, en el directo, veías todo lo que estaba pasando y realmente decías, pero ¿qué está pasando aquí? ¿Somos nosotros los que estamos aquí, en este lío? Y fue una sensación como muy extraña", resume el técnico catalán para Relevo.
Desde casi el primer momento que pararon, empezaron a buscar la forma para volver a jugar. "A todos nos pilló con la L, ¿no? O sea, nos pilló sin saber lo que realmente estaba pasando. Era como un sueño, era como un mal sueño. Entonces, bueno, aprendiendo de los días. Cuando avanza la cosa, paramos LaLiga y avanzan los días... Enseguida tuvieron todos claro que había que volver. A nivel de la responsabilidad ciudadana era un poco extraño que tuviéramos la excepción nosotros, un sector de la población, ¿no? Pero luego, desde la reflexión, pues sí que se podía entender que, bueno, estaba toda la gente en casa sin poder hacer su vida normal, con esa sensación de miedo y que nosotros teníamos la posibilidad de aportar un poco de alegría. Yo creo que fuimos responsables y fuimos capaces de poder llevar a cabo la práctica del fútbol de la manera que se pudo", zanja Sergio González.
Más adelante afrontaremos cómo fue todo el proceso de regreso a un mínimo de normalidad, a poder ver un partido por televisión (de hecho sólo se podían ver así, porque los estadios estuvieron cerrados). Pero hoy se cumplen cinco años de algo que no cabía en la cabeza de nadie: que parase el fútbol. Fue un síntoma (otro) de que lo que estaba por llegar era muchísimo peor.