Como futbolista se llevó muchas cosas a casa, y ahora como entrenador Xisco saca a sus jugadores del bucle: "Incluso quedamos a tomar un café"
Xisco Muñoz, héroe del ascenso del Watford a la Premier League, busca su próxima aventura en los banquillos. Tras casi nueve años en la rueda, Xisco repasa su librillo como técnico en Relevo.

A día de hoy hay cerca de 10.300 licencias de fútbol para profesionales concedidas en España. De esa cifra, pocos lograrán debutar en Primera División, y casi se da por seguro que menos del 1% podrá a celebrar 200 partidos en LaLiga. Uno de esos pocos elegidos es Xisco Muñoz (Manacor, 1980). Valencia, Recreativo de Huelva, Tenerife, Betis, Levante, Dinamo Tbilisi (Georgia) y Gimnàstic, lo disfrutaron vestido de corto. Ahora, con "una cana de más y algún kilo extra", sigue ligado al fútbol, pero ya no es él quien corre detrás del balón, sino el que comanda el equipo desde el área técnica.
Xisco Muñoz, que suma ya casi nueve años de experiencia en los banquillos, atiende a Relevo desde su casa en Manacor. En estos momentos intercala la búsqueda de un nuevo proyecto con cambiar pañales de su hijo recién nacido. Mientras trabaja junto a su staff para llegar como un tiro al próximo proyecto, aprovecha sus primeros "cuatro meses de paro" desde que se sacó el título de entrenador para disfrutar de su familia.
Su última experiencia terminó el pasado noviembre, después de una temporada entera en el Dunajska Streda de Eslovaquia. Le han llegado varias ofertas para volver al ruedo, pero está esperando a la adecuada. Entre sesión de Wyscout y Zoom con su cuerpo técnico, saca una hora de su tiempo para repasar su librillo como entrenador.
¿Qué es de tu vida desde que saliste del banquillo de Dunajska Streda?
Estoy en Mallorca, disfrutando un poquito también de la familia, que estos tiempos también son importantes. Esperando a la oportunidad correcta, aunque han salido varias cosas, pero las hemos dejado pasar. En búsqueda del próximo proyecto. Me gusta salir de un charco para meterme en otro.
¿Cómo gestionas el día a día estando en el paro?
Creo que un entrenador cuando no está trabajando vive uno de los momentos más importantes para él, su staff y sus próximas decisiones. Están llegando posibilidades para poder enlazar un sitio con otro. A mí también me gusta ser aventurero y me gusta encontrar nuevos retos y nuevas formas de ver fútbol en otros países. Ahora lo enfoco como un periodo de reflexión, un momento para tomar decisiones importantes de cara a encontrar nuevos proyectos que verdaderamente te hagan ser mejor.
¿Tienes un cuerpo técnico fijo con el que siempre trabajas o te adaptas según la oportunidad?
No, nosotros tenemos nuestro staff y luego, normalmente, cuando llegas a los equipos hay un staff interno. Lo importante de estas situaciones es trabajar mucho cuando no estas en un banquillo, porque puedes acortar los procesos. ¿A qué me refiero? Que cuando llegas a un nuevo equipo donde hay un staff que no pertenece al tuyo, le tienes que introducir una idea de juego. Es importante que dentro de tu propio staff se repartan las responsabilidades para que cada uno vaya introduciendo la idea que tenemos de juego. Hay que convencer al staff externo de lo que quieres hacer y cómo lo quieres hacer, y lo óptimo es hacerlo cuanto antes.

¿Cómo se gestiona la rutina estando en el mercado de entrenadores sin equipo?
Semanalmente nos dividimos el seguimiento de distintas ligas, como la Segunda División Española o la Championship. Algunos analizan jugadores, otros equipos, estilos de juego o diferentes formas de competir. También exploramos otros mercados a través de plataformas y visualizamos unos cinco o seis partidos por semana para recopilar información. Además, intentamos contextualizar cada liga: conocer los equipos más importantes, sus sistemas, el perfil de entrenadores que buscan y los que ya están allí. Es un trabajo intenso incluso cuando no estamos en activo, porque nos permite tener una visión general del fútbol. Estar informado es clave. Si al llegar a un nuevo entorno ya tienes conocimiento del contexto, es una ventaja. Aunque lo que ves en pantalla puede diferir de la realidad, al menos tienes una base más fiable para adaptarte.
En esa época intentáis abarcar mucho terreno.
Demasido. Cuando llegamos a un club, analizamos su metodología y academia, informándonos a fondo para estrechar la relación entre la cantera y el primer equipo. Buscamos potenciar a los jóvenes, ofrecer entrenamientos extra a quienes destacan y generar situaciones que acerquen ambos niveles sin alterar la esencia del trabajo que ya se hace. Cuando no estamos en activo, el enfoque es más amplio. Es clave conocer distintos mercados, países y estructuras, porque no solo importa el aspecto táctico, sino también cómo debe adaptarse un entrenador o su staff según la jerarquía y cultura de cada lugar. Entender cómo se forman los jugadores en diferentes canteras ayuda mucho, sobre todo en equipos con futbolistas de diversas procedencias, facilitando su adaptación y desarrollo.
"A mí un entrenador una vez me dijo: 'Tú nada más llegar, vete al entrenador y pregúntale qué quieres que haga. Dime tres cosas que yo no te voy a fallar'. A cada entrenador se lo decía: 'Hola míster, ¿qué tal? Soy Xisco. Dime tres cosas que crees que necesites que yo no te voy a fallar'"
Imagino que estas semanas debéis estar saturados de ver Wyscout todo el día, ¿no?
Sí, sí, pero Wyscout nos facilita mucho el acceso a los vídeos. Puedes encontrar todos los partidos con facilidad, algo que hace años muchos entrenadores no tenían. Además, usamos BesoccerPro porque nos interesa mucho la estadística. Lo que hacemos es generar un ranking de jugadores que encajen con el perfil que buscamos. No nos basamos solo en estadísticas, pero nos sirven para analizar estabilidad y características antes de profundizar con los vídeos. Es un trabajo enorme, y muchas veces no sabes si un jugador será accesible, pero nos ayuda a cruzar datos y tomar decisiones más fundamentadas cuando llega el momento de fichar.
Es un trabajo que se hace con fe en que puede haber retorno, aunque a veces no se dé. Pero siempre hay crecimiento personal como entrenador al conocer otras ligas y jugadores.
Sí, porque cada liga tiene sus pros y sus contras. Por ejemplo, me gusta mucho la liga eslovaca, que tiene varios equipos donde buscan jugar con la pelota. Es una cultura con estructuras de inicio de juego muy buenas, que permiten presionar alto, algo que en otras ligas no siempre puedes hacer. En cambio, en Inglaterra, en la Championship y en la League One tienen un perfil totalmente diferente. ¿Es mejor un fútbol que otro? No, son formas distintas de estructurar el juego. Lo importante es adaptar los ritmos y estructuras en los entrenamientos según la liga. No puedes entrenar igual en Inglaterra que en la Segunda española o en Eslovaquia.
Habiendo vivido ambas, ¿qué diferencias ves entre los entrenamientos en la Segunda española y la Championship?
El nivel físico cambia mucho. La Championship es de las ligas más exigentes físicamente. En nuestra etapa en Watford, los jugadores entendieron bien los entrenamientos, supieron dosificarse y evitamos lesiones, algo clave en una liga con un calendario durísimo, viajes constantes y poco descanso. En la Segunda española, el factor emocional es más determinante. Es una liga muy cambiante: un equipo puede estar líder y dos semanas después cambiar de entrenador. Los jugadores deben entender que es un camino largo y hay que gestionar bien los momentos clave. Mientras en España se cuida más el trato de balón y la táctica, en Inglaterra se apuesta por el físico, el uno contra uno y un ritmo más alto.
Mencionabas el aspecto emocional en la Segunda. Como entrenador, eres el nexo entre plantilla y directiva. Cuando las cosas van mal y tu puesto está en riesgo, ¿cómo motivas a los jugadores?
En España hay una cultura bastante respetuosa con esto. Está claro que el entrenador es el máximo responsable, pero intento ser lo más honesto posible con los jugadores. Solo pueden jugar 11 y siempre habrá gente descontenta, pero deben entender que la estabilidad emocional es clave para el éxito. Si yo, como jugador, hubiera gestionado mejor mis emociones, quizá no habría sido mejor futbolista, pero seguro lo habría disfrutado más. Muchas veces trabajaba igual, pero si me iba a casa con un pensamiento negativo, eso no me ayudaba en nada.
"Nosotros le damos muchísima importancia al lenguaje corporal del jugador, porque dice mucho de lo que está pasando en su cabeza. Ahí es cuando intentamos ayudar. Les recomendamos de todo: libros, películas, conversaciones personales, incluso quedamos para tomar un café"
Claro, porque tú viviste esa situación como jugador en equipos grandes, como el Valencia. ¿Esa experiencia te ayuda a gestionar mejor a los jugadores que tienen menos minutos?
Sí, aunque en Valencia jugué casi 30 partidos en una temporada, que no está mal para un equipo que había jugado una final de Champions. Competíamos al máximo nivel y tuve compañeros de los que aprendí muchísimo. Competir no es solo jugar, es mantener la constancia y cuidar todos los detalles cada día. Eso es algo que intento transmitir ahora como entrenador. Si eres capaz de controlar todos los aspectos de tu juego y dar tu mejor versión constantemente, tu evolución es mucho mayor.

Has tenido grandes entrenadores, ¿qué aprendiste de ellos para aplicar ahora en los banquillos?
Muchísimo. De algunos me quedé con muchas cosas positivas y de otros aprendí lo que no quiero hacer. Cuando eres jugador, lo ves de una manera, pero cuando eres entrenador, todo cambia. Ser futbolista no te hace automáticamente buen entrenador. Son roles totalmente distintos. La clave es entender cómo te percibe el vestuario y cómo gestionar al grupo. Además, las generaciones han cambiado, y eso influye en cómo tratas cada situación con los jugadores.
¿Hubo algún entrenador con el que no te llevaste bien y que ahora, desde el banquillo, entiendes mejor?
Sin duda. Debería pedir perdón muchas veces a muchos entrenadores que tuve por esos momentos. Tienes que pensar que nosotros somos egocéntricos y en ese momento, creemos en nosotros, confiamos en nosotros y buscamos que nosotros tengamos situaciones lo más positivas posibles. Al final, puedes entender que un compañero juegue más, o que un compañero juegue menos. Puedes entender que un entrenador se decida por un lado, o se decida por otro. No sé si es porque te vas haciendo mayor, o porque lo ves desde el otro lado del entrenador y sabes perfectamente lo que siente el que no juega o lo que siente el que no está convocado. Yo les intento explicar que muchas veces te gustaría ponerlo, pero justamente el que tiene delante suya lo está haciendo tan bien que no puedes sentarlo. Prefiero vivir estas situaciones como entrenador que no las de dejar a alguien en el banquillo porque se está dejando y no está comprometido. Esos casos me saben mal. A mí un entrenador una vez me dijo: 'Tú nada más llegar, vete al entrenador y pregúntale qué quieres que haga. Dime tres cosas que yo no te voy a fallar'. A cada entrenador se lo decía: 'Hola míster, ¿qué tal? Soy Xisco. Dime tres cosas que crees que necesites que yo no te voy a fallar'. Parece una tontería, pero ya lo tienes ganado con eso. Esas tres cosas no son negociables.
Si el Xisco entrenador hubiera tenido que manejar al Xisco jugador, ¿cómo habría sido?
Jodido. Complicado, muy complicado. Durante la carrera deportiva todos vivimos diferentes situaciones y creemos que lo estamos haciendo bien, que merecemos jugar más, que en un momento determinado no nos estaban dando lo suficiente… Pero luego eres entrenador y te das cuenta de las cosas. ¿Por qué buscar culpables si directamente puedes buscar soluciones? Muchas veces yo estaba enquistado con ciertas situaciones cuando era futbolista, y seguramente si hubiese dado ese paso adelante lo hubiese disfrutado mucho más y lo hubiese vivido mucho más. A día de hoy, que ya han pasado los años, y tengo algún kilo de más y alguna cana de más, seguramente hubiese disfrutado muchísimo más lo que es poder disputar 200 partidos en Primera División y no irte a casa con el gruñón dentro. Si tú dominas tu cabeza, multiplicas todo lo que estás haciendo y lo que estás ofreciendo a tu entrenador, a tus compañeros, a tu afición, a tu club, a tu presidente, a todo el mundo.
¿Y qué era eso que te llevabas a casa que no parabas de darle vueltas a la cabeza?
Pues situaciones como cuando solo había jugado 20 minutos, '¿por qué solo he jugado 20 minutos y no he jugado 35?', me preguntaba. Tendría que haberme preguntado: '¿por qué he jugado 20 minutos y por qué no he jugado bien esos 20 minutos?'. Cuando jugaba 20 minutos, por qué había jugado 20 minutos y cuando era media hora, pues por qué solo había jugado media hora. Cuando sumaba cinco partidos y me quitaba el siguiente, por qué ya me había quitado la confianza el míster. Eso es lo que me llevaba a casa. A nivel profesional hay que gestionar estas situaciones y no estar dándole vueltas a la rotonda con el problema. Cuanto más pensaba en ello, más perdía la confianza, y cuanta más confianza perdía peores actos hacía. Ahora veo cuando un futbolista entra en ese bucle y poco a poco pierda esa confianza y las cosas no les salen en el campo. Yo admiro a los jugadores que llevan muchos años en la élite y son capaces de ser emocionalmente estables. Me acuerdo de ver a Benzema jugando, yo no sabía si había marcado un gol o no. Su cara era emocionalmente una pasada. No sé cómo un jugador ha podido estar 14 años en el Madrid siendo la primera espada de la delantera y no tener bajones emocionales. Es algo admirable.
¿Cómo salías del bucle, gracias a psicólogos, leer libros…?
A mí me encanta devorar libros. Ahora estoy leyendo el último libro de Pep Marí: 'Decisiones vitales'. A mí me ha dado muchas respuestas a las situaciones que pasas durante la vida. Hay un total de, por decirte, doce decisiones vitales que tomarás durante tu vida y te marcarán el camino, no son muchas más. Esas son las decisiones para las que tienes que estar preparado. Cada día trabajo para ello. Busco aprender de las situaciones que vivo cada día, porque no me quiero quedar en el mismo punto. En Inglaterra dicen que si no te mueves es que estás yendo para atrás.
"La etapa más larga que he tenido sin entrenar creo que han sido cinco meses. Y si te soy sincero, claro que el cuerpo te arde. Pero también tienes que ser consciente de que tomar una buena decisión es clave"
En el vestuario, con tu rol de entrenador, ¿cómo ayudas a los jugadores que entran en bucle? Eres de acercarte y decirle: «Oye, mira este libro», o tratar de darle herramientas para salir de ahí.
Sí, claro, hay muchas situaciones así. En un vestuario hay mucha gente y este tipo de cosas las ves constantemente. Nosotros le damos muchísima importancia al lenguaje corporal del jugador, porque dice mucho de lo que está pasando en su cabeza. Es clave analizar cómo se mueve después de cada acción, cómo reacciona cuando las cosas no le salen. Si notas que su cuerpo empieza a reflejar ansiedad, crispación, si se encoge o levanta los brazos en señal de frustración, ya sabes que algo no va bien. Esos gestos te dicen quién tiene confianza y quién la ha perdido. Y ahí es cuando intentamos ayudar. Les recomendamos de todo: libros, películas, conversaciones personales, incluso quedamos para tomar un café. Cada jugador es distinto, y lo que le sirve a uno puede no servirle a otro. Además, siempre trabajamos con psicólogos, porque es algo fundamental. En casi todos los equipos en los que hemos estado hay un psicólogo en el staff, y buscamos que los jugadores tengan ese respaldo. Al final, claro que queremos ganar, pero también queremos que el jugador se sienta apoyado en lo personal. Cuando un futbolista atraviesa una mala etapa y alguien le da una clave para salir, eso lo recuerda toda la vida. Más que cualquier corrección táctica, porque esos momentos difíciles los va a vivir en su carrera muchas veces. Y cuando alguien le ayuda a superarlo, eso queda marcado.
Y en tu caso, como jugador, ¿hubo alguien que te dio esa llave? ¿O fue un cúmulo de personas?
Sí, claro. Por ejemplo, trabajé con José Carrascosa, que ahora creo que está de psicólogo en la Real Sociedad. Cuando llegué al Valencia, él estaba allí y empezamos a trabajar juntos. Y te hablo de hace ya bastantes años, cuando esto no era tan común. Ahora está más normalizado el tema de la psicología en el fútbol, pero en aquel entonces era más difícil encontrar esta ayuda. Me ayudó mucho en momentos complicados de mi carrera, cuando sentía que no encontraba el punto que debía tener. Y, como te decía antes, hay muchas cosas que pueden afectarte: temas personales, rachas malas… Él fue una de las personas que me echó una mano en esos momentos, pero no fue el único. A lo largo de mi carrera he tenido varias personas que han sido importantes en ese aspecto.
Me decías que han llegado algunas opciones, pero que en lo personal sentías que aún no era el momento de volver. ¿Cómo está la situación ahora mismo?
En este momento estamos buscando el mejor proyecto posible. Han salido algunas opciones que hemos valorado, pero no todas nos han encajado. Creemos que es importante encontrar algo que realmente sea el paso adecuado, no solo por volver a entrenar, sino por asegurarnos de que sea una oportunidad que nos permita crecer y competir. Ahora mismo tengo muchas ganas de volver. Para mí es fundamental encontrar un proyecto donde podamos pelear por cosas importantes. Si revisas mi trayectoria, siempre he sido una persona competitiva, con un gen ganador. Y es algo que viene desde la base, de esa mentalidad de que hay que ganar siempre. Desde que empiezas a lograr títulos, ya no quieres otra cosa. Por eso, mientras llega la oportunidad adecuada, seguimos trabajando, preparándonos para estar listos cuando llegue. Porque el fútbol no espera, y cuando te llaman, tienes que estar preparado desde el primer día.
Cuando estás sin equipo y te llega una oferta, ¿no te quema en las manos?
La etapa más larga que he tenido sin entrenar creo que han sido cinco meses. Y si te soy sincero, claro que el cuerpo te arde. Llega el fin de semana, estás en casa comiendo con la familia y sientes que deberías estar en el campo, compitiendo. Pero también tienes que ser consciente de que tomar una buena decisión es clave. En este trabajo, elegir bien el siguiente paso es fundamental. Hay proyectos que pueden parecer atractivos, pero si los analizas en profundidad, te das cuenta de que no son lo que necesitas en ese momento. Me han salido opciones, claro, y decir que no es difícil porque tienes ganas de volver. Pero hay que tener claro qué buscas y ser honesto contigo mismo. Cuando aceptamos un proyecto, es porque creemos que realmente podemos generar un cambio. Si ves que han pasado varios entrenadores y la situación sigue igual, tienes que preguntarte: ¿hay margen de mejora real? ¿O es un contexto donde el problema va más allá de lo que tú puedas aportar? Porque hay situaciones en las que un entrenador puede influir mucho, y otras en las que hay factores que escapan a tu control.
En la carrera de entrenador, ¿existe el miedo a dar un paso en falso?
Sí, claro, pero debes analizar bien cada opción. Cuando eres consciente de que hay cosas que no dominas, de que hay registros en los que no te sientes cómodo, lanzarte a por ello puede ser como tirarte por un precipicio. A veces, por mucho que tú creas en tu método, necesitas tiempo para implementarlo. Y no todos los proyectos te lo dan.
Entonces, por lo que me dices, ¿la idea es encontrar algo ya para la próxima temporada?
Sí, aunque depende del país. Hay ligas que tienen calendarios distintos. Por ejemplo, en Georgia han empezado hace poco, en Kazajistán también… Y estamos siguiendo jugadores que han trabajado con nosotros y ahora están en esas ligas. Es clave ser camaleónico, adaptarse a diferentes contextos. Conocer bien la liga española, la inglesa, y estar preparado para cualquier oportunidad que pueda surgir en otro país.
¿Os planteáis entrenar una selección?
Me he informado sobre cómo trabajan las selecciones, porque tengo compañeros en ese mundo. Pero creo que ahora mismo no es el momento. El trabajo de selección es muy diferente al del día a día en un club. Ahora lo que necesitamos es entrenar equipos. Porque en el día a día te enfrentas a problemas constantes, tomas decisiones cada semana, gestionas un vestuario con presión continua… Eso es lo que realmente te forma como entrenador.