ENTREVISTA | TONI FIDALGO

Futbolista, periodista, ejecutivo de la Liga, 'presi' del Oviedo y escritor: "Menos alguno, los Gil, Mendoza, Gaspart y Lopera eran listísimos"

El polifacético Toni Fidalgo, ya retirado en Avilés, analiza sus consecutivas etapas en distintos puestos del mundanal fútbol. "Nada como ser futbolista"

Toni Fidalgo, en una imagen de archivo. /Sergio López
Toni Fidalgo, en una imagen de archivo. Sergio López
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Un parto bien aprovechado. Futbolista de calidad exento de físico. Periodista de vocación, todoterreno y viajero. Ejecutivo, en varios cargos, de la Liga Profesional en los tiempos de Mendoza, Gaspart, Gil y Gil, Lopera, Ruíz Mateos... Presidente del Oviedo en dos ocasiones y, en sus ratos libres, escritor de verbo fácil y fluido. Así se resume la vida de Antonio Fidalgo (Avilés, 1952). Toni para los amigos. Se podría decir que estamos ante un hombre de fútbol que vale más por sus silencios que por sus ladridos y que siempre llevó la discreción como insignia.

Su pasado y su presente merecen una buena polifacética charla, aun a sabiendas de que se va a callar más de lo que va a decir. Por supuesto, siempre, desde su Avilés natal de donde le cuesta cada vez más salir: "Es que ya he viajado mucho".

De todo lo que ha sido en su vida, ¿con qué se queda en su memoria como mejor recuerdo?

No hay nada como jugar al fútbol y vivir el compañerismo del vestuario. Es un compañerismo distinto a todos los demás. Al de una redacción, al de los despachos... No hay nada como jugar al fútbol.

Cuente cómo era Fidalgo con las botas puestas...

Era un extremo-interior, alguna vez mediapunta. Yo me consideraba bueno. Y me lo decía la gente. ¿Qué era un chupón, como se decía antes? Eso lo decíais algunos. Lo que pasaba es que tenía la capacidad de irme de uno, de dos... Y ese riesgo suponía que a veces perdía el balón y los compañeros se cabreaban y te llamaban 'chupón' y muchas cosas más. Yo tenía un buen regate y un buen centro.

Y sí era tan bueno ¿por qué no llegó más lejos en el fútbol, por qué también tenía mucho miedo y saltaba más de la cuenta cuando venía el contrario...?

Tenía casi todo para triunfar en el fútbol. Tenía buena técnica y era rápido. Todo el mundo decía que era bueno, por lo que nunca me he andado con falsas molestias, pero me gustaba poco pelear. No me gustaba ir detrás del contrario para quitarle el balón. Esperaba a que me llegara la pelota y entonces la jugaba y, repito, la jugaba bien, pero eso de marcar a uno no entraba en mis registros. Mi carácter, entonces, no era muy tenaz. Y luego hubo un problema añadido, que nací en Asturias, que no significa que reniegue de mi casa, pero los campos, de aquella, no estaban hechos para mi estilo de juego. Campos de tierra, mejor dicho de barro, un domingo sí y otro también. Sobre todo en invierno. Si hubiera nacido en Andalucía, con los campos más secos, a lo mejor esas condiciones se hubieran adaptado mejor a mis características. Joooder es que costaba mucho jugar. Hasta los fuertes y poderosos tenían problemas para levantar aquellos balones y mantenerse en pie en ese chocolate en el que se transformaban los campos. No podía con la pelota... Es verdad. Lo reconozco.

Futbolista, periodista, ejecutivo de la Liga, 'presi' del Oviedo y escritor: «Menos alguno, los Gil, Mendoza, Gaspart y Lopera eran listísimos»

O sea, usted era lo que Javier Clemente, buen amigo suyo, decía de ese tipo de futbolistas, que era un 'mingafría'...

El físico, es verdad, me condicionaba. Yo era, y soy, muy delgadito. Entonces no se trabajaba ni en el gimnasio, ni en ningún sitio. Era como eras y punto. Para aquellos tiempos, no me consideraba excesivamente miedoso, pero sabía que había situaciones en las que no podía entrar. Cuando fui presidente del Oviedo, uno de mis entrenadores en el Salas, Paco Cabal, me dijo: "ojalá hubieras sido tan valiente como jugador como lo has sido ahora para meterte donde te has metido". Lo que la gente no sabe es que con 18 o 19 años jugaba contra defensas de 28 o 30 e intentaban asustarte y me asustaban... claro. No diré que era un fútbol violento, pero sí fuerte. Era la Tercera antigua porque no había Segunda B. Por eso recuerdo con mucho orgullo los tiempos en los que jugué con Quini. Ya era el 'brujo' entonces. A su lado me sentía mejor futbolista porque veía que remataba todos los balones que le mandaba, le llegasen donde le llegasen. Hacía buenos mis pases. Él siempre estaba donde tenía que estar.

Siempre se le llenó la boca de que jugó con Megido, con Quini, y con su hermano Jesús (Castro) con Juan Valdés...

Y es verdad. Ahí están las fotos. Iba al Instituto con Megido. Nos conocíamos de vista y en los recreos comenzamos a jugar juntos partidos. Un día él se enteró de que estaban seleccionando chavalines en la escuela de fútbol de Ensidesa. Organizaron un Campeonato para ver quién podría entrar en los juveniles. Nos seleccionaron a los dos, también estaban Quini, su hermano Chusi, Juan Valdés... Fuimos subiendo de categorías hasta ganar el Campeonato de Asturias y jugar el Campeonato de España. Llegamos a cuartos de final, que nos eliminó la Real Sociedad. Y eso que ya no teníamos a Quini que había pasado al Sporting. Era la temporada 68-69. Con él juego en el juvenil de división de honor y luego en el aficionados. Luego paso al Siderúrgico, pero no tengo sitio porque en mi puesto había dos o tres chavales de 24 o 25 años y me pasan al Salas en Primera Preferente. Y allí acabó mi carrera futbolística, por decirlo de alguna manera. Me voy a la 'mili' y se acabó.

Y el Fidalgo futbolista pasa a ser el Fidalgo estudiante de periodismo y periodista

Sí, el verano que me licencio, decido irme a Madrid. En Asturias no había facultad de periodismo y me matriculo en Ciencias de la Información, que estaba exactamente donde está ahora, en la Universitaria. Estando todavía en Avilés, había tenido una pequeña experiencia en Radio Popular. El día que jugamos por la mañana contra la Real Sociedad en Atotxa con el Bosco Ensidesa, el primer equipo jugaba por la tarde en Eibar y fuimos todos juntos. Entonces, el narrador de aquel partido, que era subdirector de la emisora, me pidió que comentara con él el partido de los mayores y lo hice. Me gustó la experiencia y al volver esa misma persona me dijo si quería comenzar a hacer alguna pequeña colaboración, que se llamaba 'Momento Deportivo'. Escribía unos textos que luego los locutores leían. No me atrevía... a leerlo yo. No sabía. Me faltaba entonación. Y luego ha fui escribiendo algo con el periódico local, La Voz de Avilés.

Y llega a Madrid y encuentra trabajo nada menos que en un diario deportivo, el As.

Antes fui al Marca y me dijeron que no necesitaban a nadie. Cuando ya me volvía, prácticamente, para Asturias porque no encontraba nada, bajando por Onésimo Redondo hacia la estación del Norte, entré en el diario As. Un día en Gijón alguien me había hablado de un tal Sarmiento Birba que trabajaba allí y que aunque era gallego era muy pro asturiano. No le conocía de nada, solo de leerle. Decidí a entrar y pregunté por él. Me atendió rápido. Un personaje. Sin coderas, con una chaqueta verde de punto que luego comprobé que se ponía en cuanto entraba en la redacción... Yo iba con mi maleta para casa y me dijo que había posibilidades de colaborar. Me fui para Avilés, pero volví.

Llegar y besar el santo, que se decía

Aquellos primeros meses no fueron fáciles. Tenía trabajo y estaba en la facultad, que era lo más importante, pero tuve momentos de nostalgia, de flaqueza, no desesperantes, como para regresar a casa, pero sí de planteármelo. Vivía en una pensión, La Macarena, en la calle Limón 13, con compañeros de piso muy variopintos y no siempre lo pasé bien en aquella habitación estrecha que daba a un patio de luces y en la que en verano se llegaba a los 40 grados sin exagerar. Menos mal que comencé a viajar muy pronto con el periódico y eso me aliviaba bastante.

Sus primeras crónicas fueron de hockey sobre patines...

Sí, Sarmiento me preguntó si sabía algo de fútbol, le dije que había jugado hasta cierto nivel y entonces me dijo que iba a hacer las crónicas de hockey sobre patines hasta que viniera de la 'mili' el redactor que las hacía, Emilio Gorgojo. Mi primer viaje fue a Luanda (Angola) a un Campeonato del mundo de Patinaje artístico con patines, no sobre hielo. No tenía ni idea. Pero como había un árbitro español, fui a preguntarle para que me ayudara a escribir la crónica y así, con sus indicaciones, salí para adelante. Después ya me pasaron a fútbol y me destinaron a las selecciones inferiores. Mi primera crónica fue de un partido de la sub18 contra Noruega. Eduardo Toba era el seleccionador. Después ya fui al Torneo de Montecarlo, que entonces era la gran referencia a nivel juvenil. Lo curioso es que, después, durante todos los años que estuve en el As, nunca hice información pura y dura de ningún equipo. Hacía crónicas, pero no información diaria. Siempre estuve en lo que se denominaba sección de internacional, con la selecciones. Tanto con la A, en la que al principio iba como segundo del cronista de turno, ilustres del periodistas, y luego con todas las inferiores. Cubrí el Mundial juvenil (1977) en Túnez; el 79 en Japón; el 81 en Australia, el 83 en Chile, el 85 en la Unión Soviética... Con la absoluta, fui al Mundial de Argentina 78, España 82 y Mexico 86. Y luego, estando ya en la Liga Profesional, fui a Italia 90 y Estados Unidos 94, representando al fútbol profesional.

¿Cómo surge su paso del periodismo activo al periodismo institucional?

Yo diría que el periodismo nunca se deja, es como montar en bicicleta, nunca se olvida. Es curioso, yo me he dado varias vueltas al mundo, pero solo conozco países que tengan relación o vinculación con el fútbol. Si no, no los conozco. Llegó el momento que mi cuenta de que como decía Azorín, "escribir es llorar". Me llamó Jesús Samper, entonces secretario general de la Liga y me dijo que me quería ver Antonio Baró, que era el presidente. Era el año 87. Me ofrece ser director de Relaciones Externas. Entonces la Liga estaba en plena fase de expansión. Tenía tres años de vida. Antes había sido un Comité más de la Federación. Lo primero que le pregunté fue cuánto iba a cobrar y él, que era muy listo, me dijo, cuánto quería cobrar. Eché cuentas, lo que ganaba en As, más lo que ganaba en Coca Cola, con los que colaboraba desde que había ganado un premio literario que organizaban ellos y añadí 200.000 'pelas' y me metí en un buen sueldazo.

"Curiosamente, con un presidente, que continúa todavía desde aquellos años, fue de los pocos con los que nunca me llevé bien. Ni nos hablábamos entonces, ni después de salir yo de la Liga. No me importa decirlo, era Fernando Roig, el del Villarreal.

Toni Fidalgo

Y en la Liga fue subiendo de categoría hasta acabar de adjunto al presidente...

Mis presidentes fueron Antonio Baró y Pedro Tomas. Estuve 17 años en distintos cargos. Se puede decir que sustituía a Pedro Tomás hasta que llegó a presidente. Comencé a convivir con los presidentes, los gerentes, los secretarios general de los clubes. En ese tiempo pasaron muchos. Hablo de Gil, de Mendoza, de Gaspart, de Lopera, de Ruiz Mateos... Eran peculiares. Habían triunfado o triunfaban en sus vidas particulares y empresariales con sus negocios y pensaban que con el fútbol también triunfarían. No era fácil. Cada uno tenía sus intereses. Una de mis misiones era que se pensara como colectivo, como Liga, adecuar las necesidades de cada uno...

Cree que alguno de esos presidentes de los 90 y comienzos de los 2000, podría serlo ahora...

(Se lo piensa) Se adaptarían porque eran listísimos casi todos, menos alguno. Salvo dos o tres. Curiosamente, uno continúa todavía desde aquellos años y fue con uno de los pocos con los que nunca me llevé bien. Ni nos hablábamos entonces, ni después de salir yo de la Liga. No me importa decirlo, era Fernando Roig, el del Villarreal. No congeniamos nunca. El problema que tendría alguno de aquellos ahora sería el control económico implantado por la Liga y la responsabilidad que tienen los administradores de avalar o pagar con sus patrimonios una mala gestión económica.

"Florentino Pérez podría haber sido presidente del Real Madrid en cualquier etapa de su historia"

Toni Fidalgo

Demos la vuelta a la pregunta. ¿Y algunos de los presidentes actuales hubieran podido serlo entonces y haber sobrevivido en aquel maremagnum...?

Florentino Pérez, por supuesto. No tengo dudas. Le conocí en su primera etapa de presidente del Real Madrid y entonces sí iba a las reuniones de la Liga. No sé si a todas, pero iba. Y lo sé porque me sentaba a su lado. Yo estuve la Liga hasta octubre del 2004. Cuatro años convivimos y no tuvimos el más mínimo problema. Florentino podría ser presidente del Real Madrid en cualquier etapa de la historia del club. Ni lo dudo.

¿Y quiénes eran sus preferidos? ¿Con quiénes congenió mejor?

Ramón Mendoza (Real Madrid) y Pedro Aurteneche (Athletic). Teníamos buen feeling. Eran presidentes de dos clubes grandes con mucho peso en el colectivo. Con Gil fui poco a poco. Al principio me era imposible con él. En sus primeros años era como un toro bravo, pero a base de ir a comer con él y con el presidente Baró, escucharle, intentar comprenderle... nos fuimos llevando mejor mutuamente. El día de su pelea con Caneda, el presidente del Compostela, me pilló por medio. Hay videos en los que aparezco intentando separarles ya dentro de la sede, no al principio que pasó todo en la calle.

¿Usted hubiera podido trabajar con el actual presidente, Javier Tebas?

Trabajé con él, de hecho, cuando todavía no era presidente, pero tenía las representaciones de varios clubes y teníamos bastante trato. Ya era como es ahora. Yo siempre me he llevado bien con él y por eso cuando me preguntan digo que entiendo muchas de las cosas que hace y nadie puede dudar de su compromiso con la Liga. Era muy peleón en defender los intereses de los clubs a los que representaba. Y ahora lo sigue haciendo, lo que ocurre es que ahora son los intereses de todos los clubes, no de unos pocos. Cuando se molestaba era porque no le gustaban determinadas decisiones que tomaba, como presidente, Pedro Tomás. Entonces me llamaba a mí para que hablara con el presidente. Me daba buenas palizas. Se rompieron las relaciones porque Tebas quería meter en el juzgado a Villar y ni Pedro ni yo éramos partidarios. ¿Trabajar con él? Ahora ya me da todo mucha pereza. Si ya me daba en aquella época, figúrese ahora. Lo que no sé es si nos soportaríamos. Ni yo a él, ni él a mi. A mí siempre me tocaron mucho los cojones los jefes que se suben encima de un queso como si fueran ratones y quieren mandar en la quesería.

"Caneda era un poco 'tocacojones'. El Compostela era su vida"

En esa época, hubo alguna guerra entre clubes o entre el presidente y algún club, como la que existe ahora entre el Real Madrid y Tebas.

Hubo alguna, pero mucho menos mediática que la actual. Recuerda un enfrentamiento de un abogado de Lendoiro con Gaspart. Fue tremendo. Hubo desajustes, como por ejemplo uno fuerte con Lorenzo Sanz. El presidente que más nos incordiaba con la gestión era Gil, pero como en el fondo era buen paisano, a la siguiente reunión llegaba y comenzaba a bromear con Baró y se veía que quería arreglar las cosas. Caneda, el del Compostela, el pobre también era de esos que siempre te estaba buscando, era un poco 'tocacojones', que se dice ahora. El Compostela era su vida.

Alguna vez llegó a pensar que esa Liga que comenzaba a crecer desde la independencia de la Federación, podría llegar a ser el fenómeno mundial en el que se ha convertido ahora.

Hombre, no. Tan grande tan grande no lo pensaba. Entonces debíamos ser 40 personas trabajando y ahora debe haber 600. Nuestro presupuesto sería dos mil millones de pesetas. Ahora ni lo sé.... Cuando yo llegué a la Liga, los partidos de televisión se daban gratis y conseguimos que a partir de entonces los clubes cobraran. El problema era que no lo hacían porque estaban expropiados de sus derechos por el Gobierno, tanto de televisión como de las quinielas. Se les descontaba directamente los préstamos que habían tenido por el Mundial 82. Cuando luego llegaron otras televisiones se fueron individualizando los contratos. Cada uno firmaba con la que más le convenía. Firmaban con las autonómicas, con las privadas... Hubo un momento también en que el contrato era global y los derechos de televisión los administraba la Liga y se repartía equitativamente. Aquella era una formula extraordinaria que igualaba por abajo y por arriba, y con su cambio a cobrar individualmente de alguna manera rompieron el el equilibrio del fútbol. El cambio me pareció, en su momento, profundamente injusto. Es cierto que el Real Madrid y el Barça son los equipos a los que todos quieren ver y tienen el gran tirón, pero los grandes son grandes porque existen los pequeños. Si no hubiera otros 18 clubes, solo jugarían dos partidos entre ellos... Es algo muy complejo de explicar.

Futbolista, periodista, ejecutivo de la Liga, 'presi' del Oviedo y escritor: «Menos alguno, los Gil, Mendoza, Gaspart y Lopera eran listísimos»

En la Liga tuvo como becario, nada más y nada menos que al actual presidente de la FIFA, Gianni Infantino.

No tuve ninguna relación especial. Nos cruzábamos todos los días por los pasillos y nos saludábamos. Estuvo seis o nueve meses empapándose del funcionamiento de la Liga, que había sido nombrada mejor liga del mundo por el Instituto de Estadística. Él ya trabajaba en la UEFA, creo.

Cuando se fue de la Liga, 52 años, su pensamiento era jubilarse o, por lo menos, alejarse de la primera línea. Vivir de los ahorros y alguna colaboración en Prensa y televisión...

Jubilarme no podía, tuve que seguir pagando hasta los 65 a la Seguridad Social... Digamos que la Liga fue mi último trabajo oficial...

"No llego a entender por qué hay mucha gente que quiere emparejarme con el Sporting"

Toni Fidalgo

Y entonces surgió la posibilidad de ser presidente del Oviedo. Nunca llegué a entender como un aficionado del Sporting de toda la vida podía sentarse como máximo mandatario del club en el palco de honor el Carlos Tartiere...

Yo tampoco llego a entender por qué hay mucha gente que quiere emparentarme con el Sporting desde mi juventud, cuando no es así. Yo soy el socio 3000 del Oviedo y no he sido nunca socio del Sporting. La única realidad es que presidí el Oviedo, pero sí es verdad que también pude ser presidente de los tres grandes clubes asturianos. Tuve propuestas del Sporting y del Avilés. La primera, me la hizo el Sporting, que ya me había querido fichar estando todavía en la Liga. Me llamó Pepe Fernández, que era el dueño, y me lo propuso. No acepté porque estaba muy reciente mi salida de la Liga y necesitaba oxigenarme, como los buzos. No tenía ganas. El Avilés me hizo la propuesta en varias ocasiones. De hecho, cada vez que veían que no tenía un trabajo público, me llamaba. Después, en el 2007, fue la primera llamada del Oviedo. En realidad no les dije que sí, me costó mucho aceptar.

Pero si no lo hacía el club podía desaparecer...

Exactamente. Acepté, pero me equivoqué. O mejor dicho me equivocó Gabino de Lorenzo. Yo creía que estando él, el club iba a funcionar en serio, pero apareció Alberto González. Primero decía que nos iba a sobrarnos el dinero y después tuvo que marchar huido a Panamá y nos dejó tirados. Estuve 21 días, menos de un mes. Me fui por la cuestión económica, pero también porque si tenía que trabajar con un máximo accionista, me hubiera gustado que fuera una persona seria y de la que me pudiera fiar.

Toni Fidalgo, en 2022.  Diana Bazán
Toni Fidalgo, en 2022. Diana Bazán

Y como buen ser humano, cinco años después tropieza en la misma piedra.

Surge una segunda oportunidad en 2012. Me llama agobiado el alcalde y me dice que me tengo que hacer cargo de la presidencia. Ya había habido una Junta de accionistas y los estatutos decían que si en la segunda Junta no había órganos de gobierno, habría que ir al Juzgado para promover la disolución de la propiedad. Entonces el alcalde, Agustín Iglesias Caunedo, nos prometió ayuda desde el Ayuntamiento, que era el que más acciones tenía del club. El caso es que terminó diciendo que sí. Cuando llegamos ni los jugadores ni los empleados habían cobrado. Tiramos para adelante como pudimos. Hicimos un equipo para no descender de Segunda B y terminamos jugando el play-off de ascenso La operación salió bien fue porque la afición nos creyó y hubo una gran respuesta social. No había un 'puto duro' en la caja. Hicimos una ampliación de capital con acciones a diez euros y entonces fue cuando entró el grupo mexicano Carso. Compró acciones por valor de dos millones de euros y su representante, Arturo Elías, dijo que si habían entrado en la operación Oviedo era porque estaba yo de presidente. Sus palabras están en todos los periódicos. Sin ellos hubiéramos podido sobrevivir pero con muchas más dificultades económicas.

En esa segunda etapa está un año. En algún momento, llegó a disfrutar como presidente del Oviedo.

No. Pasaron demasiado cosas como para disfrutar. Y tengo dudas de que el resto de presidentes sean felices en sus respectivos clubes. Siempre he sido más reflexivo que pasional. Si metía un gol mi equipo, claro que me alegraba, pero no me ponía a saltar en el palco ni en la grada. Fue una etapa muy complicada por toda la situación económica. Casi le podría decir que es la etapa de mi vida en la que menos disfruté del trabajo. En la segunda, algo más porque el equipo respondió mejor de lo esperado. Es difícil ser feliz cuando todo lo que te rodean son problemas. Al final, además, comenzaron a hacerme la vida imposible entre un par de personas. Uno, el concejal de deportes, que quería ser presidente y luego lo fue. Y otro, un periodista, que quería manejar en el club. Lo que tengo claro es que no volvería ser presidente de ningún club. Sin embargo no no me arrepiento de haber dicho que sí al Oviedo. Son dos cosas diferentes.

Acabamos, su etapa de escritor. ¿Cómo surge?

Porque me gustaba escribir. Me había pasado media vida escribiendo. No tenía ningún fin económico. El primero lo escribí estando en la Liga, "Pasión fútbol" y los otros cinco estando ya de vuelta a Asturias. Los títulos son '50 años y un día", "Mangas y Capirotes", "Avilés, evocación y recuerdo", Aviles XX, el siglo que vivimos, "Aviles, episodios y relatos. Luego, un catedrático de la Universidad de Oviedo, Álvaro Ruiz de la Peña, escribió uno sobre mi segunda etapa de presidente del Oviedo: "Calvario y resurección".