OPINIÓN

El ataque de cuernos que puede convertir a Mateu Lahoz en presidente de los árbitros

Mateu Lahoz, durante un partido del pasado Mundial./Reuters
Mateu Lahoz, durante un partido del pasado Mundial. Reuters

Empiezo diciendo que es imposible escribir esto fuera del terreno de la opinión. Pero, a poco que sea capaz de leer entre líneas, encontrará bastante información diluida. Medina Cantalejo le ha puesto en bandeja a Luis Rubiales un sustituto para su puesto como presidente de los árbitros españoles. Por supuesto no será hoy ni mañana, esto es como cuando un club "reafirma su total confianza en el entrenador" y, a las dos semanas, cuando vienen mal dadas, lo echan. Y lo cierto es es que, para los árbitros, están viniendo muy mal dadas.

Cuando haga falta un golpe fuerte de timón y el presidente de la RFEF mire al banquillo para encontrar soluciones, ahí se va a encontrar a uno de los colegiados españoles con más prestigio internacional de la historia. Esperando.

Medina Cantalejo no puede con Mateu. No le gustaba cuando llegó, no le gustó después cuando muy conscientemente malinterpretó el "me debes una" del colegiado a Enes Unal, le criticó el compadreo con los jugadores de forma mucho menos sutil de lo habitual, dentro del gremio arbitral e incluso se llegó a presentar en una rueda de prensa diciendo que iba a hablar de este tema, del otro, y de Mateu...

Eso de puertas para fuera. Que parece poco pero, para lo cerradísimo que es el mundillo arbitral, es mucho.

De puertas para dentro la cosa no mejoraba. Estos pulsos entre un jefe y un trabajador, por bueno o prestigioso que sea este último, los termina siempre ganando el que está más arriba. Mientras Medina Cantalejo intentaba enmendarle la plana a Mateu en sus relaciones con los jugadores, poco menos que explicando cómo se tienen que dirigir los partidos, el valenciano podía pensar, no sin cierta razón, que qué había hecho el hoy presidente del CTA para darle lecciones de arbitraje a él. Comparen trayectorias. Lahoz es el segundo árbitro español con más partidos mundialistas arbitrados y ha dirigido hasta una final de Champions. Su jefe también pitó en un Mundial y una final... de UEFA. Vamos, que mucha diferencia tampoco habrá...

Pero es verdad que este no ha sido el mejor año del colegiado valenciano. Ni en Liga, con el derbi catalán, ni en el Mundial de Qatar. Tampoco ha tenido tanta presencia en Champions como era habitual. Todo eso es cierto. Y que, con toda seguridad, no es el tipo más fácil de llevar para un presidente dentro del colectivo arbitral: no tiene problemas en decir lo que piensa y no es tímido a la hora de expresar diferencias de criterio con nadie.

Ataque de cuernos

Mientras Medina se afanaba en corregir errores de Mateu, FIFA seguía escogiéndole a él para sus Mundiales y reforzando su figura a nivel internacional. Acaba de pitar en Europa League, fue uno de los elegidos en cuartos en Qatar, las ligas de Arabia, Grecia... siguen pidiéndole a él para que pueda ir a pitar con ellos aunque la mayoría de las veces no puede hacerlo...

En Liga arbitra siempre que le toca, pero cuando es Medina Cantalejo el que escoge, a su única voluntad (en Copa) apenas aparece. Un partido en dos años. ¡Uno!

Tampoco en la flamante Supercopa oriental de la RFEF. Nunca. No lo puede ni ver. No debe ser fácil que el árbitro que menos te gusta sea el que más caché tenga para el resto del mundo.

La cuestión de la edad

Esto podría haber ido también dentro del "ataque de cuernos". El anterior presidente del CTA, Carlos Velasco Carballo (que tampoco se llevaba a Mateu a la Supercopa), eliminó la edad de jubilación arbitral que, hasta hace poco, estaba en los 45 años. Son profesionales, renuevan año a año su contrato y si, con 47, estás bien, pues sigues. Como le ha pasado hasta ahora a Del Cerro Grande, por ejemplo (otro que tampoco va a ser renovado a pesar de que viene de pitar cuartos de final de Champions).

Medina Cantalejo casi con toda seguridad no hubiera cancelado la edad de jubilación. Y ahora le toca el turno de dejarlo a dos mayores de 45 (los dos con rango UEFA super élite). Uno de ellos seguirá en el VAR, De Cerro. Al otro, además, es que no lo podía ni ver.

¿Por qué su peor error?

El caso Negreira ha enturbiado el ambiente para los árbitros españoles de forma definitiva. No son uno ni dos los que creen que las cosas se podrían estar haciendo mucho mejor (pregúntenle a Estrada Fernández). Tampoco el criterio a la hora de usar el VAR es el compartido de forma unánime. Están vendidos muchas veces. Las expulsiones, las (indescifrables) manos, las críticas de los clubes los problemas que se avecinan a la hora de renegociar el convenio entre RFEF y LaLiga, el dinero para financiar al Comité Técnico de Árbitros...

Está claro que el colectivo arbitral está atravesando un momento difícil y la respuesta ha sido "jubilar" (y permitir que se haga público antes de tiempo) a dos de los cuatro colegiados UEFA súper élite que tiene el fútbol español. Los otros dos son Gil Manzano y Sánchez Martínez.

"Ninguno quiere dejarlo", te comenta cualquiera que conviva cerca de los colegiados. Y es verdad. No sólo porque sean con mucha diferencia los mejor pagados del mundo, que también, sino porque es una profesión súper vocacional. Del Cerro quizá podía verlo venir y aceptar (el también excelente) puesto de árbitro VAR. Pero Mateu Lahoz podía pensar en una temporada más pisando el verde.

Es como las crisis de Gobierno en política... cuando el ambiente se vuelve insostenible ruedan cabezas y se cambian a algunos ministros. Aire fresco. Cuando ese momento llegue a los colegiados, Luis Rubiales (que no se casa con nadie) tendrá que decidir y, gracias a esta jubilación forzosa, se va a encontrar a un candidato de prestigio esperando su llamada.