FC BARCELONA

Cuando Gavi soltó la bomba, todos se rieron menos él… porque en realidad no tiene gracia

Gavi celebra con Lamine su gol al Barça /AFP
Gavi celebra con Lamine su gol al Barça AFP

Es uno de los vídeos de la semana en tiktok. Rara vez un mismo clip vuela en todos los canales que lo lanzan. Gavi soltando la bomba, una de esas frases que ya le acompañarán para siempre. "Es cierto lo que dices, mucha gente se cree que no sé jugar al fútbol y no tienen ni puta idea". Se relamió, literal, antes y después de la cita. La sala de prensa estalló en carcajadas. Todos se rieron, menos él. Porque lo decía muy en serio. Porque con Gavi no se juega. Porque él sí sabe jugar.

Tímido donde los haya, siempre le ha costado ponerse delante de un micrófono, compareció en víspera de unos cuartos de Champions. Estas ruedas de prensa tienen su miga, porque son en previa de partido grande y la única oportunidad en la que, en un club como el Barça o el Madrid, los futbolistas se someten a las preguntas de los periodistas. El clima es otro respecto a una zona mixta post partido. La elección del personaje suele decir mucho de a quién se quiere promocionar. Es por tanto el momento oportuno para preparar con tiempo el mensaje que se quiera lanzar.

Gavi entró a la pregunta como si fuera un balón dividido. Con todo. Recordaba Alfredo Matilla que, en un entrenamiento de la selección, con la oreja abierta y jugando con casco metió la cabeza a la altura del pie del rival para llevarse el balón. Le dijeron que contemporizara. No sabe Gavi lo que es eso, porque nunca especula. Su reivindicación, por natural, sincera y hasta provocadora que sea, no era un chiste, por mucha risa espontánea que produjera. A él no le hace gracia. Porque no la tiene.

No se entiende Gavi sin la figura de Iván de la Peña, el agente que vela por él desde que era un crío. Lo Pelat tenía también a Lamine desde alevines, que lo dejó para irse con Mendes en una decisión que, los que viven cerca del primer equipo, todavía ponen en cuarentena, por mucho brillo que exhiba ahora Yamal. De la Peña le decía cosas que pocos se atreven. El monstruo crece y está por ver si en el futuro no echa de menos los consejos y verdades de su exagente. De caracteres opuestos, Gavi es fuego y De la Peña el que templa. Y la mezcla funciona. Se demostró en todo el largo periodo de lesión del jugador. No ha habido precipitación en su regreso, lo que tratándose de Gavi es casi milagroso. Ni en el Barça ni en la selección. Tampoco dudas de que el internacional recuperará su sitio preponderante, aunque no tenga pinta de que vaya a ser esta temporada.

No es Iván tampoco de representar a cualquier futbolista. Su ojo de elegido del fútbol selecciona con sumo cuidado con quién trabajar. Su modelo es captar muy pronto a chicos con un talento especial y acompañar y ayudar a esculpir, como un artesano de la cerámica. En su cartera, tras caerse Lamine, están también Eric García, Adrián Bernabé, Arnau Tenas o Carles Aleñá. Con razón dice Gavi lo que dice, si De la Peña considera que es un top mundial. O Luis Enrique, quien le dio la primera oportunidad con la selección española cuando apenas tenía 17 años recién cumplidos.

A Lucho le encantaría contar con él en el PSG. Pero Gavi ha jurado amor eterno al Barça. Renovó en enero hasta 2030. A sus 20 años, nadie se imagina al de Los Palacios con otra camiseta que no sea la azulgrana. La ovación que se llevó al saltar al césped de Montjuïc fue sensiblemente mayor que la habitual. Ellos también creen que Gavi es un futbolista mayúsculo.