ELEECCIONES A LA RFEF

González Calvo, el candidato para la Federación que no se presenta ahora y piensa en dentro de "cuatro, ocho o doce años"

El exconsejero delegado del Córdoba quiere ser presidente de la RFEF, pero considera que estos comicios actuales no son procedentes por no tener una Asamblea representativa.

Javier González Calvo, con gafas, con su equipo./
Javier González Calvo, con gafas, con su equipo.
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Javier González Calvo no se presenta en estas elecciones, pero se presentará más adelante. No lo hace porque considera que este proceso es ilegal, que los asambleístas no deberían ser los que son, al menos 40 de ellos. "Nuestra intención de ir a las elecciones tendrá que esperar. El proceso que se ha iniciado es ilegal y contrario a las más elementales garantías que no podemos validar con nuestra concurrencia. Nos oponemos y por eso hemos presentado una impugnación ante el TAD", explicaba en la presentación de su candidatura.

Lo principal de su candidatura ahora mismo es, de hecho, que no se presenta. "Esta Asamblea ha funcionado con infrarepresentación antes de la convocatoria. La situación se agrava cuando se empieza un proceso electoral. Estos asambleístas son los que deben otorgar avales y no solo eso sino que serán los que voten", explica el candidato. Su queja es similar a la que lleva semanas contando Miguel Galán, hay alrededor de 40 asambleístas que no deberían serlo, no se han ido celebrando las procedentes elecciones parciales y, por lo tanto, la representación no es correcta.

González Calvo fue consejero delegado del Córdoba en un momento complicado, él está orgulloso de su paso por allí: "Mi entrada en el club viene de una estrategia que hoy se estudia en las universidades. El club se encontraba a días de su desaparición y los inversores que llevamos consiguieron recuperar un club histórico para la ciudad y sus aficionados, era un club en el que todas las instituciones públicas y privadas".

Su contacto con el mundo del fútbol le ha llevado a una relación "cordial" con Luis Rubiales o Pedro González Segura, ambos implicados en la Operación Brodie. Con el expresidente coincidió como abogado, su bufete llevó temas fiscales de la organización hasta 2018. Con González Segura su relación vino por el Córdoba, cuando la RFEF trató de no inscribir al club y González Calvo consiguió que la justicia le diese la razón.

Niega, eso sí, tener relación con Alejandro Blanco. Dice que en su día tuvo relación con el presidente del COE, pero que ya hace años que no y que, por lo tanto, no puede ser su candidato. En su discurso pretende ser el representante de los estamentos, de los jugadores, los entrenadores y los árbitros: "Las federaciones territoriales ya tienen 19 miembros natos, no pueden tener el resto, el sistema clientela tiene que cambiar. Tenemos que convencer a las bases de que el cambio es posible, así es como entrenadores, jugadores, árbitros y clubes pueden hacerse dueños de la federación".

Destaca que su candidatura está hecha "con recursos propios, puesto del bolsillo de las personas del equipo" y que no cuentan "con dinero de federaciones a diferencia de otros que usan los recursos que pertenecen a los federados"

No quiere decir que no busque tener contacto con ellos, ni siquiera considera que el sistema actual le imposibilite ganar en septiembre, aunque sabe que es difícil: "El reto es importante, pero considero que gente que nos hemos dedicado esto, la RFEF se dedica básicamente al fútbol no profesional, conocemos la base y sabemos que necesita ayuda. Necesitamos gente que esté dispuesta a dar el paso".

Es poco concreto en las propuestas, porque cree que ese proceso debe llegar más adelante y tiene que venir de esas estructuras del fútbol español, espera propuestas en ese sentido e irá incorporando los puntos a su candidatura y a su página web.

Afirma también que se puede aprender de lo bueno y malo del pasado, pero su perspectiva es de futuro ¿cómo de futuro? Lo que sea necesario. "Sabemos cómo funciona el sistema, pero no nos vamos a quedar quietos. A lo mejor tardamos cuatro, ocho, doce años", remarca.