Griezmann se adapta a todo: de soldado de Simeone a soldado de Deschamps

Francia continúa siendo Francia. Ni más, ni menos. Como si fuera el mismísimo Real Madrid, gana y luego pregunta. Al tran-tran. Con la ley del mínimo esfuerzo. En esta Francia, que se estrenó en la Euro con victoria gracias a un gol del contrario en propia puerta, los focos persiguen desesperadamente a Kylian Mbappé, pero cohabita otro hombre, Antoine Griezmann, 125 partidos, 44 goles, que aumenta su protagonismo colectivo gracias al mando que le da su entrenador. Su facilidad para adaptarse a todas las circunstancias, le permite ser al mismo tiempo un soldado de Simeone y de Deschamps. En el fondo, son dos técnicos que comulgan con parecidos conceptos futbolísticos. Se parecían como futbolistas, volantes más defensivos que ofensivos, con personalidad y pierna dura y también se asemejan como técnicos.
Antoine ya sabía antes del partido que su 'jefe' le tenía preparada para la ocasión una nueva adaptación táctica. Si en los partidos de preparación probó como segundo delantero al lado de Mbappé en un clásico 1-4-4-2, ante Austria se vistió de centrocampista. Mejor dicho, de 'todocampista'. Su punto de partida, aunque luciera el '7', era el carril derecho, el del '8'. Tenía permiso para moverse por donde su equipo y el balón le necesitasen. Eso sí, sabía que no se podía pegar mucho a la banda diestra. Ahí estaba un desacertado Dembelé y, en ocasiones, un alocado Koundé, que no sabe todavía elegir cuando tiene que incorporarse al ataque y cuando su presencia arriba cierra caminos a los compañeros. Vamos, que no conoce el oficial de lateral. Por la ocupación de los espacios del equipo, tampoco Antoine debía entrar mucho por la otra banda, territorio de Theo y Mbappé, con lo que su zona de influencia quedaba limitaba al pasillo central.
La gran ventaja que tiene Griezmann es que, aunque no le pueda complacer, se adapta a lo que le echen. En su última comparecencia ante la Prensa, ese fue el verbo que más utilizó. Adaptar. Hasta en cuatro ocasiones. Si tiene que ser segundo delantero, lo es. Si tiene que ocupar la zona asignada al mediapunta, lo hace, y si tiene que alejarse del área para acercarse a la zona de creación, tampoco se esconde. Sus estrellas de mando se notan en la libertad de movimientos que tiene y en que es el encargado de todas las acciones de estrategia. El dueño del balón parado. Su zurda manda.
En la segunda parte, el rojiblanco jugó más adelantado. Fue, prácticamente, como un segundo delantero al lado de Thuram o Mbappé, que se intercambiaban constantemente sus posiciones. Se movió más cerca del área que del círculo central, pero sin escatimar esfuerzos cuando era menester, brecha en la cabeza y en la rodilla izquierda incluidas. Entre sus 125 partidos con la selección, éste contra Austria no estará, a lo peor, entre sus 100 mejores. No remató a puerta. Tocó solo 47 balones, acertó en 22 de los 27 pases que dio... Pero es el peaje que tiene que pagar para adaptarse en cada partido a lo le digan sus superiores. Se llame Simeone o Deschamps. "Grizie" es un soldado que puede mostrar con orgullo sus heridas de guerra. Ante Austria dos por falta de una.