Güler, Ceballos y Joan animan la 'pachanga' de Chicago que se llevó el Milan

Lo cierto es que estas pachangas que el Real Madrid y otros grandes de Europa organizan en Estados Unidos sirven de poco más allá de embolsarse unos millones. El partido contra el Milan tuvo más animación en las gradas que en el campo y sólo los destellos de Güler, Ceballos y Joan Martínez alegraron a unos aficionados que sólo se levantaban del asiento para hacer la ola. 0-1 y al hotel. Los italianos se llevaron un duelo que no pasará a la historia.

Lo que más emocionó fue Arda. Su era ha comenzado y veremos cómo hace para sentarlo Ancelotti cuando lleguen Bellingham, Valverde y compañía. En el club también se lo preguntan. Su sociedad con Modric y Ceballos dejó los momentos más lúcidos del partido para los merengues. Mención especial para el sevillano, que sigue a la espera de un protagonismo que no llega pero que quiere volver a ganarse. En un Madrid de músculo y velocidad, su temple va a resultar muy útil en muchos momentos de la temporada.

Endrick lo intentó, pero le falta rodaje. Por trabajo no será: corrió como el que más en la presión y buscó desmarques constantemente. Ancelotti le dio 45 minutos como avisó en la rueda de prensa previa, pero la gente en el Soldier Field se quedó con ganas de más. Tendrá un segundo test en el Clásico de Nueva Jersey.

Calor y un aviso de tormenta que nunca llegó. El único rayo que cayó en Chicago fue Chukwueze, el mejor del partido y goleador para darle el triunfo al Milan, aprovechando los seis cambios que metió el Madrid al descanso. El cuadro rossoneri no jugó mejor, pero acertó cuando debía. Mejor dicho, cuando Courtois no estaba. El belga paró dos claras en la primera parte y en la segunda, ya con Lunin bajo palos, entró en la primera llegada.

El Madrid del futuro necesita mejorar. Engrasarse. Pero hubo destellos positivos. Aparte de Güler, Joan apunta a central para muchos años. Nico Paz y su talento habitual. O Álvaro Rodríguez, un perfil de delantero exótico que seguro valdrá muchos millones. Ancelotti abrió la puerta a la cantera y ellos, en la medida de lo posible, respondieron.