Gündogan ordena las cajas de un Barça en mudanza
![Gündogan, jugando ante el Atlético de Madrid. /EFE](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202403/18/media/cortadas/gundogan-RCncePYcuQgv2M97cHDybeN-1200x648@Relevo.jpg?w=569&h=320)
El Barça está de mudanza. Todo son cajas sin etiquetas en las que uno no sabe que encontrará cuando asome la cabeza dentro, con un desorden que amenaza con hacer imposible el cambio. Pero en las últimas semanas algo parece estar calmando el escenario, transformando el nervio y la incertidumbre en algo más pensado y madurado. Hasta se pueden atisbar los rasgos que hicieron campeón de Liga a este equipo a pesar de las bajas. Mientras Cubarsí, Lamine Yamal o Fermín están marcando diferencias y barnizando el presente inmediato del club, los veteranos están liderando y marcando el rumbo justo cuando más se les necesita. Gündogan ha ordenado las cajas de un plumazo y Lewandowski, al que todos analizaban con un tono decadente, ha empezado a liderar el cambio. El "Baby Barça" ha estallado bajo el paraguas de quienes lo están liderando sin tanto foco.
En octubre, Gündogan puso el dedo en la llaga. "Me gustaría ver más enfado y decepción cuando el equipo pierde", explicó tras la derrota en casa ante el Real Madrid. En un club instaurado en la autocrítica sin nombres propios y muchas veces envuelto en una sensación de palabras vacías que no apuntan a ningún sitio, el alemán fue contundente e insufló un espíritu inconformista que el culer recibió como un ataque y no como una ayuda. Gündogan, que está siendo el mejor jugador del FC Barcelona a cierta distancia del segundo y que todavía no se ha perdido ningún partido por lesión, empezó a recibir críticas. De repente, el mal rendimiento de su equipo se explicaba a partir del ex del City. La palabra "intensidad", que señala siempre la falta de una lectura más profunda, cayó encima de Gündo como una losa. No importaba el contexto ni lo que hiciese. Para muchos, no corría lo suficiente.
La aparente decadencia de Lewandowski empezó a asustar a la afición, que anticipó un retiro al que Xavi se resistió a comprar. El polaco ya no marcaba como antes, su juego era lento y espeso, y sufría como pocos la incapacidad colectiva para controlar los partidos. Pero Lewandowski se planta a 18 de marzo con 29 goles producidos y habiendo jugado uno de sus mejores partidos como azulgrana en el Cívitas Metropolitano. De repente, Lewy juega más fluido, sus apoyos permiten progresar al equipo y eso repercute en su eficacia en área rival. Entre Lewy y Gündogan, suman 44 goles producidos este curso y aunque con Gündogan el cooler ya ha claudicado, aceptando que nadie está jugando mejor ni siendo más decisivo que él, con el delantero polaco todavía hay quien no le da el mérito que toca.
Con las explosiones de dos talentos generacionales como Lamine Yamal y Pau Cubarsí, es lógico que el aficionado pierda la perspectiva ante tales rendimientos. Pero habrá que señalar que si el Barça defiende mejor es, en gran medida, porque otro de los grandes criticados este curso, al que incluso se le ha puesto el cartel de jugador transferible, ha vuelto al nivel que mostró el pasado curso. Jules Koundé no está recibiendo los elogios que toca, y su temporada, salvo un bajón entre noviembre y enero, está siendo de notable alto, con un último mes excelente. El francés es el mejor lateral diestro del equipo no solo por su rendimiento defensivo, sino por lo que permite al extremo que le acompaña y por cómo entiende la relación con sus compañeros más cercanos. Se tiende a confundir el nivel del futbolista con su rendimiento puntual, que puede estar sujeto a muchas variables.
La ilusión siempre pertenecerá a lo nuevo. El fútbol es un reflejo de la vida y aquello joven y desconocido es siempre más bonito y atractivo. Pero las paradas salvadoras de Ter Stegen en el Wanda, el saber estar de Koundé, la sapiencia y calma de Gündogan o la resolución y puntualidad de Lewandowski son los atributos que permitirán que el Barça pueda encarar el tramo final de la mudanza con la esperanza de saber qué encontrar en cada caja y las llaves siempre en el bolsillo. Es bonito refugiarse en quien te sorprende, pero nunca hay que olvidar quiénes son los que te permiten imaginar el futuro sin un ápice de urgencia.