MALLORCA | JUVENIL

La intrahistoria del título de Copa del Rey del Mallorca: familias de acogida, vuelos y el camino más corto a la élite

El conjunto bermellón hizo historia ante el Espanyol y logró el primer título con seis catalanes en su plantilla.

El Mallorca, en Oviedo, celebrando el título de campeón de la Copa del Rey. /RCD MALLORCA
El Mallorca, en Oviedo, celebrando el título de campeón de la Copa del Rey. RCD MALLORCA
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Joan Pol le detuvo el penalti a Sciancalepore y estalló la alegría del Mallorca. Una imagen histórica, sin precedentes en el club bermellón, que el próximo 6 de abril disputará la final de la Copa del Rey ante el Athletic en Sevilla y ya tiene en sus manos, por primera vez, la edición juvenil, tras derrotar en la tanda de penaltis al Espanyol después de un equilibrado partido (0-0). Una victoria celebrada en la tarde del domingo en Oviedo, que sitúa a su cantera en la cima. Dos décadas atrás, el Mallorca logró llegar a tres finales que les salieron cruz. Pero ahora vive otros tiempos con menos recursos pero con una filosofía diferente que está empezando a dar resultados.

El éxito del Mallorca se basa en dos patas, como pudo saber Relevo. La primera idea es tener a los mejores jugadores de la isla. Por eso han llegado chicos como Samuel Guzmán, de La Salle. La segunda pata es la captación de jugadores de Cataluña, ya que tienen en concreto a seis nacidos allí y fichados recientemente. Con el experico Robert Cuesta, que fuera jefe de scouters en el Espanyol y ahora es quien planifica las plantillas de la cantera bermellona, todo es más fácil debido a su conocimiento de muchos años del fútbol base catalán.

De Cataluña han llegado jugadores como Álex Tora, que militaba en el Calafell, Marc Scuri, del Badalona, o Cesc Riba, que pasó por el club blanquiazul pero fue descartado recientemente. Atraer a estos talentos es clave para dar un salto de calidad, pero al mismo tiempo requiere de un trabajo de cirujano, teniendo en cuenta que se compiten con clubes como Espanyol, Girona o Barcelona, que peinan cada fin de semana el mercado catalán. La anticipación es clave. El pasado octubre, por ejemplo, ya habían contactado con Riba, y lo cerraron. Cuando llegaron otros clubes ya era del Mallorca. Pero, ¿cómo convencer a familias para que viajen a Mallorca cuando podría estar en Barcelona?

El Mallorca, cuya coordinación está en manos de Miquel Toni, tiene una estrategia para que los juveniles puedan desarrollarse en la isla. La apuesta es acogerlos como si se tratase de su propia familia, darle todas las facilidades a sus allegados para que los visiten y al mismo tiempo convencerles de que jugar en el Mallorca es un camino más corto y seguro para llegar a la elite.

La propia familia no es metafórico. El club cuenta con una red de colaboradores que acogen a estos jugadores y se encargan de sus cuidados. Los jugadores de fuera viven en casas y cuentan con unos responsables que les van a buscar para los entrenamientos, les hacen la comida, se encargan de la limpieza y de cuidarlos como si fueran sus propios hijos. Eso es una garantía para las familias de origen, a las que además se les ayuda con facilidades en determinados billetes de avión para que puedan ver a sus hijos periódicamente. 

Superado el miedo a la distancia, el tercer punto es el que hace al Mallorca diferencial. Los responsables le explican que para llegar al primer equipo o a la élite el Mallorca es un club donde el cuello de botella es más amplio. Es más fácil sobresalir, hay menos competencia y los buenos jugadores destacan con más facilidad. Hay chicos con proyección para el primer equipo que en Cataluña se dispersarían más ante la cantidad de talento y la competitividad. Y, al final, quizás acabarían perdiéndose. El Mallorca ha hecho de la necesidad, virtud, y se ha apuntado una Copa del Rey que abrió las portadas del Diari de Mallorca o de Última Hora y que, además, les da energía para su otra final, la del 6 de abril en La Cartuja.