COPA DEL REY | ATHLETIC - MALLORCA

José Ángel Iribar: "Me he adornado poco en la portería, no jugaba para la galería"

La leyenda del Athletic recibe a Relevo para revivir sus mejores momentos y la final de Copa del Rey. "George Best era un bicho", rememora y cree que convencer a Nico Williams de que se quede se consigue "a base de cariño".

José Ángel Iribar, en un momento de la entrevista con Relevo. /Relevo/Jon Garate
José Ángel Iribar, en un momento de la entrevista con Relevo. Relevo/Jon Garate
Lorena González

Lorena González

José Ángel Iribar Kortajarena (Zarauz, Guipúzcoa, 01/03/1943), el 'Chopo', como aún le recuerdan en San Mamés, fue portero del Athletic Club entre 1962 y 1979, con el que ganó dos campeonatos de Copa (1969 y 1973) y un Trofeo Zamora. Además, entre 1964 y 1976 fue el guardameta titular de la selección española, con la que ganó la Eurocopa de 1964.

Nos citamos en su estatua, la que preside la explanada de San Mamés, como si siguiera siendo el guardián de su lugar favorito del mundo. Sin embargo, acorde a ese carácter vasco, sobrio, medido y sin alardes, reconoce que siente cierto pudor al verse ahí. Nos lleva hasta dentro del estadio, donde se siente cómodo y le abordan los recuerdos. Así los comparte con Relevo.

[Athletic - Mallorca en directo: resultado de la final de la Copa del Rey]

Casi como si se enfrentara consigo mismo…. ¿Se acostumbra a verse en esta estatua? ¿Qué siente?

La verdad es que no he vuelto desde que la inauguraron, quizás es un poco excesivo… He intentado hacer las cosas bien, no sé si me la he ganado, algo habré hecho bien, soy más de equipo, me da cierto pudor, se suelen hacer cuando uno ya ha fallecido, así que agradecido y feliz. He traído a mis familiares, mis hermanas, sobrinos, nietos…

La modestia de Iribar con su estatua. Relevo

Si ahora le dijera que se preparase para un partido en San Mamés, ¿cuál le gustaría jugar?

Quizá uno europeo, siempre me encantó el United o el Liverpool. Un partido perfecto fue el que jugamos contra el Manchester en Old Trafford, estuve allí y fue inenarrable. Está en la mente de todos los aficionados y exjugadores.

¿Y un partido suyo también inolvidable?

Contra el Liverpool en el 77, el siglo pasado. Les eliminamos y fue un partidazo.

Iribar revela el mejor partido que ha visto y el mejor que ha jugado. Relevo/Jon Garate

¿Cómo los vive ahora? ¿Está, inevitablemnte, más pendiente de lo que hacen los porteros?

Intento estar pendiente de todo. Ellos tienen su entrenador y todo está tan medido y estudiado. Si me preguntan y puedo aportar, sobre todo hablo más con el entrenador de porteros, con Aitor Iru. El trabajo es suyo, yo no quiero inmiscuirme en el suyo.

¿Está demasiado estudiado el fútbol actual?

Quizás sí, antes se improvisaba más y surgían más sorpresas en un partido. Ahora en los últimos mundiales me parecían todos los partidos prácticamente iguales, quitando los últimos diez minutos. Ya en semis y final fueron más interesantes porque se abrieron más. En los demás había mucho miedo a perder.

En su época, tal vez los futbolistas eran positivamente más ignorantes.

El tipo de jugador era más de calle, los entrenadores no influían tanto, era más intuitivo, el que era bueno y tenía picardía que aprendía muy de niño en el barrio y en el colegio, en la playa…

Precisamente usted se inició jugando en la playa de Zarauz. ¿Cómo fue aquello?

Te ayuda mucho a tirarte sin miedo, aunque yo también jugaba en los frontones. En el patio del colegio si estaba todo ocupado, usábamos el frontón y las pelotas de tenis.

Iribar relata cómo se hizo portero. Relevo/Jon Garate

¿Por qué eligió la portería?

Te voy a contar la anécdota. El primer día que entré en el colegio San José, ya había empezado el curso. Por la tarde nos fuimos al monte de Zarauz a jugar. Tendría unos ocho años y recuerdo que era novato, empezamos a hacer los equipos echándolo a suertes con lo de los pies. Mi vecino dijo que yo iba a ser el portero, dijo 'este que es muy bueno'. Y ya me hice el portero titular del colegio.

¿Cuándo fue consciente y pensó: 'Esto me puede ir bien'?

En Zarauz, en Tercera, tenían un portero que se llamaba Edmundo y yo quería ser como él. No tenía más expectativas, luego vería a Araquistaín cuando iba a Atocha con mi 'aita' a ver a la Real, luego se fue a jugar al Real Madrid.

Usted es de Gipuzkoa, pero se convirtió en leyenda del club vizcaíno.

Son cosas que ocurren, hay momentos en la vida un poco estelares y por una coincidencia recalé aquí. En Bizkaia tenía un vecino que lo fichó el Athletic, me preguntó si quería venir a hacer una prueba. Cómo no iba a venir.

Cuando usted estaba en el Baskonia le querían todos, ¿tuvo poder de decisión?

El Baskonia era filial del Athletic, era el equipo de la familia. Sólo tuve una del Valencia, Pasieguito vino directamente a ficharme. Yo les dije que tenían que hablar con el club.

¿Alguna vez ha pensado qué hubiera sido de usted de haber elegido otro equipo?

Estoy muy contento de mi destino, no tengo ninguna duda de que elegí bien, di con el equipo de mis amores. Luego tuve más oportunidades de marchar, pero estaba muy feliz e identificado con el Athletic.

Cuándo viene a San Mamés, ¿qué es lo que más le comenta la gente?

Se me acercan y me dicen que me ha visto jugar y que les he hecho disfrutar. Los niños se me quedan mirando y les acaricio para darle la confianza de que me puedan abrazar, aunque me lleguen por la cintura. Son cosas muy bonitas y entrañables.

¿Qué cree que es lo que más recuerdan del Iribar portero?

Que he sido sobrio, no he jugado para la galería sino para el equipo. Me he adornado muy poquito en la portería.

¿Ahora los porteros se adornan más?

Ahora no da tiempo a adornarse, no da tiempo porque hay mucha velocidad en el balón. Creo que es más difícil jugar ahora.

¿Se imagina jugando este fútbol?

Lo haría bien, me adaptaría a los tiempos. Quizás con más dificultades que antes.

Cuando se hizo con un puesto en el Athletic, tuvo que parar por la fiebre tifoidea. ¿Le hizo cambar aquella vivencia?

Fue el momento más duro, me vino de sorpresa y casi me lleva a otro mundo, perdí 18 kilos en tres semanas. Luego comí mucho y me recuperé. Fue de alguna comida en malas condiciones o agua… La vida te cambia, me hizo reflexionar y empecé a leer bastante. Me cambió el tema, en mi interior quizás estaba muy metido en mi trabajo y debía estar más cerca de la gente, de sus problemas, sentirlos… Empecé a interesarme por lo que había a mi alrededor.

Iribar explica las lecciones que le dejó pasar la fiebre tifoeida. Relevo/Jon Garate

Si le digo 'Eurocopa de 1964', ¿qué es lo primero que le viene a la mente?

Orgullo, porque yo era casi recién llegado al fútbol, y ganar una Eurocopa con la selección es fantástico. Te ayuda mucho en la vida deportiva, la gente te empieza a seguir más también a nivel europeo. Tengo muy buen recuerdo porque los que estuvimos en las concentraciones nos hicimos grandes amigos, que han perdurado hasta ahora. Los que estamos vivos seguimos en contacto.

Corrían tiempos muy convulsos en lo sociopolítico. Pocos se atrevían a ser valientes, la ikurriña estaba prohibida, ¿cómo fue lo de salir al campo portándola, junto al capitán de la Real?

Creo que era el momento de hacerlo, y decidimos todos que sí. El miedo lo aparcas a un lado, aunque todavía estaba la dictadura muy cercana y sabía que podía haber consecuencias. Los futbolistas hoy en día también se implican mucho en cuestiones sociales, más en un mundo globalizado, y eso nunca es demasiado porque hay muchos problemas.

Interrumpe la conversación un hombre al que saluda muy cariñosamente. Se disculpa y me explica. "Es el hijo de un excepcional futbolista, de Agustín Gainza. Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza…" me recita, con anhelo de aquella delantera histórica del Athletic en los años 40.

Él 'Chopo' Iribar, dentro de San Mamés, posa para Relevo.  Relevo/Jon Gárate
Él 'Chopo' Iribar, dentro de San Mamés, posa para Relevo. Relevo/Jon Gárate

 

¿Prefería la Real Sociedad en la final?

Una final Athletic- Real es muy bonita, el ambiente que se crea es increíble. Sin quitarle nada al Mallorca porque se lo han ganado en el terreno de juego.

¿A qué rival le gustaba enfrentarse?

Siempre a los grandes, era un reto. Que tengas enfrente a Di Stéfano, Cruyff… A Johan le sufrí mucho, estaba en una época exultante. Tenía muchos recursos, era rápido, imprevisible, ágil y muy listo, y eso es muy importante.

¿Qué otros delanteros de esos listos recuerda?

Que te la puede liar... había un sudamericano, Ré, que jugaba en el Espanyol y en el Barça, te sacaba de la chistera siempre algo. Me ha gustado enfrentarme a los grandes. Que se me diera especialmente bien o mal… Marcial, del Barça. Ese me hizo varios goles impresionantes en San Mamés. Me daba mucho trabajo. A nivel internacional, George Best era un bicho.

Se lo seguirán planteando, la filosofía del Athletic. ¿Cree que puede cambiar?

Estamos predestinados y cada vez nos estamos preparando mejor en la base, en tipo de entrenamientos, estamos haciendo un gran trabajo de captación. Estoy satisfecho de sobremanera por cómo hemos seleccionado a los porteros. Todo el mundo habla de Unai, ¿y de Julen, que será el portero en esta final de Copa? Estamos muy contentos con ellos, son jóvenes, pero parecen veteranos.

¿Y qué otros porteros le gustan?

En el Madrid, Barça y Atleti son los tres muy grandes porteros. Courtois, Ter Stegen, Oblack… Son diferentes pero muy buenos. Tienen físicos diferentes.

A los porteros de su generación no se les exigía lo mismo que a los de ahora.

Nos dejaban ser más nosotros mismos, era muy habitual, era lo que habíamos vivido. Estaba permitido acosar al portero así que lo primero que hacíamos era darle una patada hacia adelante y el balón iba donde iba. A mí por naturaleza me salía sacarla con la mano, tenía precisión, sobre todo para dársela a los extremos, sorprender y llevar a cabo los contraataques. Eso me permitió destacar.

¿Le pone algo nervioso que ahora les pedimos de más?

Lo importante es parar, estoy a favor de que las reglas evolucionen y el portero sea más futbolista. Es un valor añadido al juego del fútbol.

¿Cree que a Kepa le ha podido pesar demasiado la portería del Real Madrid?

Soy muy de Kepa, me gusta su forma de hacer, sobrio, seguro, tiene muy buenas manos. Jugar en equipos donde no te permiten ni un fallo es complicado, pero yo confío mucho en él. Va a demostrar que es un portero de primer nivel.

¿Cómo está viviendo el presente de Unai Simón?

Ya es un porterazo, en los últimos años de aprendizaje le han hecho subir un escalón más, está en plenitud.

Y a partir de los 90, ¿quiénes eran los mejores?

Cuando lo dejé, a los tres años salió Zubi, luego Iker Casillas, que ha sido extraordinario. El nivel en general de los porteros en España ha subido mucho. Los equipos se preocupan mucho de hacer entrenamientos específicos con ellos, cuando dejamos el fútbol tuvimos la suerte de tener un director deportivo como Piru Gainza, que se dio cuenta de que debían tener una atención especial. Cuando acabé mi carrera me ofreció el puesto y hemos creado una especie de escuela. Me fui a Francia y a Holanda donde ya se hacían entrenamientos específicos que aquí aún no se hacían. Yo echaba en falta que algunos entrenadores ponían poca atención en nosotros. Entrenábamos en grupo, pero luego había cosas que había que pulir.

Sobre cómo convencer a jugadores como NIco Williams de no dejar el Athletic. Relevo/Jon Garate

A un chaval como Nico Williams, ¿cómo se le convence para que no deje el Athletic?

Intentando que sientan lo que es esto, esto es una gran familia, además para los aficionados los jugadores son de la familia, de tu casa. El trato es excelente, el Athletic no es moco de pavo, es muy importante en todos los sentidos. El club hace muchos esfuerzos para que estén bien atendidos.

¿Cómo se le podría suplir una oferta millonaria de otro club?

Con mucho cariño. Desde que se levanta hasta que se va a casa, darles el valor que tienen, darle mucho afecto y estar muy cerca de él. Son humanos y tienen todas las necesidades. De vez en cuando hay que decirles que hay un aspecto que mejorar, pero las últimas renovaciones personalmente me han dado mucha alegría, el que estén en el escaparate europeo y se quieran quedar con nosotros.