Jesús Álvarez contó el deporte en las noticias de TVE, pero también se sentó en el banquillo del 12-1 a Malta: "Puse a Rivero a narrar de nuevo porque me parecía el mejor"
El periodista pasó más de 40 años saliendo en pantalla y contando las alegrías y las penas del deporte español.

Jesús Álvarez Cervantes se coló en las casas de los españoles, día tras día, para contar las noticias deportivas en el informativo de Televisión Española. Fueron más de 40 años, siempre vestido de punta en blanco, con un ritmo que formó parte de la cotidianidad para millones de españoles. Aquello podría parecer casi abrazar el destino, pues su padre fue la primera persona en presentar el noticiero en España y su madre también trabajó en la televisión pública.
Resumir su carrera en eso es quedarse corto, pues también fue reportero y entrevistador, conoció a los mejores deportistas y a los más grandes periodistas e incluso fue jefe de deportes de la corporación. Eso llegará en un segundo capítulo, de momento este sirve para compartir otros recuerdos, esos en los que era más tropa que general. Aunque una tropa importante, eso sí, porque él era quien daba la cara por todos los demás.
En tu caso parece casi inevitable que terminases siendo periodista. Era algo muy cercano, muy de tu vida.
Sí, pero llegar al periodismo para mí no fue un procedimiento normal, que podía haber sido. Yo siempre he dicho que soy periodista por genética, pero yo no iba a estudiar periodismo, yo iba a hacer una ingeniería, una cosa de esas, porque ya había estudiado todo el bachiller de ciencias, el COU de ciencias, y en todos esos test psicotécnicos que te hacen todo apuntaba a ingeniero de telecomunicaciones o así. Y todos dijeron, pues esta persona su futuro está en las telecomunicaciones. Lo que no sabían es en qué tipo de telecomunicaciones iba a estar.
Al final fue un poco por las circunstancias, mi padre murió cuando yo tenía 12 años, mi madre cuatro años después, entonces yo me planteé, 'Jesús, tienes que espabilar' porque la situación ya no es como era antes y tienes que hacer cosas, tienes que estudiar algo que te permita trabajar desde el minuto cero para poderte pagar los estudios y para vivir, porque así era la vida. Me decidí por el periodismo porque yo lo había visto mucho en casa, lo había seguido, lo había mamado, como se suele decir, y al final me decidí por el periodismo cuando fui a matricularme. En principio yo seguía con la idea de telecomunicaciones, pero pasé por delante de la Facultad de Ciencias de la Información, algo me atrajo y fui hacia allí en lugar de seguir hacia telecomunicaciones. Me matriculé en periodismo, de lo cual no estoy ni mucho menos arrepentido.
Empezaste en Radio Exterior de España, pero quería preguntarte por aquella primera televisión en la que empezaste...
En el 76 empecé. Era casi blanco y negro. Bueno, no era blanco y negro, pero mis amigos, cuando se enteran del tiempo que he estado en televisión, me dicen, '¿estarías en blanco y negro?'. No, ya era televisión en color, lo que pasa es que en muchos hogares todavía no había televisiones en color, con lo cual al principio me veían en blanco y negro, pero eso ya no era culpa mía, era culpa de los televisores.
Si tú preguntas por Jesús Álvarez lo primero que se viene a la mente es el informativo de deporte. ¿Cómo empiezas? ¿En qué momento te dicen que vas a ser la voz de los deportes?
Pues empiezo porque yo estaba en la radio, mi evolución fue en la radio. Antes de Radio Exterior estuve en una emisora modesta de Madrid que se llamaba La Voz de Madrid, ahí di mis primeros pasos y ahí provoqué el pasar después a televisión, porque había un señor que trabajaba ahí, que se llamaba Joaquín Soler Serrano, un fenómeno de la comunicación, que hacía unas entrevistas fantásticas en un programa que se llamaba A Fondo, en Televisión Española. Él estaba trabajando en la radio, yo le eché una mano durante una temporada, porque él hacía un programa de 7 a 9 de la mañana todos los días, como al final no me pudo pagar, porque no sé ni siquiera si estaba dado de alta en la seguridad social o lo que fuera, pues al final me dijo, 'bueno, algún día te intentaré pagar lo de la radio'.
Y un día, efectivamente, me llamó. Yo estaba estudiando segundo de la carrera y hacía mucho calor en Madrid, un mes de junio de esos que hace una ola de calor tremenda y de repente se aprieta desde primeros del mes. Yo tenía que estudiar y digo, 'bueno, pues voy a dormir, voy a echarme una siesta por la tarde y estudio por la noche'. Y estaba en esa siesta cuando suena un teléfono muy insistente, porque no es como ahora que tienes un teléfono móvil al lado o tienes un teléfono en l mesilla de noche, este estaba en la otra punta de la casa. Yo me levanté, no a regañadientes pero diciendo 'a ver quién me estropea la siesta'. Resulta que era Joaquín Soler Serrano que me dijo 'Jesús ¿te acuerdas que un día te dije que intentaría pagarte lo de la radio?' y yo pensé, mira voy a cobrar algo. 'Pues ese día ha llegado, me han hecho director de un programa de televisión que se llama 7 Días y quiero que seas el presentador'. Y ahí cambió mi vida. Es la llamada que uno siempre espera recibir y a mí me cambió por supuesto mi vida profesional, pero también mi vida personal.
Eras muy joven y salir en televisión en aquel momento significaba ser muy famoso, porque solo había una cadena, la tele era una de las pocas vías de ocio... ¿Cómo llevas ese cambio en tu vida?
Claro, tienes tú razón, era una época en la que salir en aquella televisión, que solo había una en España, pues era prácticamente que te conocieran en todos los sitios. Yo he hecho programas que han tenido 15 millones de espectadores, 15 millones de personas viéndolo, y claro, al principio te chocaba mucho, te llamaba la atención que te mirara la gente, que cuchicheaban, que te señalaban...
Al final ya se normaliza esa situación porque te das cuenta que efectivamente trabajas en un medio donde a la gente le gusta reconocerte, le gusta saludarte, le gusta... te iba a decir, hacerse una foto contigo, ahora sí una foto, antes no había teléfonos que hicieran fotos y nadie iba con una cámara, pero firmar autógrafos he firmado un montón. Al final empiezas a convivir con esa fama que te da el salir en la pequeña pantalla y lo terminas gestionando bien.
¿Qué es lo más complejo en una redacción de deportes como la de TVE?
Bueno, depende del papel, yo creo que cada uno tiene un papel determinado, el editor tiene su papel de dirigir a la gente, el montador te tiene que montar el reportaje, y el presentador al fin y al cabo es el que da la cara por todos. Tienes la gran responsabilidad de hacer bueno el trabajo bueno de los demás, porque si tú tienes una mala tarde o tienes una mala noche puedes estropear el trabajo de mucha gente, pero si tienes una buena tarde o una buena noche, pues seguramente puedes coadyuvar a que aquello sea mucho mejor para todos, incluso salvar algún reportaje que no sea muy allá. Cada uno con nuestro papel, no sé qué es lo más difícil, cada uno te dirá que lo suyo, a mí lo mío, al final como ha sido lo mío, pues no me resultaba tan complicado, pero sí que me llevaba a prestar mucha atención a todo, porque los días que más relajado estás son los días que suceden cosas. Estás tan tranquilo, vas a presentarlo y de repente hay algo se estropea, algo no te entra un vídeo o sucede algo en el último momento que tienes que cambiar toda la escaleta, todo el minutado. Yo siempre decía 'tienes que llegar con tensión al estudio', pero de aquella de sentir las mariposas en el estómago y esas cosas. Luego ya te relajas, cuando estás delante de la cámara y está encendido ese pilotito rojo, pues te tranquilizas y haces lo tuyo, lo que sabes hacer que es presentar o estar ahí o entrevistar.
¿Es mucha presión ser el último de la cadena? Si fallas cuando estás presentando no hay plan B.
Sí, sí, claro, eso era una responsabilidad. Bueno yo tenía primero la responsabilidad del nombre y el apellido, de los apellidos, porque mi madre también había trabajado en la radio, entonces para mí era una doble responsabilidad, el dejarles bien a ellos, el hacer honor al nombre y al apellido, a los apellidos, y después por mis compañeros, por decir, 'oye, no te voy a estropear el trabajo'. Al revés, voy a hacer una presentación magnífica de tu reportaje para que aquello tenga una especial incidencia y una especial repercusión y que la gente esté atenta a lo que va a ver. Entonces era una responsabilidad, pero bueno, yo creo que es asumida y al final siempre intentabas hacer tu trabajo y el de los demás, de poner la cara y de dar la cara. Yo siempre he dicho que he sido el último eslabón de la cadena, pero todos los eslabones de la cadena eran muy importantes.
Se dice que hay cierta adicción a hacer pantalla, no sé si es por la fama, por la celebridad o por el trabajo en sí, gente que lo pasa mal cuando deja esa función. ¿Te ha pasado? ¿Lo has visto a tu alrededor?
Bueno, a mí eso no me ha afectado porque yo he estado 47 años dando la cara y yo creo que mis diez minutos de gloria los tengo ya bastante amortizados. Yo ahora que he dejado televisión, o que televisión me ha dejado, mejor dicho, lo que sí veo es que estás viendo unas imágenes, estás viendo un telediario, estás viendo lo que sea y te pones tú en el papel del que lo están haciendo y tú piensas 'pues yo diría esto, yo haría esto o haría esta pregunta o esto lo enfocaría de esta manera', o sea, estás un poco todavía mimetizado con lo que ha sido tu trabajo durante tantos años. Yo a veces digo 'tranquilo Jesús, relájate que esto ya no va contigo, que esto ya lo hacen otras personas', pero te sale instintivamente.
¿En quién te fijaste?
Yo no he tenido grandes referencias en la tele, a mí no me gustaba una persona concreta, decir 'yo lo quiero hacer como este señor'. Yo lo que sí hacía, lo que procuraba, era coger lo mejor de cada uno. Oye, pues mira, a este me gusta cómo lleva la corbata o cómo se pone la chaqueta o cómo mira la cámara. Este me gusta cómo improvisa, este me gusta cómo da paso a no sé qué. O sea, yo intentaba aprender un poco de todos para intentar hacerlo lo mejor posible, ser una perfección en todo, en la forma de vestir, en la forma de mirar, en la forma de comunicar, en la forma de dar paso a los diferentes reportajes y esas cosas.
Estuvo aquí Sergio Sauca y nos comentaba los sacrificios a los que obliga la televisión cuando sales en pantalla. Se ha hablado mucho de esa esclavitud de la imagen para las presentadoras, pero en los hombres también se da en cierta medida, porque además, la televisión no da una imagen fiel, suele distorsionar un poco, poner kilos por así decirlo. ¿Te ha pasado?
Sí, a mí luego cuando me ha visto la gente en persona, sí que la imagen es diferente a lo que ven en la tele, porque me han dicho, eres más alto, eres más bajo, estás más gordo, estás más delgado... siempre tienen una percepción de ti que a lo mejor no se corresponde con la realidad. Y no sé por qué, porque yo siempre he intentado ser el mismo, a mí no me han cambiado las circunstancias, siempre he sido yo, que fue de las primeras cosas que aprendí, de las únicas que aprendí, porque a mí nadie me dijo cómo me tenía que vestir, cómo me tenía que poner delante de la cámara, cómo tenía que hacer una entradilla, cómo tenía que hacer una entrevista.
Lo vas aprendiendo con el tiempo, Eso es como en la mili, el valor se le supone. Pues si te ponen ahí delante de una cámara, se supone que sabes hacer lo que estás haciendo. Pero yo no he tenido así ninguna referencia de decir, 'pues tienes que hacer esto, tienes que llevar una camisa blanca o una camisa azul, una chaqueta no sé cómo, no puedes llevar tan largo...', por cierto que lo llevo bastante largo ahora, pero bueno, quizá porque tampoco ahora te fijas mucho o me preocupa mucho la... No es que no me preocupe la imagen, yo procuro ir siempre como la gente me ha conocido en televisión. Primero porque me siento a gusto con este vestuario. Es curioso porque a veces estamos en algún sitio, en alguna tertulia, en alguna cosa y bueno, cada uno va como va. Yo siempre suelo ir chaqueta, corbata y tal. Y yo, pues si alguno va en vaqueros o va en camiseta, digo 'no se preocupen, no es que desentone este señor, el que desentona soy yo, pero yo es que duermo así, duermo con traje y tal', para desmitificar un poco el tema.
En esas cosas siempre he he pensado, 'bueno, soy la imagen de Televisión Española, o soy una parte de la imagen de Televisión Española, y a mí me tiene que ver la gente por la calle como me ve, como ve en la pantalla'. A mí desde pequeño me enseñaron que con una chaqueta y una corbata no te equivocabas nunca, con lo cual yo creo que si entramos en las casas de la gente sin pedir permiso, pues que menos que ir de una manera bien vestido, elegante. También eres un poco la imagen de televisión, es decir, la gente puede pensar 'pues vaya elementos tiene televisión de trabajadores que van con las pintas que van'. Eso yo lo llevo siempre a gala y además siempre me ha gustado vestir así. La gente ve que eres un trabajador de esa casa y que vas vestido correctamente o elegantemente, o de una manera que, bueno, que son muchos más los que te aplauden que los que no.
¿Cómo es la dinámica con el presentador del informativo? Tú has estado con Ana Blanco, con Matías Prats, con un montón de gente.
Fíjate una cosa. La información deportiva es la única información de todas que tiene un especialista. Tú tienes una persona, tienes a Ana Blanco, tienes a Matías aunque él menos, porque también ha tocado el tema de deportes, tienes los presentadores que hay ahora... uno es el que hace la información general y hay un especialista que te habla de deportes. Eso quiere decir que el deporte tiene una importancia considerable en lo que son los informativos, en lo que es la televisión. Necesitas una persona que sepa y que esté preparada para hacer la información deportiva y una persona que tiene amplios conocimientos, se supone, de todo lo que está hablando, que es el que presenta el resto de las cosas. Eso quiere decir que el deporte interesa, que está considerado. No siempre ha sido así, porque en televisión, cuando empecé, no había más de un minuto de noticias de deportes en los telediarios, tenías que contarlo todo muy deprisa para que te diera tiempo a contar muchas cosas. Los telediarios duraban 30 minutos, no es como ahora que duran 45 o casi una hora, yo he hecho telediarios de una hora, en donde hemos tenido bloques de deportes de 15 minutos, pero al principio era un minuto y además tenía que ser noticia, olvídate de contar lo que ha pasado en el entrenamiento del Madrid, del Barça, de la Selección española, ahí había que dar noticias puras y duras. Además yo siempre he tenido unos implacables jefes que te lo exigían así.
Estar en el estudio a diario implica no haber estado con tanta frecuencia siguiendo el día a día de los deportistas, aunque tú también fuiste reportero. ¿Lo has echado de menos?
Es que yo he hecho de todo, la gente puede tener de mí la imagen de que presentado el deporte de los telediarios, pero yo he hecho reportajes, he estado en entrenamientos he hecho entrevistas, he hecho reportajes, he hecho transmisiones, he vuelto a hacer estudio, he vuelto a hacer reportajes, o sea, mi vida ha sido como en economía, las crestas y los valles. He hecho de todo y todo me ha gustado he sido, en ese sentido, un periodista completo en deportes. ¿Con qué me he sentido identificado, qué me ha gustado más? Pues seguramente con lo de presentar el bloque de deportes, que ojo, que muchas veces lo hemos hecho fuera también de los estudios, cuando hemos ido a la Selección española, cuando hemos hecho un Mundial, unos Juegos Olímpicos, nos hemos desplazado con los deportistas o nos hemos desplazado a los lugares donde se producía ese acontecimiento, entonces hemos estado ahí también. Y yo en ese sentido me he sentido igual de satisfecho haciéndolo en el estudio que haciéndolo fuera.
El Jesús Álvarez reportero sale, por ejemplo, en el 12-1 a Malta, un partido mítico. Tú eres la persona que entrevista a los jugadores tras la victoria. ¿Qué recuerdas de aquello? A los más jóvenes les puede sorprender que hubiese un periodista donde tú estabas.
Bueno, además te voy a decir una cosa, es que antes éramos tres y el de la guitarra, como vulgarmente se dice, porque es que éramos pocos los que estábamos ahí, no era como hoy día, que hay muchos medios, de lo cual yo me alegro, y hay muchas personas que trabajan ahí, que están a pie del cañón. Antes había una televisión, que era Televisión Española, tres o cuatro emisoras de radio, como mucho, y no siempre había una persona de esa emisora de radio a pie de campo, y luego los medios escritos que estaban en la grada, con lo cual abajo éramos dos o tres. Alguna vez teníamos que camelarnos a algún árbitro para que nos dejara estar por allí, porque en teoría no se permitía, pero nos metíamos en el banquillo.
Yo en el 12-1 de Malta estuve en el banquillo la mayor parte del partido. Y se podía trabajar de otra manera. Yo ahora, cuando me dicen los compañeros, los reporteros que van a cubrir los entrenamientos del Madrid, que estás detrás de una cristalera los 15 primeros minutos y que luego te echan una persiana y te quedas sin saber nada más de lo que pasa... yo he hecho ronditos con los compañeros de la radio y de los periódicos en la ciudad deportiva del Madrid cuando estaban entrenando los jugadores. Nosotros hacíamos un rondito, nos dejaban un balón los propios jugadores y mientras nos entreteníamos haciendo el rondo. ¿Que sucedía cualquier cosa? pues enseguida estábamos ahí, pero estábamos ahí también nosotros distraídos con nuestros ronditos, haciendo nuestras cosas, y no había los tropecientos mil que hay ahora, siguiendo entrenamientos y siguiendo todo y que, claro, todos quieren entrevistar a la figura, todos quieren entrevistar al entrenador, todos quieren... es imposible. Yo entiendo que ahora es imposible, pero esa cerrazón que tienen ahora los clubes, que te cierren a los 15 minutos que te cierren una persiana que ya se acaba el entrenamiento, pues me parece un poco duro.
¿Guardas futbolistas amigos de esos años?
Sí, sí claro que sí y relación que he mantenido a lo largo de los años, cuando nos vemos hay grandes recuerdos, abrazos y estas cosas, porque hemos formado parte de su vida y ellos han formado parte de la nuestra. Es que hemos estado casi todos los días ahí con ellos a pie de campo, mientras ellos entrenaban, pues nosotros haciendo la información. Entonces se creaba un vínculo especial, no han sido pocas las veces que tanto en el Madrid como en el Atlético, que eran los equipos que estaban en Primera entonces, pues terminaba el entrenamiento y nos íbamos a tomar el aperitivo con los jugadores. En el Atlético igual, era una relación totalmente diferente a la que hay hoy día. Insisto, también por el hecho de la magnitud que hay ahora de medios y de personas que cubren un simple entrenamiento.
¿Con quiénes tenías más relación? Porque claro, vuestra relación era estrecha.
Bueno, pues es que con muchos. Además ha pasado una cosa, por ejemplo en mi caso, que como era la única televisión que había, me conocían todos. Entonces yo tenía muy buena relación con todos, porque no hacía falta que me presentara, todos me conocían.
Tenía muchas relaciones con el Madrid en la época de Juanito, Santillana, ¿quién más había por ahí? Stielike, Tendillo, Bonet... una serie de jugadores que éramos como primos, nos conocíamos todos y todos teníamos buena relación. Y en Atlético de Madrid comía con Marcos Alonso, antes de que se fuera al Barça, con Kike, con Rubio, con Arteche, con Leivinha, con Dirceu, una serie de jugadores que eran figuras en aquella época. Futre es uno de mis mejores amigos en la actualidad, por ejemplo, el delantero del Atlético de Madrid. Era otra historia, yo entiendo que era una época diferente, pero yo me alegro mucho de haber podido vivir en esa época, que además nosotros la relación que teníamos era una relación personal. Hoy día, vamos a ver, los chavales hoy día o los periodistas, ¿qué agenda tienen de jugadores?
Yo tenía los teléfonos de todos los jugadores, porque se los había pedido personalmente y habíamos congeniado y habíamos estado un día tomándonos un café, una Coca-Cola, una cerveza, un aperitivo y tenías esa facilidad de estar con ellos, de llamarles, a teléfonos de casa que no había móviles ni nada de esto. Quiero decir que todos los contactos que pueda tener en mi teléfono, muchos han sido del vis-a-vis, de hablar con ellos personalmente. Hoy día no sé cómo se apañan las nuevas generaciones o de dónde sacan los teléfonos o los contactos, pero seguro que no tienen tantos contactos ni tantos números como teníamos nosotros.
Quería preguntarte por José Ángel de la Casa, que era el narrador de los partidos importantes como hoy es Juan Carlos Rivero. Entiendo que es importante en el equipo, una figura especial. Tú estabas abajo en el campo, narrando estaba José Ángel de la Casa. ¿Es difícil ser narrador?
A ver, primero tiene que saber narrar, obviamente, tiene que contar las cosas bien y luego hay de todo, hay gente que es más impulsiva, gente que es más tranquila, más lineal y otros que se exaltan mucho. A mí me parecen válidas todas si tú identificas perfectamente a los jugadores y cuentas cosas importantes que suceden en el campo.
José Ángel de la Casa era un poquito más reposado, más lineal. La única vez que le he visto emocionarse fue cuando metió Señor el gol número 12 a Malta. Todo lo demás ha sido, 'lleva el balón fulano, chuta y gol'. Y hay otros que decían, 'Entra en la frontal del área, tira y gol, gol, gol' [en ambos casos, narra]. Hay de todo, desde el que está desde el minuto cero, desde que empieza el partido, chillando ya a otros que son mucho más tranquilos, reposados.
El tempo televisivo es muy diferente al de la radio. En la radio tienes que suplir con el verbo lo que no tienes en la imagen. Pero ahora nos hemos acostumbrado a todos a narradores que escuchas en la radio, que parece que, claro, como ahora todo el mundo sigue los partidos por la tele y le quita el sonido... hay muchos que cuando vas en el coche te dicen, 'ahí lleva la pelota', ¿pero ahí dónde, dónde, por Dios? dime dónde está la pelota. Sitúame al jugador. Antes me acuerdo que eso lo bordaba Matías Prats abuelo, ya no le digo ni padre, el abuelo, cuando hablaba de la posición teórica del medio volante izquierdo, de la frontal del área perpendicular al poste izquierdo y a unos 10 metros de la diagonal, de no sé qué... eran situaciones que te colocaban exactamente, te decían dónde está el balón, ahora te dicen eso, 'ahí lleva la pelota'. Lo mismo que digo en una transmisión televisiva, ya sé dónde lleva la pelota. Tú no me puedes decir lleva el balón con la pierna izquierda porque ya lo estoy viendo. Cuéntame otra cosa, cuéntame otra historia diferente, pues va a pasar o ha pasado y se incorpora, que ustedes no lo ven, pero lo van a ver ahora, que se está incorporando el carrilero, el lateral izquierdo, seguramente para recibir el balón. Bueno, pues son cosas que tienes que saber discernir, dónde estás.
¿Te gusta Juan Carlos Rivero? Es bastante polémico.
Me acuerdo cuando yo fui director de deportes Juan Carlos Rivero no estaba haciendo las transmisiones de los partidos, sobre todo de la Champions, los estaba haciendo Sergio Sauca pero a mí me resultaba más atractiva seguramente la manera de contarlo de Juan Carlos Rivero. Y yo le volví a poner en los partidos de la Selección, de la Champions, porque me parecía que era el que mejor narraba. Es una cuestión de gustos, yo tampoco digo que Sauca lo hiciera mal, pero a mí me gustaba más Rivero, y alguna prerrogativa tenía que tener ser el jefe de deportes, poner el que en ese momento tú creías que era el mejor en esos momentos, narrando. Con todo mi respeto para Sergio, que también lo ha hecho muy bien, pero a mí me gustaba cómo lo hacía Juan Carlos Rivero. Y creo que lo sigue haciendo muy bien. No sé la polémica de dónde sale.