FÚTBOL

Jokanovic: "Me ha sorprendido Scaloni, no sé cómo lo ha hecho"

El entrenador del Dinamo de Moscú analiza en Relevo el fútbol actual, el éxito de su excompañero en el Dépor y cómo es trabajar en Rusia.

Slavisa Jokanovic es entrenador del Dinamo de Moscú. /
Slavisa Jokanovic es entrenador del Dinamo de Moscú.
Lorena González

Lorena González

Tras su paso por nuestro fútbol, el Oviedo de Antic y el Súper Dépor, Slavisa Jokanovic (Novi Sad, Yugoslavia, 1968) se inició en el banquillo del Partizan hace ya quince años. Desde entonces, su periplo como entrenador le ha llevado a Tailandia, Bulgaria, Israel, Inglaterra, Catar y ahora, Rusia. Logró ascender a la Premier tanto al Watford como al Fulham, y en la actualidad dirige al Dinamo de Moscú, un equipo joven donde, por ahora, el contexto ruso no le impide mantener su ideal de fútbol.

El técnico serbio sabe muy bien lo que es trabajar en contextos difíciles. Sobre ello, cómo le afectó la guerra en la Antigua Yugoslavia, su carrera en España, el estilo de juego que él defiende y hacia dónde va el fútbol, charla en Relevo.

Durante su infancia, en la antigua Yugoslavia, ¿había directrices especiales para jugar al fútbol?

No nos marcaban cómo jugar al fútbol, al fin y al cabo, mi generación jugaba en la calle y yo empecé bastante tarde, con casi 14 años. Antes, estuve jugando a baloncesto también. Hoy en Serbia los niños juegan muy poco en la calle, hace poco volví al parque de siempre y no vi a nadie. Todo esto puede cambiar al futbolista, ahora la infancia de mi hijo es diferente, por ejemplo. Antes no me acompañaban mis padres a los entrenamientos, me levantaba e iba solo, ahora si no les llevas es como si fueras un mal padre.

¿Cómo marcó en usted alguien como Radomir Antic?

Le conocía sólo de nombre hasta que me fichó en el Oviedo. Tuvimos una relación muy buena, nos convertimos en amigos. Con 25 años vivía muy cerca de él, me enseñó muchas cosas de esta profesión y de la vida. Le visitaba mil veces en su casa, con él se podía charlar de todo. Manejaba y conocía cualquier tema. Intenté absorber todo lo que pude, era un debate continuo sobre fútbol, tenía interesantes ideas, aunque no estuviéramos siempre de acuerdo.

¿Cómo vivió el conflicto yugoslavo?

Fue muy desagradable, pero afortunadamente no afectó de forma directa a mi familia. Eran cosas que sólo te crees que pasan en las películas, pero la vida real es más cruel. Intenté abstraerme y centrarme en mi profesión, intentaba no perder el foco y mejorar en el fútbol. Fui capaz de hacerlo, ahora con 54 años entiendo que hay muchas cosas que no están en mis manos. Pensaba en céntrame en lo que sí, y en cómo sacar a mi familia adelante.

Jokanovic: “Me ha sorprendido Scaloni, no sé cómo lo ha hecho”

¿Lo hablaba con los compañeros de su generación?

Jamás tuvimos un problema entre nosotros. Al llegar a Oviedo tenía compañeros croatas y luego llegó Prosinecki. Ambos habíamos jugado en las inferiores de Yugoslavia. No discutíamos sobre quién tenía razón, nuestra relación no dependía de lo que pasaba en nuestros países. Claro que llevamos dentro lo vivido, pero esa desgracia no influyó en nuestra amistad.

¿Qué recuerdos guarda del Súper Dépor?

Jugué más de lo esperado, teníamos un equipo con muy buenos jugadores. Irureta recibió críticas por cómo llevaba el grupo, pero tenía suficientes conocimientos para hacerlo. Toda la ciudad estaba volcada en el Dépor. Teníamos campeones del mundo y otros futbolistas con mucha calidad. Aquello me benefició mucho. Si jugaba Naybet, Mauro, Djalma o Makaay, cualquiera funcionaba. Tuve mucho feeling en el campo. Me impresionó siempre mucho Djalminha. Era un artista, una estrella. Si hubiera pasado por Madrid o Barça, lo recordarían de otra manera. Era un superdotado y competitivo, algo indisciplinado fuera del campo, pero a la hora de la verdad era el primero en poner todo en el campo.

Usted defendía a Irureta incluso cuando no le ponía de titular, ¿cierto?

Yo fui con 32 años a Coruña porque Jabo me quiso, pagaron mucho dinero por mí. Entendía que antes o después me iba a tocar jugar, así que no me enfadaba si no lo hacía. No era alguien muy querido en el vestuario, pero les decía a mis compañeros que teníamos un entrenador con mucha experiencia, que con los años seguro que se acordarían de otra manera. Se consiguió algo muy grande y ahora le damos más valor.

¿Empezó a plantearse por entonces lo de los banquillos?

En aquella época aun no pensaba en ser entrenador. Luego me animaron para empezar con los cursos, aprender idiomas… Porque después del fútbol llega otra vida. Al año de retirarme me tomé todo más en serio y ya llevo 15 años como entrenador. Hasta entonces no tenía la claridad de si yo valía o no para ello, era jugador y sólo pensaba en ese rol. No abría mi campo de visión, pero mi posición en el medio campo también me permitía observar lo que sucedía a mi derecha, izquierda, delante y detrás. Eso me ha servido mucho después.

¿Lionel Scaloni tenía madera de entrenador?

No, en aquella época era imposible pensarlo, era muy joven, alegre, competitivo, muy argentino, su posición de lateral derecho la solía ocupar más Manuel Pablo, pero era interesante ver que, aunque jugara sólo dos minutos, lo daba todo y no se notaba que no era titular. Me ha sorprendido su nueva faceta como entrenador, la vida cambia y uno crece. Ahora es campeón del mundo.

¿Cómo cree que Scaloni ha podido conseguir la credibilidad de sus jugadores sin haber entrenado?

Es importante la experiencia, pero por esa regla de tres, los entrenadores tendrían 70 años. Tienen un vestuario con varias estrellas y todos le quieren, con gente joven, otros con experiencia… No sé cómo lo ha hecho. Ha formado un grupo perfecto. Va a pasar a la historia además por cómo le jugaron a Francia, es la mejor final que yo recuerdo.

¿Usted cómo intenta ganársela?

La credibilidad y el respeto se pueden ganar siendo dictador o con tus conocimientos, que ellos sepan lo que estás haciendo. Asustar sólo sirve a corto plazo, yo prefiero aportarles tranquilidad y creencia. Si notan que les estás ayudando, puedes conseguirlo.

¿Se considera un entrenador cercano al jugador?

No, no lo soy. Yo siempre tengo la misma expresión en mi cara, no muestro especialmente mi tristeza o alegría, es mi naturaleza, aunque por dentro ocurran muchas cosas que ellos no ven.

¿Cómo le llega entonces a sus futbolistas?

Con tiempo. Nunca me presenté a un futbolista como si fuera su padre, ya tienen el suyo. Sólo me ofrezco por si necesitan algún consejo para su vida profesional o privada. Dejo que sean ellos los que se acerquen si quieren, darles espacio para que tomen sus propias decisiones de una forma natural.

¿Lo más importante es la idea de juego que tiene?

Lo importante es ser pragmático, con la idea pueden morir Guardiola y tres más, que pueden adaptar el modelo que quieren a sus jugadores. Mi modelo depende del equipo que tengo en las manos. Si me preguntas a qué quiero jugar te digo otra cosa, pero juego a lo que mi equipo puede. En cada proyecto he ido cambiando, cada país… Creo que es bueno ser observador y saber cuál es lo máximo que puedes sacar, a veces puede ser acabar décimo quinto y que sea algo inmejorable. En el Fulham hubo un momento en el que tuvimos un estilo impensable en Championship, pero es porque contábamos con jugadores de ese estilo. Otras veces con un balón largo y una segunda jugada, podíamos ser más prácticos.

"Lo importante es ser pragmático, con la idea pueden morir Guardiola y tres más"

Slavisa Jokanovic Entrenador del Dinamo Moscú

¿Hay demasiada teoría y poca práctica?

Jugar bien a la pelota es ganar partidos. Luego hay maneras para encontrar cómo ganar el partido. Ahora existe el debate de si el tiki taka ya no sirve, pero si España hubiera ganado a Marruecos en los penaltis y pasado después a semifinales no se estaría discutiendo. A mí España no me decepcionó. Se trata de un grupo muy joven, por lo que creo que en los próximos años harán un papel muy importante en competiciones mundiales. No se trata de morir con la idea, aunque tampoco me pareció mala la que tenía Luis Enrique para este Mundial. Seguro que sirve más de cara al próximo, que ya habrán pasado cuatro años.

¿Teníamos equipo para mantener esa idea o fuimos esclavos de ella?

España no jugó mal al fútbol. Hubo un momento en el que no había suficiente espacio para hacer ocasiones. Pero no veo a ese equipo hecho para jugar a la contra o para poner un autobús cerca de su portería. Se eligió una manera de jugar y tenía los futbolistas propios para ello. El trabajo de Luis Enrique beneficiará al próximo seleccionador, que seguramente se llevara algún premio de los que a Luis Enrique no le dio tiempo a conseguir. No creo que España necesite un cambio brusco. El nuevo seleccionador conoce la casa y mi previsión es que el estilo va a ser igual con algunas modificaciones para tener más ocasiones de ganar los partidos.

¿Qué adoptaría en España del futbol inglés?

El fútbol inglés es más rápido y directo, así que habría que buscar una mezcla con todo eso. No dejar de tocar la pelota, pero sin fuerza ni rapidez no se puede jugar al fútbol. Está evolucionando y tenemos que adaptarnos. En los últimos años, el fútbol español ha aportado mucho a la Premier para crecer. El Barça ha fichado jugadores fuertes y rápidos para encontrar solución a esa faceta.

En su última temporada en el Fulham, ¿costó demasiado que aceptaran ese modelo ofensivo?

Competir en Championship y en la Premier es distinto, el fallo se paga más caro en primera. Nos costó cambiar ese estilo, lo intenté yo, Ranieri, etc. Pero era un proceso complicado. Eso pasó hace cuatro años y de aquel entonces sólo queda un futbolista.

¿Está tardando en llegar la oportunidad de entrenar en España, a pesar de su arraigo con nuestro fútbol?

Nunca me llegó una oferta de aquí, sí hubo rumores y otras opciones que rechacé. Mientras tanto, no tengo tiempo de llorar ni de quejarme porque estoy contento con mi vida. Estoy preparado para escuchar ofertas y creo que tarde o temprano me llegará la opción de entrenar en España. Y si eso no ocurre, seguiré ejerciendo en cualquier parte del mundo. Me resultaría más cómodo entrenar a Madrid o Barça, pero nunca se sabe (se ríe). Ahora estoy disfrutando. Mis raíces son las de mi país de origen, pero los años más importantes de jugador fueron en España.

La experiencia en lugares como Balcanes, Israel… ¿Le ha ayudado como entrenador a manejar contextos como el actual?

Tenemos un entrenador español en el Spartak de Moscú (Guillermo Abascal) que no tiene ese tipo de experiencia y está haciendo muy buen trabajo. Al final se trata de concentrarse en lo que estás y empujar en la dirección correcta para ganar más partidos. A eso me dedico. En lo demás no puedo influir.

¿Se trabaja de una forma especial en una situación como la de Rusia?

El contexto en nuestra profesión siempre es difícil, pero todo nuestro staff intentamos tener un grupo sano, que esté preparado para competir. Hacemos cosas naturales como en cualquier club. No hay una gran diferencia entre países, depende más de los jugadores que tengas y las herramientas que el club te pueda ofrecer.

Por último, ¿cómo definiría a Modric?

Sin ninguna duda es el mejor jugador de todos los tiempos de la región balcánica. Se hablaba de Savicevic, Boban, Suker… Pero Modric ha ganado el concurso.